martes 6 de noviembre de 2007
Referencias al Sahara con los Reyes en Ceuta José Javaloyes
En Marruecos se ha calificado de “provocación” este viaje de los Reyes. Provocación podría haber sido o parecido, quizá, el iniciar la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla no en este 6 de noviembre del 2007 sino el pasado 17 de julio, o en la misma fecha del 2008, aniversarios de la recuperación española, mediante un escobazo militar, del islote Perejil. Puestos a interpretar fechas, habría que entrar en otra suerte de consideraciones.
Interpretar, como se ha hecho por los marroquíes, que es provocación la coincidencia de las fechas de la visita real a las dos Ciudades Autónomas con las de la Marcha Verde —de la que resultó la anexión jerifiana del Sahara español al interrumpir el proceso de descolonización en que se encontraba el territorio—, es poco menos que una confesión de parte sobre la genuina naturaleza del discurso jerifiano.
Pero ya que en Rabat han sacado a colación el aniversario de la Marcha Verde, presentándola por tanto como un hecho positivo y poco menos que glorioso, sin tener en cuenta la sangre y los sinsabores que han sido los frutos de aquel suceso, para los propios marroquíes y para el pueblo saharaui (a punto de ser engullido por causa de la defección diplomática de la España de Rodríguez); una vez que el asunto de la Marcha Verde ha sido puesto encima de la mesa con motivo de la visita de los Reyes a Ceuta y Melilla, no está de más recordar en qué condiciones hubo de encajarlo España y el propio Don Juan Carlos, dentro de un contexto histórico de cambio de régimen político.
Aunque las minorías marroquíes instaladas saben qué pueden o están obligadas a decir, habiendo desarrollado cuantas técnicas frías convienen para la defensa de sus intereses, no ocurre lo mismo con las grandes masas analfabetas, depauperadas y maltratadas por el feudalismo económico inherente al sistema.
A estas pobres gentes, que formaron el grueso de quienes marcharon sobre el Sahara bajo las banderas verdes del Profeta pueden haberles calentado la cabeza con la historia de que Ceuta y Melilla pudieran ser como aquello de entonces, igual que el Sahara… Algo susceptible de resolverse con otro despliegue de multitudes, igual que en 1975.
Por Rabat no acaban de enterarse de que el irredentismo de siempre es un recurso político que se ha convertido en materia peligrosa, dentro del general proceso de transformación, en las sociedades musulmanas, de las reclamaciones nacionalistas en proclamas islamistas, manejadas por Al Qaeda allí donde al movimiento de Ben Laden le es posible. Y obvio resulta, por tanto, que seguir agitando las banderas del irredentismo en Marruecos pudiera resultar tanto como serrar la propia rama sobre la que reposa el trono del Comendador de los Creyentes.
A buen seguro, riesgos de esta naturaleza habrán sido detectados por Francia y Estados Unidos, las potencias que ahora, al alimón, apadrinan al ardoroso Mohamed VI, y, en consecuencia, templarán los ánimos, actuando como factores de refrigeración y disuasión. Amén.
http://www.estrelladigital.es/a1.asp?sec=opi&fech=06/11/2007&name=javaloyes
lunes, noviembre 05, 2007
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