jueves, noviembre 22, 2007

Amestoy, Concha Piquer, entre el vino y la cerveza...

jueves 22 de noviembre de 2007
Concha Piquer, entre el vino y la cerveza…
Alfredo Amestoy
L OS grandes debates nacionales, si no se han resuelto sí se han planteado a través de coplas y de tonadillas. A base de canciones se ha discutido si “libertad con ira o sin ira” y al famoso “no pasarán” Celia Gámez contestaba desde los escenarios “ya hemos pasao”… En tiempos más recientes, ni Isabel Pantoja, ni la llorada Rocío Jurado, han entrado en controversias políticas o sociales; ni siquiera en un tema tan discutido como el divorcio. Se han limitado a considerar qué deben hacer las mujeres en el caso de la bigamia masculina, o lo que es lo mismo, en el supuesto de un triángulo…“equilátero”, cuando el problema es… “la otra”. Esta cuestión, tan vieja como el mundo, ya la había contemplado la gran socióloga de la copla en alguna de sus más de quinientas canciones con argumentos de gran calado. Sin ir más lejos, y a propósito del calado, Concha habla del turismo – o de la inmigración - cuando se refiere a alguien que “vino en un barco de nombre extranjero”… Las canciones de Concha son todo un tratado de antropología, de historia e incluso de economía y ponen sobre el tapete una gran diversidad de opciones y alternativas que reflejan los muchos dilemas que nos preocupan a los españoles. Por ejemplo: el del vino y la cerveza. La gran Concha, que cierto es fue la primera en recibir en su casa de Madrid a Rocío Jurado, cuando la niña llegó de Chipiona a la conquista de la capital, y no tan cierto lo que se cuenta de que, al oírla cantar, sintió la Piquer celos y la despidió con cajas destempladas, dedica elogios tanto a la cerveza como al vino. Si en “Tatuaje” no encuentra mejor comparación que la cerveza para describir los cabellos rubios del guapo mozo, prefiriendo el prodigioso color del jugo de la cebada y el lúpulo, al color del propio oro, referente tradicional del amarillo más seductor, es en otra canción “En tierra extraña”, donde Concha entona una de los más bellos homenajes al vino español, ”al vino de nuestra tierra”, que en una noche de Navidad, la Piquer compra en Nueva York y, por culpa de la Ley Seca, ha de agenciárselo en una farmacia como si fuera una medicina… Los aficionados a la cerveza o al vino, o a los dos, porque ambos son dos excelsos regalos de los dioses, veríamos con buenos ojos que la gran tonadillera valenciana recibiera a título póstumo la “Estrella de Oro”.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4274

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