miercoles 16 de julio de 2008
Una economía en caída libre
EL desplome de la Bolsa, arrastrada por la suspensión de pagos de Martinsa Fadesa, la primera inmobiliaria española, y su efecto dominó sobre bancos, constructoras, inmobiliarias y el contagio general a todos los valores, refleja con toda su crudeza los efectos devastadores de la crisis del modelo económico español, soportado por el boom de la construcción residencial y el crecimiento de la demanda interna, al amparo de los bajos tipos de interés de los últimos años. Las principales empresas constructoras presentan unas alarmantes cifras de endeudamiento, que oscilan entre el 75 y el 90 por ciento, sin parangón con sus homólogas europeas, fruto de la voracidad compradora a crédito que propiciaba la financiación barata. Este insostenible apalancamiento está lastrando peligrosamente a los bancos y cajas de ahorro, obligados a provisionar su elevado riesgo en el sector del ladrillo. De nada han servido las advertencias y las señales de alarma sobre el agotamiento del modelo y los signos que anunciaban el cambio de ciclo ante un Gobierno inoperante e irresponsablemente apático, incapaz no sólo de reconocer los síntomas, sino de diagnosticar como crisis el descalabro de nuestra economía. La sensación de que lo peor está aún por venir se está viendo reflejada en todos los índices de confianza que recogen el desánimo -cuando no el pánico- de empresas y consumidores. A pesar de la caída libre bursátil en que se encuentran constructoras e inmobiliarias, el descenso de los precios de la vivienda ha sido mínimo y numerosos expertos auguran recortes de hasta el 30 por ciento en los próximos ejercicios. Caída del PIB, más inflación, más paro, más déficit por cuenta corriente, menores exportaciones y empeoramiento de las perspectivas conforman el peligroso cóctel económico español. La subida de los tipos de interés, un Euribor desbocado y el cierre del grifo crediticio a las familias, altamente endeudadas, agravan la ya difícil situación provocada por el aumento incesante de los precios de los alimentos y los combustibles. La fuerte caída de la capitalización bursátil de las principales empresas españolas puede abrir la puerta, además, a la llegada de inversores extranjeros dispuestos a aprovechar las gangas del mercado, animadas por el efecto llamada de declaraciones como las del ministro de Industria, dándoles la bienvenida a su entrada en cualquier sector económico. Es cuando menos sorprendente que Miguel Sebastián apele a la libertad de mercado para declarar la no intervención ante una posible ofensiva sobre las energéticas españolas, cuando aquí se sigue manteniendo un intervencionismo recalcitrante sobre el sector eléctrico, se continúan fijando las tarifas por decreto-ley y el organismo encargado de la regulación sectorial parece únicamente preocupado por cuestionar el mercado y los beneficios de las empresas, a las que acusa de enriquecimiento injusto y excesivo. Estrangular a las empresas que representan el éxito de un modelo basado en las inversiones productivas a largo plazo y la prudencia financiera, frente al fracaso patente de un modelo especulativo y corto de miras, es justamente lo contrario de lo que debe hacer el Gobierno para empezar a enderezar el curso de la economía y dejar de atribuir a factores externos la entera responsabilidad de la crisis española. Está en manos del Ejecutivo acabar con la incertidumbre regulatoria y la inseguridad jurídica que atenaza a las empresas de los sectores estratégicos y puede acabar con una fuga de las inversiones, profundizar en la liberalización y transparencia de los mercados y acometer reformas estructurales que favorezcan el aumento del capital tecnológico y la mejora de la competitividad. La inacción de José Luis Rodríguez Zapatero, además de paralizante, daña gravemente la credibilidad internacional de España, de su economía y de sus empresas. La falta de previsión de un presidente del Gobierno ciego y sordo ante las señales de peligro pone de actualidad el conocido adagio orteguiano: toda realidad que se ignora prepara su venganza.
http://www.abc.es/20080716/opinion-editorial/economia-caida-libre_200807160258.html
miércoles, julio 16, 2008
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