jueves 17 de enero de 2007
Apuntaciones sobre el segundo y el tercero de los gobiernos de Franco
Antonio Castro Villacañas
E L mar de la historia es tan atrayente como insondable. Yo me he sumergido en él de modo transitorio, buscando huellas de un ayer que puedan servir para aclararnos cuestiones de hoy e iluminar los caminos del mañana. Algunas he encontrado; pero sin comerlo ni beberlo, quiero decir que sin propósito firme de hallarlos, la verdad es que muchas veces me he topado con rastros y restos de casos y cosas que bien merecen ser examinados con más atención y tiempo del que ha podido dedicarles este aprendiz. Queden pues emplazados para ello los que presumen con todo derecho de ser historiadores profesionales.
Digo cuanto antecede como explicación debida a los muchos lectores que me honran leyendo cada semana las apuntaciones provocadas por Félix Arbolí sobre el hoy, el ayer y el mañana, que pretendí al principio fueran seis y ya me he visto obligado a enumerarlas.
Estas de hoy tratan de explicar cuáles fueron las causas de que el segundo gobierno de Franco, formado el 10 de agosto de 1939 con el esmero exigido para poder administrar la victoria conseguida el anterior 1 de abril y reducir al máximo la posible influencia de la recién comenzada guerra europea, se encontrara desde el primer momento de su constitución con muchos más problemas de los que esperaba. Me parece que algo dije sobre ello en las apuntaciones dedicadas al general Muñoz Grandes. En las presentes procuraré que se aclaren aún más las cosas.
Quienes presentan al franquismo como un compacto bloque de personas e ideas, sometidas en todo momento al pensamiento y la voluntad de Franco, no se pueden explicar que su primer gobierno de paz, de tanta importancia política, se quebrara el 15 de marzo de 1940 -a los siete meses de constituido- por la firme dimisión del primer Ministro Secretario General del Movimiento -base ideológica del nuevo Estado-, hombre de plena confianza y fidelidad franquistas, ante las difíciles circunstancias que rodeaban tanto la vida interna de esa organización como su proyección hacia la nueva vida política, económica y social de España.
El general Muñoz Grandes, neofalangista y mucho mas republicano que monárquico, no fue sustituido en su cargo, por lo que el Ministerio recién creado quedó algún tiempo vacante y por ello carente de fuerza e importancia. Otro militar de iguales cualidades, el general Yagüe, cesó poco después -el 27 de junio de 1940-, y no por voluntad propia como Ministro del Aire. Franco lo sustituyó por el también general Vigón, artillero alfonsino y "de derechas". Algo más tarde, el 2 de octubre, cesó el muy significado falangista Rafael Sánchez Mazas, sin que nadie ocupara su puesto de Ministro sin cartera. Todo ello podía ser interpretado como muestra del sobresaliente protagonismo del "cuñadísimo" Serrano Suñer, y -sin duda para evitarlo- Franco decidió retirarle ese mismo día las funciones de Secretario del Consejo de Ministros, para entregárselas a José Ibáñez Martín, también ex-diputado de Acción Popular, pero mucho más gilroblista y mucho menos neofalangista.
Poco puede decirse de la vida que tuvo FET-JONS en este periodo, salvo que en su seno se iban gestando incipientes fuerzas -juveniles, culturales, sindicales- destinadas todas a tener su respectiva importancia en un futuro inmediato. Sí conviene tener en cuenta que el segundo gobierno de Franco duró muy poco, pues catorce días después de su última reforma, es decir el 16 de octubre de 1940, una semana antes de la muy conocida y poco explicada entrevista que en Hendaya tuvieron Hítler y Franco, y sin duda por su causa, el Generalísimo procedió a formar su tercer Consejo de Ministros, también de muy corta duración, ya que lo fue sólo hasta el 19 de mayo de 1941.
Las características de este tercer gobierno son bien significativas. En primer lugar, consolida los cambios efectuados con anterioridad: no se cubren ni la Secretaría General del Movimiento ni el Ministerio dedicado a ella; tampoco el Ministerio sin cartera que desempeñaba un "vieja guardia" falangista; sigue el general Vigón al frente del Ministerio del Aire. En segundo término, continúa sin cubrirse la cartera de Trabajo, provisionalmente encomendada ¡desde año y medio antes! al ministro de Agricultura, don Joaquín Benjumea. En tercer lugar, aumenta -y disminuye- el protagonismo de Serrano Suñer y los falangistas que le secundan, pues al mismo tiempo que les otorga el puesto de mayor responsabilidad ante la coyuntura del momento -Ministerio de Asuntos Exteriores- y les da la máxima influencia posible en FET-JONS al seguir su prohombre -Serrano Suñer- como presidente de la Junta Política del descabezado Movimiento, les retira el control de los Ayuntamientos y las Diputaciones -la más importante parcela administrativa del Estado- al hacerse cargo personalmente Franco del Ministerio de la Gobernación, que asume todas sus facetas políticas y confía las administrativas -bajo su dependencia- al que ya era subsecretario de dicho departamento, don José Lorente Sanz, de escasa significación política.
Esta curiosa situación de provisionalidad duró medio año. El 5 de mayo de 1941 tomó posesión como Ministro de la Gobernación el coronel Valentín Galarza, que había sustituido al general Muñoz Grandes como Jefe de las Milicias del Movimiento cuando aquel dejó de ser Ministro Secretario General.
Este nombramiento originó profundos sentimientos de malestar en las diferentes "familias" componentes de FET-JONS, por lo que quince días después tuvo Franco que formar un nuevo Gobierno, el cuarto de los que presidió desde 1938 a 1975. Pero de ello hablaremos, Dios mediante, la próxima semana.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4388
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