jueves, enero 24, 2008

Ismael Medina, Hay algo mas trascendental que la econimia cuando España agoniza

jueves 24 de enero de 2008
Hay algo más trascendental que la economía cuando España agoniza

Ismael Medina

L OS deudos de Rodríguez siguen aferrados al tema Gallardón para algo más que zaherir a Rajoy y al PP. Habrían buscado otro espantapájaros si Rajoy hubiera caído en la trampa y colocado a Ruiz-Gallardón el segundo de la lista por Madrid, en vez del golpe de efecto que supuso la incorporación de Pizarro. El P(SOE) precisa de coartadas para desviar la atención de un arbitrismo gubernamental que ha desembocado en la disolución de España, en la recuperación del bandolerismo etarra y en una regresión económica que va mucho más allá de la europea en su conjunto y en el específico de cada una de sus naciones. Pero tampoco el alcalde de Madrid, al alimón con Esperanza Aguirre, se retrae a la hora de ofrecer carnaza al enemigo.

Resulta esperpéntico que un gobierno se obsesione durante cuatro años de mandato en atacar a la oposición como objetivo prioritario, en vez de gobernar con eficacia. Pero desborda los límites de lo esperpéntico que “ABC” se haya sumado apasionadamente al juego de Rodríguez y sus compinches. Y no sólo en sus comentarios editoriales, que son la voz del grupo vasco Vocento. También la mayoría de sus columnistas se han subido ardorosamente al carro del gallardonismo como si temieran perder la nómina. Nada insólito en Martín Ferrán, pertinaz en evacuar su resentimiento hacia el Partido Popular y a sus más destacados dirigentes, a comenzar por Aznar. Su reciente y desmadrada agresión retórica a Rajoy la enjuiciaba González Rojas en “El Semanal Digital”, bajo el título “No llores Boabdil, que Granada sigue siendo tuya”. Vistazo a la Prensa lo reprodujo y no es cosa de recoger sus afilados argumentos. De éstos que queda colgada en el aire la fundada sospecha de que Martín Ferrán respira más por lo que dejó de ganar que al sentir herida su vanidad, aunque también cuente. A la cita no ha faltado ni tan siquiera ese buen escritor que es Juan Manuel de Prada, muy contento siempre de haberse conocido y aficionado a tirar cohetes.

Los dirigentes vascongados de Vocento anuncian una reorganización del grupo editorial entre cuyos objetivos figura que “ABC” recupere en 2010 las pérdidas de lectores y de ingresos que ahora le atosigan. Y si traigo a colación el caso de “ABC”, es por lo que encierra de sintomatología trasladable a la escena política. En concreto, que quien traiciona a su clientela lleva siempre las de perder. Ya les sucedió a Suárez y a González. Y puede ocurrirles a Rodríguez o a Rajoy. Al primero por cabalgar sobre el engaño sistemático y la ignominia. Al segundo por no hacer suyo, con el vigor necesario, lo que quiere y siente la mayoría de su electorado en aspectos sustanciales de índole moral y patriótica, los cuales pueden sostenerse sin remilgos en términos de oferta de progreso. De ahí la acogida esperanzada de Pizarro por su seguidores y la iracundia de la mediocre camada dirigente del P(SOE) y adyacentes.

España afronta problemas de gran trascendencia. Prevalece en la disputa la regresión económica cuyas primeras y onerosas evidencia comenzamos a sentir millones de españoles en los bolsillo, de día en día más livianos, aunque la lúgubre fiesta del tifón financiero no ha hecho más que comenzar. Pero hay otros de muy superior entidad para el futuro de España que quedan amortiguados o pasan a un segundo plano por el miedo a la bancarrota que se avecina.

Rodríguez se alzó con el poder mediante el estímulo artero del miedo tras la todavía sin esclarecer matanza del 11 de marzo de 2004. Ahora el miedo se vuelve contra él por lo que más puede temer una sociedad enmierdada en el hedonismo y el materialismo consumistas: tener menos dinero disponible. Y ese es el gran problema a que se enfrentan el P(SOE) y sus compinches de cara a las elecciones de marzo pese a no ser del de mayor trascendencia para España.

La recesión se veía venir desde hace meses. Lo advertían reputados economistas nacionales y extranjeros con abundancia de datos. Unos y otros ponían el dedo en la llaga de la superior debilidad de la economía española frente a la galerna que se avecinaba. Pero Rodríguez, cada vez más persuadido de que España es Jauja gracias a la magia de su sonrisa, está empeñado en confirmar la validez del apodo de Alicio que le endilgó el filósofo Gustavo Bueno, cimentado con un libro de sólida argumentación cuya lectura es ahora aún más aconsejable que cuando se editó.

De nada le han valido a Rodríguez los consejos de un vicepresidente económico, Solbes, un funcionario de larga trayectoria al que su contrincante electoral, Pizarro, ha calificado de excelente contable con exquisita ironía. Tampoco su bien nutrida Oficina Económica ni los bien pagados cuatrocientos asesores que pueblan los despachos de La Moncloa, convertida en un colosal sumidero presupuestario. Ni esos catorce “sabios” repescados en las doradas sentinas de la progresía internacionalista para rellenar con recetas arcaicas el vacío cerebro de Pepiño Blanco, nacido para ejercer de insultador y poco más. Jordí Sevilla le advirtió hace medio año de la que se venía encima y le aconsejó que adelantara las elecciones a octubre, antes de que el temporal tronara y pillara al gobierno en descampado.

Pero Rodríguez está convencido de conocer todos los arcanos del saber político y de tener recetas infalibles para cualesquiera problemas, por arduos que sean. También de que los españoles nos dividimos en dos categorías: la de los corderos que siguen a su pseudosocialismo tras el cencerro; y la piara de cerdos que considera a los seguidores del PP. A los primeros los alimenta con pienso demagógico. Y a los segundos cree que para arrinconarlos le basta enterrarles en la basura de sus mendaces y tronantes improperios. Puede llegar el día en que los borregos se vayan tras otro cencerro y los presuntos cerdos se le conviertan en felinos enrabietados.

Alguien debió soplar a Rodríguez aquello de Pío Baroja de que se engaña siempre mejor a una colectividad que a una sola persona. Y debió tomarlo al pie de la letra. Se ha convertido en un mentiroso empedernido sin tomar en cuenta la advertencia de Lincoln de que se puede engañar a todos durante algún tiempo y engañar a alguno siempre, pero que no se puede engañar a todos de manera permanente. No es lo más perverso para un pueblo tener a su frente un mentiroso compulsivo, sino que una parte más o menos voluminosa del mismo se deje atrapar por la mentira del que se cree dueño absoluto del rebaño. Pero aún más perturbador resulta que rabadanes con criterio propio como Solbes, o resabiados como Pérez Rubalcaba o la Fernández de la Vega, conozcan la realidad y se avengan a sostener las mentiras de quien se siente su señor feudal.

Quienes vivimos de una pensión en buena parte expropiada a lo Rumasa, primero por Fernández Ordóñez desde la poltrona de Hacienda y luego por Felipe González, conocemos de sobra que el coste real de nuestro sostenimiento es muy superior a las revalorizaciones anuales por los incrementos del IPC. Respecto de los asalariados hemos perdido en las últimas décadas más del 40% en capacidad adquisitiva. Y unos y otros un gran caudal en relación con los profesionales de la política que se suben los sueldos con inaudito descaro y acumulan otros sustanciosos gajes, además de atribuirse privilegios para consolidar pingües ingresos de cesantía o jubilación que a los demás se nos niegan como derecho. Ahora, en plena vorágine electoral, Rodríguez promete subir hasta los 800 euros las pensiones mínimas, una cantidad que cualquier político, no sólo de relumbrón, e incluso honesto, gasta sin despeinarse en un par de comilonas. Pero que a un jubilado, sólo o con parienta, no lo saca del pozo de la miseria.

De engaño en engaño vamos. Se promete a los jóvenes -¿Y por qué sólo a los jóvenes?- una subvención para el acceso a la vivienda en alquiler. El resultado ha sido inmediato: han subido los precios por encima de la subvención anunciada a bombo y platillo. Se ofrece a los arrendadores 6.000 euros si alquilan sus pisos, pero éstos saben que les costará mucho más en tiempo y dinero cancelar el contrato a un moroso y reparar los daños que muchos dejan tras de sí. Muy pocos picarán el cebo. El problema, sin embargo, tendría, más satisfactoria solución si se diera a los Ayuntamientos el 15% que solicitan desde hace años, se liberara el suelo edificable y se revisara a fondo la Ley de Arrendamientos Urbanos en la línea que favorece el alquiler en otros países. Pero de hacerlo así se guillotinaría una de las fuentes más conspicuas de la corrupción inmobiliaria que enriquece a unos, empobrece a los más y sostiene el artilugio del totalitarismo partitocrático.

¿Y el llamado “cheque bebé”? La subvención se invierte en el primer año de vida del recién nacido, si es que no se destina a cubrir otros apuros e incluso caprichos. ¿Y luego, qué? Tener hijos o no es una cuestión de generosidad o de egoísmo. En tiempos duros como los de la preguerra y la posguerra éramos multitud las familias numerosas. Alguien de los bien situados o de los arrimados a una falsa progresía dijo para justificarlo que los pobres no tienen otra diversión que la de joder. Pues ahora que se vive bien y se jode a mansalva, la natalidad se ha hundido. El “cheque bebé” sí que contribuirá, sin embargo, a favorecer la fertilidad de cuando menos un sector creciente de la inmigración. Aquella que está haciendo bueno un ya lejano aviso del musulmán argelino Ben Barka: “Conquistaremos Europa con el vientre de nuestras mujeres”. Arremetieron los progres contra Oriana Falaci cuando, con su vibrante prosa, previno la conversión de Europa en Eurabia. Ahora, atemorizados, comienzan a hablar de Eurabia algunos de los que denostaban a la gran periodista italiana. Eurabia es, a la postre, el tuétano del invento rodriguezco de la Alianza de Civilizaciones cuyo reciente reunión en Madrid desembocó en nuevo fiasco. No estuvieron los gobiernos europeos que olfatearon el riesgo de la Enrabia que se avecina. Sí, por supuesto” los que a la sombra de Rodríguez pueden adelantar sus trincheras.

Y puesto que la cita de Ben Barka trae a colación los vientres paraderos bueno será aludir al crimen abortivo, cuya ampliación de plazos legales pretenden incorporar Rodríguez y sus acólitos al programa electoral. Oferta innecesaria puesto que en nuestra cuarteada España actual se asesina, descuartizándolos, hasta criaturas en el octavo mes de gestación que en los hospitales salvan facultativos honestos en caso de partos prematuros. El escándalo del holocausto de no nacidos es aún más sórdido y reprobable que el de los jaleados campos de exterminio. La reforma legal que barajan Alicio y sus compinches no persigue poner coto a tamaña carnicería, sino otorgarle amparo legal no vaya a ser que, como en el caso catalán, un sector de la Justicia independiente, de la que algo queda todavía, se llame a andana y ponga grilletes a los desalmados.

¿Vivimos en una sociedad desquiciada, paranoica y suicida? Pues sí que lo estamos. Cien mil criaturas no nacidas fueron asesinadas en el seno materno durante el último año, mientras miles de familias empeñan tiempo y dinero en adopciones. Pudo haber más no contabilizadas. Pero los mismos que avalan, incitan y protegen ese genocidio, pretenden activar la natalidad con subvenciones, hacen campañas lacrimosas contra la pena de muerte, defienden a ultranza la vida de los animales más o menos de compañía y quieren borrar del mapa las corridas de toros. La esquizofrenia se ha adueñados de las esferas políticas y de una parte de la sociedad. No parecen haber caído en la cuenta de que éste fue uno de los factores degradantes que condujeron al ocaso y la muerte de civilizaciones anteriores que también se hicieron mariconas y atrabiliarias.

La caudalosa entrevista concedida por Rodríguez al director de “El Mundo” (ocho páginas que ya aburren o irritan cuando se llega a la segunda) confirman cuanto llevo escrito acerca de Alicio y sus mamandurrios. Pero no puedo obviar dos temas trascendentales a los que aludía al comienzo: la sucia mandanga de la paz con el terrorismo etarra; y Cataluña, a la vanguardia de los independentismos periféricos y avance sustancial hacia la aplicación de la eutanasia a España.

Rodríguez compuso la figura de buen chico arrepentido al admitir ante Pedro J. Ramírez que mintió cuando dijo tras el atentado de la T-4 que se habían roto las negociaciones con ETA. Las pruebas son tan abrumadoras que difícilmente podía negarlo. Pero su enfatizada declaración de una resuelta voluntad de acabar con el terrorismo también es mentira. Medidas como la de reintegrar a la cárcel a De Juana Chaos y Otegui fueron acciones coyunturales para salvar la cara. Y lo es también ahora la operación de ilegalizar a ANV y PCTV por la vía de urgencia con la colaboración de sus solidarios brazos judiciales Conde-Pumpido y Garzón, tal para cual. Se aduce para encubrir la trapacería que ahora se dispone de pruebas consistentes proporcionadas por la Policía Nacional y la Guardia Civil. Pero esas mismas pruebas estaban a disposición del presidente del gobierno, del ministro de Interior, de la Fiscalía y de la magistratura concernida a la hora de la nauseabunda alcaldada de legalizar a una parte de ANV, precisamente aquella que presentaba candidaturas en los núcleos de mayor control por batasunismo. Había que ceder a las exigencias del bandolerismo etarra y cumplir lo acordado en las negociaciones.

También tienen retranca las detenciones últimas, tras el asesinato de dos guardias civiles. No creo que se hubieran efectuado en el caso de que el gobierno francés silenciara la información que había facilitado a nuestro ministerio de Interior y al CNI para su captura. Los servicios antiterroristas del CNI, la Policía Nacional y la Guardia Civil podrían propinar golpes mortales a la estructura terrorista si Rodríguez y Pérez Rubalcaba pusieran el semáforo en verde. Pero sigue en rojo, salvo cuando la coyuntura política aconseja engañar con la falsa determinación gubernamental de acabar con el bandolerismo terrorista.

Ahora se ha sabido que Txeroki estuvo cuatro veces en España para preparar el atentado de la T-4. No soy el único en dudar que pasara inadvertido para los servicios que llevan el peso de la lucha antiterrorista. Pero el gobierno de Rodríguez cuida de que siga tan libre como Ternera. Uno y otro son piezas indispensables para proseguir las sórdidas negociaciones de paz si el P(SOE) se aúpa de nuevo al poder después del 9 de marzo. ¿Por qué, si no, el gobierno ha excluido a Txeroki y Ternera de la relación de terroristas a perseguir enviada a los gobiernos europeos a tenor de lo acordado en el marco de la UE?

El martes pasado acudió el presidente Sarkozy a Pau para reunirse con los gendarmes de la zona en que vivaquean los bandoleros etarras y se engallan los batasunos de allende los Pirineos. No se escudó Sarkozy en los evasivos eufemismos a que nos tiene acostumbrados Rodríguez. Además de ratificar que no habrá flaqueza ni indulgencia contra el terrorismo de ETA y ratificar que son asesinos los que mataron a tiros a agentes españoles, advirtió Sarkozy que “los terroristas no tienen derecho de morada en el territorio de la República francesa”. Pero aún más sustanciosa es esta otra constatación que jamás Rodríguez osará hacer suya: “Estos terroristas, no contentos con ser asesinos y mafiosos, son racistas”. Y redondeó: “Considerar que toda persona que no es vasca es inferior y no tiene derecho a vivir en el País Vasco es racismo”. Y racistas son, además de mafiosos, los nacionalismos secesionistas de Vascongadas y Cataluña, también ahora el gallego, con los que compadrean los ramales federalistas del P(SOE).

La moderna sociológica entiende por racismo la acumulación de prejuicios endogámicos y excluyentes que para sostenerse deben fantasear sobre su pasado y falsificar su historia. Y a medida que esa acumulación crece y se cosifica se traduce en imperativo totalitario y desemboca necesariamente en la violencia, tanto política ysocial como armada. Rodríguez y compaña lo saben. Pero les atenazan la cobardía y la subordinación a oscuras y sectarias obediencias que persiguen la destrucción de España.

Sarkozy cree en Francia, para la que pretende reverdecer sus raíces culturales e históricas, amén de recrecer en su pueblo el orgullo de ser francés. Hasta ahora ha demostrado tener talla de estadista. Lo contrario que Rodríguez quien ni tan siquiera da la talla de político consciente de la responsabilidad contraída como presidente de gobierno. Es la causa de que de que azuce y proteja los racismos secesionistas y mafiosos en vez de asfixiarlos. Sarkozy persigue fortalecer el sentimiento nacional francés mientras Rodríguez se empecina en aniquilar lo que todavía resta del español, sin que le tiemble su estúpida sonrisa a la hora de capitular con la banda de asesinos que hacen el juego sucio de los independentistas.

Es cierto, por desgracia, que a multitud de españoles les importa hoy más el bolsillo que una patria en peligro de extinción. Pero aún siendo plausible a efectos tácticos poner el acento electoral en la ruina económica a que nos han conducido la indigencia y el arbitrismo del gobierno pseudosocialista, cometerían Rajoy y sus otros dirigentes del PP un gravísimo error si no afrontaran con parejo rigor y valentía a los de Sarkozy esos otros problemas trascendentales para España su futuro a que me he referido. Hay momentos críticos en la historia de los pueblos que exigen la decisión y la gallardía de no poner sordina a los ideales. Si es que se tienen.

http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4402

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Magistral artículo.

Anónimo dijo...

Magistral artículo

Anónimo dijo...

De lectura obligatoria