Cien dias deficitarios

22-VII-2008
Cien días deficitarios
No contento con dilapidar la herencia del pasado, el gobierno de Zapatero pretende hipotecar el futuro a través del endeudamiento estatal

La verdad es que no le falta razón a Mariano Rajoy cuando califica de "broma de mal gusto" la disposición de los socialistas a celebrar los cien primeros días del segundo mandato de Zapatero al frente del Gobierno. Más aún cuando la celebración de semejante "efeméride" –absurda en sí misma tratándose de una segunda legislatura– ha venido a coincidir con la enésima evidencia de la crisis económica que padecemos como es la reaparición, por primera vez en tres años, del déficit en las cuentas del Estado.

Esta noticia es especialmente significativa por varias razones. La primera porque la aparición de los números rojos en las cuentas del Estado se produce, al menos, con seis meses de antelación a los pronósticos más "realistas" que se habían hecho desde el Gobierno. En segundo lugar, porque con la desaparición –más bien, dilapidación– del superávit estatal desaparece la última excusa del Gobierno para que los ciudadanos no percibieran sus propias dificultades para llegar a fin de mes: El famoso "colchón", que a finales del año pasado equivalía al 2,23 por ciento del Producto Interior Bruto, se lo ha fundido el Gobierno en apenas seis meses, y eso que los datos publicados no reflejan el efecto sobre las arcas públicas de la devolución de los publicitados 400 euros, que quedarán contabilizados en el informe sobre el mes de julio.

En tercer lugar, la aparición del déficit, al coincidir con los cien días del segundo gobierno de Zapatero, pone en evidencia una crisis económica destinada a marcar esta segunda legislatura. Si la primera legislatura de Zapatero se ha caracterizado por una crisis nacional e institucional que han deteriorado y sigue deteriorando a España como nación y como Estado de Derecho –léase negociación con ETA o Estatutos que afrentan al espíritu y la letra de la Constitución del 78–, esta segunda legislatura ya está marcada por una crisis económica que el Gobierno no ha sabido prever ni afrontar. De hecho, el Ejecutivo sigue al día de hoy negándose a admitir la envergadura de una crisis ante la que sigue de brazos cruzados. La noticia de la aparición del déficit público se produce también veinticuatro horas después de que Zapatero se haya negado a reducir un gasto que él califica de "social" con el único irresponsable objetivo de no tener que apretar el cinturón al Estado en ninguna de sus partidas. No contento con dilapidar la herencia del pasado, el Gobierno de Zapatero pretende hipotecar el futuro a través del endeudamiento estatal.

Un Gobierno incompetente, miope y entregado al corto plazo como éste se niega a entender que la mejor política social es una buena política económica, y esta no es la que circula por el gasto, el déficit y el endeudamiento público, haciendo a los ciudadanos cada vez más dependientes del Estado, sino, por el contrario, la que, con medidas liberalizadoras, combate la inflación y el paro.

A esa pasividad cuando no ocultación de la crisis económica ha dedicado estos cien días el Gobierno de Zapatero, sin mostrar al tiempo el menor ánimo de enmienda respecto a la crisis institucional y nacional en el que nos introdujo durante la primera legislatura. Por el contrario, el reciente congreso del PSC ha servido para dejar en evidencia que ni siquiera la crisis económica va a dejar que Zapatero incumpla sus compromisos con las apetencias soberanistas inherentes al nuevo "Estatuto", que también tienen unos efectos letales en términos de presupuesto nacional.

Finalmente, sólo cabe añadir que las propuestas de nueva regulación sobre el aborto, la eutanasia o la mal llamada laicidad del Estado no deben ser cortinas de humo para no percibir la crisis económica, pero tampoco motivo de distracción para no ver en ellas un claro riesgo de degradación del valor de la vida humana y de la libertad religiosa.

http://www.libertaddigital.com/opinion/editorial/cien-dias-deficitarios-44595.html