miercoles 29 de julio de 2008
Picaresca democrática
Disminuir tamaño del textoAumentar tamaño del texto Miércoles, 30-07-08
M. MARTÍN FERRAND
TENGO la creciente sensación de que nuestra democracia, que nunca fue fornida, se nos vuelve más enclenque y debilucha. Quizá sea un efecto de los calores veraniegos; pero lo que pasa, y sobre todo lo que no pasa, parece darme la razón. Una razón a cuya propiedad renuncio. Preferiría ser y sentirme ciudadano de un Estado de Derecho, representativo y parlamentario, que tener razón al quejarme por no serlo. Aquí, para empezar, el pluralismo -el constitucional, el sociológico y el ideológico- se ha dado a la fuga. Los grandes modelos que han armado la organización social, y moderado la convivencia, en la Europa de los últimos siglos se han convertido en un turno de poder en el que ni siquiera se guardan las formas. Ya no es necesaria la escenificación parlamentaria de la voluntad popular. Nuestra democracia es de cuarto de estar, de visiteo y componenda.
La pasada semana, Mariano Rajoy inauguró una ronda de visitas a La Moncloa que culminará hoy con la del representante de ERC. Todos los portavoces parlamentarios, o sus equivalentes, han desfilado ya por ese palacio de las afueras de Madrid en el que los jefes del Ejecutivo residen, actúan y se presentan con un boato al que no llegan muchos jefes de Estado de países parecidos al nuestro. ¿Tan mal funciona el aire acondicionado, o tan incómodos son los escaños, del Congreso de la Carrera de San Jerónimo? El respeto a la soberanía popular - que es la madre del cordero democrático- debiera exigirles a los líderes de los partidos, y con más fuerza a los de mayor relevancia, no sacar los pies del plato. Es decir, no sacar la voz del Hemiciclo para escamotear a los ciudadanos el debate de los asuntos trascendentes y generar con ello sospechas de mangoneo y conventillo.
Entre los temas tratados en la ronda que señalo, cuando arrecia la crisis económica y se hacen frecuentes los sustos generados por sus efectos, no es el menor el de los próximos Presupuestos Generales del Estado. El chalaneo presidencial, aceptado en sus formas por todos los partidos, resulta inadmisible. Es algo impropio de una Nación que ancla sus raíces en la Historia y que presume, aún con sus tensiones internas, de figurar entre la decena de las primeras del mundo.
Parece conveniente, y más todavía cuando el Gobierno no cuenta con el respaldo de una mayoría absoluta, devolverle al Congreso el protagonismo en el debate político, la garantía en los acuerdos y el arbitraje en los desacuerdos. Sólo así desaparecerá la chapucera imagen presente de un presidente de Gobierno que, como si se hubiera establecido por su cuenta, ha instalado un confesionario en el salón de su vivienda y a media voz, sin luz ni taquígrafos, escucha a unos representantes populares -si es que lo son- a quienes no pueden oír sus representados. Parece un negociete de dádivas y compensaciones. Una estampa, españolísima, de picaresca democrática.
http://www.abc.es/20080730/opinion-firmas/picaresca-democratica-20080730.html
martes, julio 29, 2008
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