lunes 5 de noviembre de 2007
Negocios con Marruecos Alberto Míguez
Más de ochocientas empresas españolas están instaladas en Marruecos.
Algunas de ellas tienen cierta envergadura, otras son simplemente simbólicas. Pero en este gran galimatías comercial se descubre fácilmente una voluntad siempre renovada de establecer con el “amable del sur” relaciones progresivamente mejores y más intensas en todos los terrenos. En principio, Marruecos debería ser para España un mercado natural y cada día más fácil. Pero la cosa es complicada y lo será cada día más.
Por supuesto, entre España y Marruecos hay problemas de cierta gravedad que tardarán años en ser resueltos: la emigración clandestina que no para porque alguna de las partes se niega simple y llanamente a poner en marcha un sistema antimafia que acabe de una vez con los grupos que viven del traslado clandestino de trabajadores desesperados. Estas mafias tienen una relación muy estrecha con el también complicado mercado de la droga.
Marruecos sigue siendo el primer productor mundial de cannabis y esta realidad no podría implementarse sin el apoyo de ciertos sectores de poder ligados a las mafias y a otros grupos clandestinos.
Los marroquíes son la colonia de emigrantes más numerosa y poderosa de cuantas hay en España. Probablemente, entre legales e ilegales superan el millón de personas. Una parte importante de las partidas en dinero y medios que alcanzan Marruecos proviene de esta emigración muy laboriosa que se parece bastante a la ecuatoriana o salvadoreña en Estados Unidos.
Con dificultades y lentamente, los emigrantes marroquíes se van adaptando lentamente a las costumbres y forma de vida españolas. Esta adaptación no siempre es fácil porque en ella intervienen aspectos especialmente delicados de carácter religioso, cultural, social y político. Pero antropólogos y sociólogos son taxativos: en menos de veinte años el proceso de adaptación e integración será una realidad irreversible.
Países como Francia, Bélgica y Alemania tienen también importantes colonias marroquíes de emigrantes, pero en modo alguno son comparables con las que están instaladas en España.
Las realidades económicas y políticas que separan al Marruecos real de sus fronteras exteriores son espectaculares. Sólo dos países se parecen a los “dos Marruecos”, las dos Coreas, pero incluso la comparación es irritante.
El reciente viaje oficial del presidente francés Sarkozy a Marruecos ha concluido con una agenda de proyectos y ventas que van desde un tren de gran velocidad al poco probable pero animador de un túnel a través del Estrecho.
Por supuesto, para la economía francesa Marruecos es la querida ex colonia que cuenta con todos los apoyos y facilidades. Ése será inevitablemente un gran terreno de enfrentamiento y disputa con España. En este aspecto, Francia le lleva a España gran ventaja y no pocos medios. En los próximos años españoles y franceses lucharan abiertamente por acceder a sectores, capítulos, recursos, medios y facilidades de compra y venta.
Es algo inevitable y para nada sirve ahora lamentarlo. La batalla será difícil pero unos y otros, a un lado y otro del Estrecho, tendrán que librarla a cara de perro.
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=05/11/2007&name=miguez
domingo, noviembre 04, 2007
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