jueves 17 de enero de 2008
Ansiando la derrota
Miguel Martínez
D ECÍA Séneca –que como todos mis reincidentes bien saben era un señor con barba que vivió hace un montón de siglos- que el ser humano tiende, por naturaleza, a buscar la felicidad y que para conseguirla, en ocasiones hay que separarse de las masas. Haciendo una interpretación libre de tales afirmaciones cabría entender que no siempre lo que ansia la mayoría es necesariamente aquello que nos llena de satisfacciones y nos proporciona la felicidad. “Sólo es feliz el que, dejándose guiar por la razón, ha superado los deseos y los temores”, decía el sofista. Y quizás aquí haya encontrado quien les escribe el razonamiento para comprender el proceder de aquellos que dirigen los designios del PP, que quizás, en una interpretación filosófica de la vida, hayan llegado a la conclusión de que lo verdaderamente importante en la existencia no es ganar, que eso es de mayorías y por tanto de masas, que hay que dejarse guiar por la razón, superar los deseos de gobernar a toda costa, y los temores de verse nuevamente en la oposición. Porque si no es así, y lo que de veras pretenden es ganar estas elecciones, que se lo hagan mirar que decimos en mi tierra, porque de un tiempo a esta parte parece que a los que diseñan sus estrategias los ha infiltrado el enemigo.
Aznar, que sabe que lo anticatalán vende en ciertos sectores de sus votantes, anda diciendo estos días que en Cataluña se coacciona para imponer el catalán. Claro, aquí a los que hablan en castellano los excomulgamos y los mandamos a galeras. De hecho, ahora que lo dice, hace siglos que no escucho a nadie hablar en castellano por Barcelona, y ya ni me acuerdo de la última vez que vi un periódico escrito en castellano en los kioscos de la Rambla, y creo que la última película que pude ver en castellano en el cine fue “Lo que el viento se llevó”. ¿Será que también lo coaccionaron cuando afirmaba hablar catalán en la intimidad? Por cierto, en cuanto mande el artículo he de llamar a mi suegra sin falta y decirle que ni se le ocurra abrir la boca cuando salga de casa, que lleva en Cataluña desde 1958 y sólo habla castellano. No vaya a ser que la deporten y mis sobrinos se queden sin abuela que les haga de canguro. Pobrecilla mi suegra; es de tan buena fe que ni se ha enterado que la han estado coaccionando todos estos años.
Este Aznar… siempre haciendo amigos. A eso se le llama talante, sí señor. Si a lo anterior le sumamos que el PP ha colocado como número 2 en las listas de Madrid -y con intenciones de nombrarlo Vicepresidente Económico- a Pizarro, ex presidente de Endesa, aquel que refiriéndose a la OPA de Gas Natural expresaba lo de “Endesa, antes alemana que catalana”, podríamos concluir con que las expectativas del PP en Cataluña ante las próximas elecciones son -siendo optimistas- nefastas.
Y no sólo mister Ánsar es el responsable de que un servidor tenga tal sensación de que el PP ha diseñado un plan para perder las elecciones, pues, además, en una sociedad que mayoritariamente suele considerarse –con matices, si ustedes quieren- más cercana al centro que a los extremos, insisten en dar volantazos hacia la derecha, que a todo aquél de su partido que gotea algo de progresismo lo quitan de en medio de un plumazo -léase Gallardón o Piqué- mientras que a los del ala dura –léase Zaplana o Acebes- no se los sacan de encima ni con agua caliente. Claro que si su voluntad es perder las elecciones siguiendo los consejos de Séneca, necesitarán de gente con experiencia en justificar su derrota achacándola a escabrosas conspiraciones, y de eso Zaplana y Acebes saben un rato largo.
Así sí se comprende el porqué de esa oposición basada en cuestionarlo y criticarlo todo, sin más aporte que el no rotundo. Sólo de esta manera se entiende que se pueda criticar negociar con ETA cuando se hizo lo propio en su día, o que se alineen con los que defienden un modelo determinado de familia criticando las leyes del divorcio y el aborto cuando esas mismas leyes fueron mantenidas en la anterior legislatura sin que nadie dijera ni mu.
Y si mis reincidentes se preguntan qué intereses puede tener un partido en perder unas elecciones, a un servidor no se le ocurre más que remitirlos de nuevo al pensamiento de Séneca. Para Séneca la meta de la vida mortal se encuentra en la sabiduría y en la virtud. Es esencial saber. Y el PP no tuvo la virtud de saber perder. No supo perder las elecciones y ahora les toca repetir asignatura.
http://www.miguelmartinezp.blogspot.com/
jueves, enero 17, 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario