jueves 22 de noviembre de 2007
Gobierno de España: ¡Jo, qué ministros!
José Meléndez
E L conde de Romanones, gran político y prolijo escritor –aunque abusara de los “negros” para escribir sus libros- tuvo la ambición de ingresar en la Real Academia Española, donde había quedado un sillón vacante. Para ello movió sus amistades e influencias, que eran muchas, y tocó a la casi totalidad de los académicos, los cuales le prometieron su voto. Pero a la hora del escrutinio, el conde solamente consiguió dos votos, lo que le hizo exclamar con amargura: “¡Jo, qué tropa!”. Ahora, a la vista del comportamiento de los ministros del gobierno de España (nueva “trade mark” preelectoral que se ha sacado de la manga ZP, o simplemente Z, como ahora gusta que le llamen, ante la inquietante proximidad de las elecciones generales), se puede parafrasear la frase del conde: ‘Jo, qué ministros!”- Al cumplirse tres años de legislatura, tiempo mas que suficiente para que tres de las componentes de la cuota femenina mostraran su absoluta ineficacia al frente de sus respectivos ministerios, Zapatero defenestró a la ministra de Educación, Sansegundo, a la de Vivienda, Maria Antonia Trujillo y a la de Cultura, Carmen Calvo. La primera había parido una ley de Educación que recibe críticas por sus cuatro costados; la segunda, ocupada en sostener el farolillo rojo de las preferencias del público por sus gobernantes, solo pudo apuntar sus “soluciones habitacionales” que consistían en comprimir a una familia en un zulo y la inefable Carmen Calvo, satisfecha con haber hallado la cuadratura del abanico, soltar unas increíbles disquisiciones cervantinas y afirmar que Punta Umbría es una joya del Mediterráneo, se enrolló con su guardaespaldas y no la quedó tiempo para mas. Pero el problema está ahora en los ministros que quedan. El ministerio de la Vivienda, vacío de competencias por la rifa de jurisdicciones a la que se han lanzado las autonomías en el descuartizamiento propiciado por ZP, tiene un mínimo relieve, aunque el tema que maneja sea de gran importancia para el bienestar de las familias y poco más puede decirse del de Cultura. En cuanto al de Educación, el estropicio de la Sansegundo se ha enmarañado aún mas con la decisión de su sustituta de que los estudiantes puedan pasar curso con cuatro suspensos lo que aumentará considerablemente la mala calidad de la educación que reciben nuestros hijos y nietos. Pero hay ministerios cruciales para la buena marcha de la nación, como ocurre con el de Fomento, el ministerio inversor sobre el que cae el peso de las infraestructuras del país, en manos de una mujer que, además de ineficaz, es prepotente y agresiva. Magdalena Álvarez formaba una collera con Carmen Calvo en la Junta de Andalucía que traía desesperado a Manuel Chaves y cuando Rodríguez Zapatero se encontró en dificultades para formar su `primer gobierno con arreglo al sistema de guateque juvenil de chico-chica que él mismo había implantado, el viejo zorro andaluz vio la gran ocasión para librarse de ellas y se las recomendó a su jefe. Hizo un buen negocio y desde entonces se ha dedicado a disfrutar de sus días de presidente vitalicio, con Gaspar Zarrías –el Rubalcaba andaluz- al quite de todos los problemas.. Magdalena Álvarez es la única ministra que ha puesto de acuerdo a toda la oposición para pedir su dimisión, cosa que ha ocurrido recientemente en el parlamento autonómico catalán, siguiendo un clamor que también se siente en Madrid. La sucesión de fracasos en la construcción de la vía del Ave en Cataluña representa un record del que cualquier político con un mínimo de vergüenza torera se sentiría avergonzado. Pero Magdalena Álvarez, no. Se pasa las críticas por el moño y contraataca con el agresivo desparpajo que parece ser su característica. Dice que dimitir es de cobardes y se compara con Indalecio Prieto, como víctima de una campaña de la derecha y afirma con su andalucismo de cortijo “antes partía que doblá”. Habría que recordarla que Izquierda Unida y Esquerra Republicana, que también han pedido formalmente su dimisión, no son la derecha precisamente. Ni es la derecha la que ha abierto los socavones en las obras del Ave en Cataluña, ni ha llenado de polvo los vagones del tren que inauguraba el trayecto que seguirá el Ave hasta Valladolid, ni ha dejado sin agua a un pueblo malagueño por las obras en las vías, sino las prisas por celebrar unas inauguraciones que sienten como un manjar a la campaña electoral socialista y los cálculos equivocados de unos proyectos que exigen la mayor escrupulosidad y atención. La gestión de la ministra de Fomento es mala desde su principio, pero en Cataluña es desastrosa porque está sometiendo a los barceloneses a unas penalidades que no se habrían producido si se hubieran hecho las cosas con sentido común y eficacia. Pero ahí está, permitiéndose el lujo de llegar cuarenta minutos tarde a la inauguración de Valladolid y de anunciar en Málaga que ya están a la venta los billetes del Ave para Barcelona, Valladolid y Málaga a unos precios que se ha sacado de la manga porque todavía la RENFE no los ha fijado. Y todo esto después de compararse con Indalecio Prieto. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, no se compara con nadie. Tiene un orondo aspecto bonachón y una cara que igual puede ser una torta de Alcázar que la de un lego conventual. El hombre, como ministro de un ramo tan importante, es un desastre, aunque hay que decir en honor a la verdad que hay dudas sobre si ese desastre fluye de él naturalmente o viene determinado por la política exterior errática y dislocada del presidente del gobierno. Han sido numerosos sus errores a lo largo de su gestión ministerial, pero últimamente estos se han magnificado hasta el punto de poner en entredicho la dignidad del país que representa y cuyos intereses internacionales tiene la obligación de defender. Hay que volver a reconocer que la culpa no es solamente suya, sino que es la consecuencia de la política que desarrolla Zapatero de fomentar las amistades peligrosas en el exterior. Sus explicaciones de la crisis provocada por Marruecos con motivo del viaje de los Reyes de España a Ceuta y Melilla no solo carecen de credibilidad, sino que causan asombro porque afirmar que las relaciones entre España y Marruecos son excelentes cuando Rabat ha retirado a su embajador en Madrid, lo que significa en la práctica una ruptura de relaciones diplomáticas, es un infantil ejerció de voluntarismo. Y ese mismo ejercicio lo ha repetido con los insultos y desplantes del sátrapa venezolano Hugo Chávez, que sigue insultando a España y al Rey, del que dice que está esperando a que le pida perdón. Ya se sabe que la táctica de Zapatero cuando se encuentra ante un problema espinoso es la del silencio, mientras da un rodeo para tratar de evitarlo, pero su ministro de Asuntos Exteriores no puede hacer eso, cuando los hechos saltan a la vista y las ofensas hieren la estima de los españoles. El color rosa parece ser el dominante en la visión de Moratinos y se lanza a resaltarlo con un entusiasmo irresponsable. Justo 24 horas antes de que la OTAN hiciera público su sonoro rechazo de la candidatura de un prestigioso militar español a la jefatura del Comité Militar de la organización atlántica, inclinándose por un almirante italiano, Moratinos dio por hecho que el elegido sería el teniente general Félix Sanz Roldán. Estos cargos internacionales de importancia, se otorgan no solamente por los méritos de los candidatos, sino por una intensa labor diplomática para recabar apoyos. El general Sanz Roldán es uno de los militares con mas prestigio en Europa, pero le ha faltado el apoyo diplomático necesario para acceder al cargo. Y Moratinos ha vuelto a quedar en su función de oráculo a la altura de los vaticinios proféticos de su jefe. Eso es para que tanto Zapatero como Moratinos no se fíen mas de lo que les digan o les hagan en los foros internacionales. Y si no rectifican y afrontan las circunstancias tal como vienen, no les queda mas recurso que el del conde de Romanones y exclamar: “Jo que tropa”. A ver si aprenden.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4280
jueves, noviembre 22, 2007
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