miercoles 2 de julio de 2008
Y después del Manifiesto, ¿qué?
CÉSAR ALONSO DE LOS RÍOS
Ha coincidido la aparición del ensayo de Fernando García de Cortázar, titulado «Lenguas fieramente humanas» («El Noticiero de las Ideas») con el lanzamiento del Manifiesto por la Lengua Común. Debo confesar que si la reflexión del historiador ha provocado mi plena adhesión, el Manifiesto me ha hecho ponerme en guardia, a pesar de que por él discurran las ideas que vengo defendiendo hace muchos años en relación con las políticas lingüísticas. El primero de los textos me dejó en la melancolía, pero no me creó nuevas frustraciones, que es lo que cabe esperar de una acción política montada sobre los personalismos y abandonada a la improvisación. Porque, ¿para qué podría valer este manifiesto si no es para frenar y reconvertir las políticas lingüísticas que vienen imponiéndose en el País Vaso, Galicia, Cataluña y Baleares desde hace más de tres décadas?
Cuando entre todos hemos permitido el pudrimiento de un problema tan grave para la libertad y la convivencia, un manifiesto es una acción muy barata, demasiado cómoda y posiblemente inútil. Ni las conciencias pueden satisfacerse con una firma, ni los ciudadanos deber ser utilizados para el mercadeo de los exhibicionistas de lo obvio ni se puede llegar a contradicciones tan insoportables como colaborar con los mismos partidos que tienen la responsabilidad de haber creado tanta mierda... Por supuesto, en casos como este son obligadas acciones de intervención.
Hace unos días aludí a la liquidación del bilingüismo que supuso la «normalización» del catalán. Hoy quiero recordar que cuando Krutwig colocó el arma del idioma junto a las pistolas cabía ya imaginar que la erradicación del castellano iba a producirse en paralelo a los asesinatos de ETA. Entonces habría sido necesario el Manifiesto, pero, para algunos de los firmantes de este, eran tan adorables los nacionalistas y los etarras estaban tan justificados por el propio «terrorismo estructural de la Nación española»...
Y aún hoy, ¿acaso no es una broma siniestra reivindicar el derecho al castellano y, al tiempo, defender los pactos con los nacionalistas periféricos?
http://www.abc.es/20080702/opinion-firmas/despues-manifiesto_200807020249.html
miércoles, julio 02, 2008
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