lunes 5 de noviembre de 2007
Musharraf cita a Lincoln Inocencio Arias
Aunque Pakistán esté en el quinto pino, en el mundo global en que vivimos todo cuenta, y resulta que ese país es una importante nación islámica que, entre otras cosas, desempeña un papel capital en que Afganistán no se transforme de un avispero en un polvorín. Hay 26.000 soldados occidentales en tierras afganas, entre ellos un contingente español que ya tuvo bajas.
En Afganistán hay una guerra y Pakistán, con entusiasmo intermitente, es nuestro socio. Por todo esto, y por más razones, la declaración de emergencia del presidente Musharraf en Pakistán, un segundo golpe de Estado según algunos, preocupa en Occidente y pasa a portada de periódicos.
Musharraf, que llegó al poder hace nueve años por vías no democráticas, suspende ahora la Constitución, detiene a jueces y abogados, aplaza la celebración de las elecciones de enero, silencia a diversas televisiones, etc. Sus numerosos detractores —la señora Bhutto declara que es el día más negro de la democracia— aducen que actúa autocráticamente ante el temor de las elecciones y de que el Tribunal Supremo, con el que está enfrentado, ponga dificultades a su candidatura. En su justificación de la emergencia, el general presidente ha acusado acerbamente a los jueces, que vienen sistemáticamente, según él, poniendo en libertad a incontables terroristas sembrando la angustia en las fuerzas armadas y en las del orden. El país, sigue, estaba en una peligrosa coyuntura y había que cortar de raíz esta situación. Tratando de legitimar su decisión ante su aliado más espléndido, es decir, Estados Unidos, que ha enviado ayuda por valor de 11.000 millones de dólares desde el 2001, Musharraf ha estimado conveniente citar a Lincoln, que en una carta durante la Guerra Civil, en la misma que proclamaba “si la esclavitud no es mala, nada es malo”, escribía al suspender numerosas libertades: Mi juramento de respeto a la Constitución me imponía salvar al gobierno y a la nación. ¿Era posible perder la Nación y preservar la Constitución?
El paralelismo no habrá sido apreciado en Washington, que ve derrumbarse el guión ideado para la transición pakistaní: unas elecciones que dieran un poder compartido por Musharraf y la señora Bhutto, dos personalidades no adversas a la política estadounidense. El New York Times dice que surge una pesadilla en el horizonte de la política norteamericana actual: un dictador militar apoyado por Estados Unidos en un país de creciente inestabilidad y poseedor del arma nuclear.
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=05/11/2007&name=arias
domingo, noviembre 04, 2007
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