jueves, enero 24, 2008

Jose Melendez, Gallardon: la ambicion tambien rompe el saco

jueves 24 de enero de 2008
Gallardón: la ambición también rompe el saco

José Meléndez

L A ambición es un arma de doble filo en la trayectoria de los políticos. Es necesaria, porque nadie sin ambiciones puede triunfar en cualquier faceta de la vida, pero se manifiesta perjudicial cuando traspasa los límites de la mesura. Y Alberto Ruiz Gallardón ha traspasado esos límites.

El historial político de Gallardón es impecable y tanto en su gestión de Presidente de la Comunidad de Madrid como de Alcalde de la capital, con rotundas reelecciones en ambos cargos avalan sus méritos y lo convierten en un valorado activo del Partido Popular en el cual milita. Es, por lo tanto, lícito y lógico que se le considere apto para empresas mayores, como la de regir los destinos de la nación y parece natural que él se lo crea también. Hay muchos que se creen capacitados para menesteres importantes, pero ese sentimiento no es compartido por los demás que son, a fin de cuentas, los que han de elegirlo. Ese no es el caso del actual alcalde que, sin embargo, ha cometido el pecado de dejar traslucir demasiado pronto sus ambiciones.

Vivimos un momento especialmente delicado para el futuro político de nuestro país, en el que están en juego no solamente el color y la filosofía del partido que consiga el próximo marzo las riendas del gobierno, sino unos valores y unos principios que se están diluyendo en un peligroso relativismo y un modelo de bienestar social y económico, maltrecho tras cuatro años de una gestión gubernamental nefasta. No es, por lo tanto, la hora mas oportuna para lanzar retos personales y producir fisuras en los que muchos consideran como una alternativa salvadora. Y Gallardón lo ha hecho con una evidente falta de tacto y una notoria quiebra de algo tan importante en política como es el manejo de los tiempos. Basta recordar que hace ya mas de seis meses que Gallardón comenzó a postularse él mismo para figurar en las listas al Congreso como diputado por Madrid, cuando todavía ningún partido tenía aún esas listas ni siquiera esbozadas. Su intención era clara y chocaba con la excusa que él mismo aducía de que así los intereses de la capital estarían representados en el Parlamento, donde ya hay una quincena de sus colegas de partido con esa misión. La pretensión de Gallardón era la de estar legalmente colocado para el caso de que el PP se estrelle en las próximas elecciones y haya un forzoso cambio de líder. El Parlamento es la tribuna por excelencia para la proyección de un político a nivel nacional y Gallardón lo desea con ese fín. Ambición pura y peligrosa, porque puede entenderse como una subliminal aceptación de la derrota cuando la situación del PP lo que necesita es la unificación de todos los esfuerzos y todas las aportaciones.

He mantenido más de una vez que el Partido Popular tiene mala prensa y no soy yo solo quien así piensa. Pero lo sorprendente del caso es que esa mala prensa existe también en medios que tradicionalmente han sido y dicen que son conservadores. Por eso, el tema de Gallardón se ha convertido o se trata de convertir en un error de Mariano Rajoy. Así lo dicen hasta columnistas de periódicos como el ABC que, por cierto, lleva un lento y pertinaz camino hacia una pérdida de su identidad. ¿Y donde está el error de Mariano Rajoy?. Según esos columnistas a que no atajó el problema a tiempo. Pero, ¿se puede castigar una falta antes de que se produzca? Cada vez que se le preguntaba por las pretensiones del alcalde, que fueron muchas veces, respondía que las listas todavía no estaban hechas y serían el resultado de la decisión de la dirección del partido y de él mismo en su momento. Por lo tanto, ha actuado cuando ése momento llegó y se iban a confeccionar las listas, poniendo así de manifiesto su autoridad de líder para zanjar una cuestión espinosa.

El enfrentamiento entre Ruiz Gallardón y Esperanza Aguirre, que también tiene sus ambiciones, viene de antiguo, desde que la presidenta le ganó al alcalde la batalla por la presidencia del Partido Popular de Madrid. Y ese enfrentamiento ha sido aireado por los medios hasta la saciedad y desorbitado hasta extremos casi cómicos, porque son mas vendibles las rencillas que la armonía. ¿Tiene también Mariano Rajoy la culpa de esto?-

Si Ruiz Gallardón eligió mal el momento para tratar de institucionalizar sus ambiciones, no ha sido mejor su reacción ante el fracaso- Dice que está triste y reflexionará sobre su futuro cuando pasen las elecciones. Pero ¿de qué puede estar triste un político de raza como él, inteligente, de una capacidad probada, joven y valorado por el electorado como el mejor político de la actualidad? Gallardón se montó en un coche oficial cuando acababa de dejar la pubertad y todavía no se ha bajado. Tiene un espléndido cargo, en el que ha realizado una labor extraordinaria y un brillante futuro No hay lugar, por lo tanto, para las lágrimas como no sean lágrimas de cocodrilo .La reflexión que ha prometido debe estar de acuerdo con esas premisas y no contaminada por una rabieta de no ver conseguidos sus propósitos en un momento inoportuno. Su aportación al partido en que milita en las próximas elecciones debe estar encauzada a llevar su rica experiencia y su aureola de político exitoso al esfuerzo común que los populares necesitan si quieren llegar al poder. Y otro tanto puede decirse de Esperanza Aguirre, otro ejemplar político de altura, que nunca ha sido derrotada en las urnas –porque hasta en las elecciones del “tamayazo” el PP fue el partido mas votado-, aunque, más cauta que el alcalde, nunca se ha postulado para el liderazgo del partido ni ha mostrado públicamente su deseo de figurar en las listas electorales. Otra cosa es que lo piense, pero también lo piensan una docena de dirigentes del PP aunque no lo dicen, como en cualquier otro partido.

Sin embargo, y a pesar de la rotundidad con que Rajoy zanjó el problema, los medios de comunicación continúan acosando a los personajes que han intervenido en él con la misma tenacidad vergonzante con que la prensa del chismorreo acosa a los famosos y famosillos.. Y no sacan tajada. Esperanza Aguirre afirma por activa y por pasiva que sus aspiraciones políticas están colmadas y no piensa para nada en el hipotético liderazgo del partido ni admite haber presionado para que Gallardón no fuera en las listas electorales. Y el alcalde, aunque sigue hablando de heridas, tampoco ha rectificado su primera reacción. Pero la prensa sigue atizando la controversia buscando lecturas retorcidas a una frase u oscuros significados a una mirada o un gesto en una patente intención de inventarse lo que no se produce de forma tangible. Y el PSOE tiene maestros insuperables, curtidos en este menester de sacar agua de donde no la hay.

Eso es lo que tiene que calar en el electorado. El tema de las próximas elecciones es mucho mas trascendental que el hecho de que Gallardón sea incluido o no en la lista de Madrid o que Esperanza Aguirre y él se lleven mal. Al optimismo antropológico que Zapatero y los suyos tratan de vendernos después de una gestión gubernamental plagada de errores y mentiras se debe oponer la sensatez de un proyecto que trate de enderezar esos errores que nos afectan a todos. En un momento como el actual no caben ni lo superficial ni lo frívolo. Y lo que hay que hacer es analizar si ese proyecto existe y donde está. Y ante eso no debe haber ambiciones personales.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4403

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