miércoles, julio 30, 2008

Mas luces, menos bombillas

Más luces, menos bombillas
Jueves, 31-07-08
EL plan de ahorro energético anunciado por Miguel Sebastián se sustenta sobre un crudo diagnóstico de fondo: que la dependencia de España respecto al precio del petróleo nos coloca en una situación de inferioridad con otras naciones que han sido capaces de buscar alternativas para librarse de esa brutal relación. Acierta el ministro de Industria en el dibujo del escenario sobre el que se mueve nuestra economía, afectada de manera especial por el incremento del precio del barril, pero se equivoca gravemente si piensa que en las actuales circunstancias la solución pasa por luminosas medidas coyunturales que no son más que parches, más o menos originales, para mitigar una dolencia crónica. Es como si Sebastián pretendiera curar una pulmonía a base de aspirinas. El problema es de fondo y, descartada por el Gobierno la alternativa de las centrales nucleares, en aras de ese trasnochado ecologismo de salón que caracteriza a un Ejecutivo absolutamente verde en la gestión de la crisis de nuestra economía, las medidas del ministro de Industria son la prueba del nueve de su ineficacia. Provoca sonrojo comprobar cómo Sebastián pretende combatir la crisis con dos bombillas de bajo consumo, una en cada mano, y una estrafalaria propuesta de reducción máxima de la velocidad en los accesos a las grandes ciudades y en las circunvalaciones. Está por ver que exista una relación causa-efecto entre ese descenso obligado de la velocidad y la reducción del consumo, pero aun aceptando -que es mucho aceptar- que así fuera, la circulación en los accesos a las grandes ciudades está sujeta a variables que Sebastián no puede ignorar, entre ellas la congestión del tráfico, que desmonta de cuajo la imaginativa medida de un ministro que ha diseñado un plan virtual que no se compadece con la realidad que sufren cada día millones de españoles. Lo de las bombillas de bajo consumo ya se le ocurrió antes a Fidel Castro y, con la perspectiva que da el paso del tiempo, habrá que convenir que aquello, como la olla frijolera, fue la respuesta cómica de un régimen sobrepasado e incapaz de vender otra cosa que sus propias miserias. Será por casualidad que Sebastián y Fidel coincidan en las bombillas para abordar la crisis, porque si no lo fuera, la situación ya no sería cómica, sino patética.
Estamos ante un Gobierno que niega la crisis, que presume de una fortaleza para hacer frente a la «desaceleración profunda» sin parangón entre las naciones del mundo, que se jacta de haber destinado un montante de dinero para enderezar el rumbo de la economía sin precedentes en ningún país de la UE y que, sin embargo, padece como nadie eso que Zapatero no llama crisis, pero que debe ser muy grave, porque las cifras macroeconómicas reflejan que España está sufriendo un deterioro galopante de todas y cada una de las variables: paro, inflación, mengua intensa del crecimiento en términos del PIB... Para no ser crisis, la situación se le parece tanto que hasta el mismo Solbes reconoció ayer que es posible que en el último trimestre del año estemos en «crecimiento cero», eufemística manera de decir que es posible que no crezcamos nada o que, incluso, decrezcamos.
Mientras el Ejecutivo malgasta el tiempo en negar la evidencia, el ministro de Industria se presenta en el Congreso de los Diputados con unas medidas que, en su enunciado, son la expresión misma de un plan de choque al más puro y rancio estilo de los estertores del castrismo. Obviamente, España es un país moderno, con un tejido empresarial e industrial puntero, y un sistema financiero entre los más dotados del mundo. Lástima que el ministro Sebastián no sea capaz de entender que lo que se necesita en estos momentos no son bombillas de bajo consumo, sino medidas de más hondo calado que pasan por la auténtica liberalización del sector energético, por la flexibilización de un mercado laboral encorsetado y por una reforma fiscal ambiciosa que permita a las pequeñas y medianas empresas afrontar el futuro sin necesidad de que al Gobierno se le encienda la luz.

http://www.abc.es/20080731/opinion-editorial/luces-menos-bombillas-20080731.html

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