martes 29 de enero de 2008
Con pólvora del rey
Lorenzo Contreras
A veces hay que preguntarse, ante la contemplación de tanta comparecencia mediática y tanto pugilato de promesas con aire de compromiso firme, qué va a quedar para la campaña electoral propiamente dicha. Los candidatos de las diversas listas han vaciado ya las alforjas de las ilusiones en oferta. Ha habido, por parte de los principales aspirantes al voto, un auténtico derroche de pólvora del rey. Lo último, por iniciativa de Zapatero, ese regalo de cuatrocientos euros a los españoles en forma de rebaja en el IRPF. Y ello sin encomendarse a Dios ni al Diablo, como quien tira de una cuenta corriente propia y a su soberana disposición. Con razón se ha recordado la metodología del antiguo caciquismo para la compra de voluntades.
Mal estilo, en suma. Mariano Rajoy ha preferido ofrecerse él mismo como regalo a los electores. Ha venido a decirles: Mirad qué bonito soy, qué patriota, qué decidido a obrar, qué independiente. Confiad en mí, que soy el tsunami del cambio. Y el hombre se ha hecho políticamente la cirugía estética, se ha adornado la imagen y ha prometido ser nada menos que previsible. En su caso es como prometer dejar de ser gallego. Acaba de liquidar a Gallardón cuando menos se esperaba. Para colmo, ha dicho en una de las conversaciones oceánicas con Pedro J. Ramírez que hará hablar en inglés a los niños españoles. En la charla popular, esa conquista va asociada a la consecuencia de alguna paliza dirigida a arrancar alguna concesión. La verdad es que en este mundo globalizado nada tendría de extraño que, al cabo de cierto tiempo, los niños españoles hablen la lengua de Shakespeare. Por supuesto, mal, del mismo modo que se expresan normalmente mal en el idioma propio, hasta ahora el castellano como predominante vehículo para la transmisión del pensamiento, cuando se tiene alguno.
Pero la cuestión es que ahora, hasta el 9 de marzo, que es cuando termina el plazo de prometer, todo lo debatible está ya esbozado y prácticamente debatido. El guión ha quedado perfilado. El almacén de mentiras está a reventar, sólo falta barnizarlas y darles la adecuada envoltura. Ramírez, para mejorar las ventas de su periódico, nos ha robado el suspense. Candidato por candidato, todas las mentiras fundamentales han sido ya vertidas y algunas grandes verdades han sido convenientemente administradas. Poco que añadir. Falta, cuando el calendario rebase los idus de marzo, el milagro del prestidigitador: nada por aquí, nada por allá. Ya lo anunció Tierno, cuyas carcajadas resuenan en su refugio final de la Almudena.
En el recodo del tiempo inmediato guarda turno la gran incógnita: ETA. Si mata, porque mata en la oportunidad estratégica que le ofrece. Si se abstiene, porque se abstiene. En este último caso, la banda le habrá rendido a Zapatero, cualquiera sabe a qué precio, su mejor servicio. Miles de extorsiones, eso sí, hasta entonces. Lesiones irreparables al cuerpo del Estado, también. Pero, lo que vende es lo que vende: sólo cuatro muertos en cuatro años.
Su gran tentación, no obstante, es volver a modificar las relaciones de poder, o su turno de alternancias. Hasta hoy, en las cárceles, los Otegi, los Permach, no han armado demasiado ruido. No ha habido huelga de hambre. En el País Vasco, eso sí, manifestaciones rituales. El poder judicial se ha expresado de acuerdo con las circunstancias. Las torturas alegadas por los viejos torturadores han buscado el testimonio gráfico. Y Atutxa, ex presidente del Parlamento vasco, tan odiado por ETA cuando era consejero del Gobierno de Vitoria, ha ofrecido como un Cristo su imagen condenada por el sanedrín español.
Sólo falta esperar el desenlace de la tragicomedia. En el bicentenario del 2 de mayo se nos convoca otra vez a los españoles. Sólo para votar, ¿eh?
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=29/01/2008&name=contreras
martes, enero 29, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario