lunes 28 de enero de 2008
Democracia y consenso
¿Son equivalentes Rajoy y Zapatero? El PP ha estado escondido ante esos grandes temas ideológicos, ante esas grandes discusiones sobre costumbres, tradiciones y, en fin, creencias que hacen a las naciones grandes o pequeñas, aristocráticas o esclavas, envilecidas o excelentes.
Agapito Maestre
El máximo envilecimiento del sistema democrático consiste en hacer equivalentes a los diferentes. Quien diga que da lo mismo votar a uno o a otro es un canalla. Sin embargo, sospecho que la canalla abunda en España. Y al crecimiento de esa conciencia sucia sobre quién debe mandar y obedecer, por desgracia, también ha contribuido el PP desde la oposición. Me explico: dice Rajoy que tiene tres o cuatro ideas sobre España. Cree que son suficientes para llegar a La Moncloa. Razón le sobra, pues que yo soy de los que piensa que bastaría con una sola idea, y bien explicada, para llegar a gobernar.
Sin embargo, una de esas grandes ideas de Rajoy es rechazada por todos los que votan a Rodríguez Zapatero, por lo tanto, sería menester que o cambie de idea o explique por qué quien no la acepta cae en error, o peor todavía, en un crimen contra el Estado nacional. En efecto, millones de electores socialistas no están de acuerdo en la idea clave de Rajoy, a saber, el PP y el PSOE tienen que alcanzar "grandes acuerdos sobre las cosas importantes". Es evidente que, desde 2004, el PSOE no sólo no ha querido llegar a grandes acuerdos con el PP, sino que ha hecho de las grandes cuestiones de Estado la principal estrategia para expulsar de la vida política al PP y, por supuesto, marginar a la mitad de ciudadanos de España. Reformas estatutarias, imposición de leyes no para regular conflictos sino para imponer a toda la población formas particulares de vida, por ejemplo, la desnaturalización de la ley "matrimonio", legislar sobre cuál es la historia de España, imponer una "educación" en afectos y emociones, etcétera, son otras tantas formas de negar los grandes acuerdos entre los dos partidos nacionales.
¿Cree Rajoy, en verdad, que el PP ha explicado suficientemente a la ciudadanía ese proceso antidemocrático, o mejor, totalitario emprendido por Zapatero en el año 2004? ¿Cree Rajoy, en verdad, que el PP ha explicado bien las repercusiones totalitarias de leyes tan crueles como las aprobadas por el PSOE en lo que refiere a educación, valores y costumbres? ¿Cree Rajoy, ciertamente, que el PP ha mostrado la perversidad absolutamente irreversible de algunas de las leyes aprobadas por el PSOE en el ámbito de la libertades de educación y de creencias? Quizá no sea el momento de la crítica acerada a Rajoy, aunque tampoco de la consolación resignada, pero yo dudo mucho de que esas batallas las haya dado seriamente el PP en estos cuatro años de oposición.
Por el contrario, diría que el PP ha estado escondido ante esos grandes temas ideológicos, ante esas grandes discusiones sobre costumbres, tradiciones y, en fin, creencias que hacen a las naciones grandes o pequeñas, aristocráticas o esclavas, envilecidas o excelentes. Por este lado, tengo la desagradable sensación de que el PP ha fracasado a la hora de hacer pedagogía política de carácter democrático. Sin quererlo ha contribuido a que una parte importante, quizá decisiva, de la sociedad española siga envilecida, es decir, acostumbrada a vivir con una conciencia sucia sobre a quién debe seguir u obedecer en materia política. No distingue entre gobernantes, o peor, los identifica a todos como equivalentes. He ahí el error. La tragedia. Rajoy no es equivalente a Rodríguez Zapatero, a pesar de que los intente hacer equivalentes Pedro J. Ramírez en sus entrevistas respectivas en El Mundo.
Rajoy, en fin, no ha hecho lo suficiente en la oposición para mostrarnos que él no era equivalente a Rodríguez Zapatero. Muchos, seguramente, sabemos, y quizá otros lo intuyan, que Rajoy es un político demócrata, porque quiere grandes pactos de Estado con el PSOE, mientras que Zapatero es un político totalitario, porque no quiere nada con el PP, pero, insisto, ¿cree Rajoy que él ha explicado eso con claridad en estos años? ¿Ha hecho los deberes democráticos para que una inmensa mayoría de la población salga del encanallamiento de identificar a un demócrata con un totalitario?
Yo contesto negativamente, es decir, también Rajoy, aunque sin quererlo, ha contribuido a que la población española acepte lo irregular como habitual, o sea, ha hecho crecer el envilecimiento de la sociedad española. Ha conseguido hacer creer a millones de individuos que él era equivalente a Zapatero, cuando en realidad presenta diferencias significativas. O no.
http://www.libertaddigital.com/opiniones/opinion_41654.html
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