jueves, mayo 04, 2006

Cisneros

viernes 5 de mayo de 2006
Cisneros
Antonio Parra
Q UINTO centenario – el hecho fue en 1506 y a raíz de la concordia de Salamanca- de la asunción del poder por Cisneros y sin mover una “palla”. Lo que aquel fraile francisco al que sus contemporáneos describen siempre con cara de frío (“una galga en pieles parecía”), muerto en Roa de pulmonía cuando iba a recibir a Carlos V, austero y flemático y sin descomponer el gesto ora aferrando el báculo o empuñando la espada. Gloriosa fue su campaña en Túnez contra la morisma pero no lo diga usted muy alto don Verumtamen que le azuzan los dogos de Alicaída. Que nuestra “intelligentzia” se ha pasado al moro. Pero no es ni intelligentzia ni nada. Es como tener un tío en Alcalá. Vanas ilusiones de ahora mismo mientras nuestra nación, nuestra inmensa nación, España, se despendola y descuaja. La banca hizo flux y no nos vamos a levar ni las diez de monte. Por supuesto que para mí resulta mucho mas sugerente la figura de un Cisneros español de pro que de un Chávez chien andaluz, el tornadizo, con su cara de brigada de cocina (pues su padre era suboficial de infantería) de igual forma que el de Rovira catalán fue del honorable cuerpo de la Benemérita) y el de tantos otros españoles que han renunciado a la españolidad. Ser del bando de don Opas el que nos traicionó en Guadalete hoy tiene mucho prestigio. Acaso por eso sea un personaje sin demasiado ascendiente en la España zapateril y conejil pero que no nos vengan con aquello de que el cardenal era una carca. Al contrario, todo un político del Renacimiento diserto en las artes cisorias que convienen a todo estadista y que había leído a Maquiavelo. Todo un sabio. Fue un eclesiástico que amaba el poder pero concebido éste como un acto de servicio a su patria y a la Iglesia de Jesucristo. De su frugalidad, de su laconismo, de la forma como sofocó la rebelión de moriscos en las Alpujarras mano de hierro en guante de seda y de su temple y valentía mucho tendrían que aprender los políticos de la contemporaneidad. La unidad que él construyó y alzó hoy se desgarra. Estamos al cabo de la calle. La gran talla intelectual de este hombre tampoco han de negársela ni sus mas recios detractores. Fue el fundador nada menos que de la Complutense. Ese colegio de San Ildefonso donde todas las primaveras comparece la ministra traba luengas del pixi dixi y los letrados de la orla boyantes y ovantes ufanos – a la mayoría de sus señorías no les cabe un piñón por el culo cuando se sientan el birrete colocado sobre el colodrillo cual si fuera un pavero de ciencia- para conceder galardones literarios que son la tramitación de puro compromiso pues vienen aquí novelistas y poetas que solo los conocerán en su casa y a la hora de comer es una creación del gran Cardenal Ximénez de Cisneros fundador de la universidad de Alcalá. Desde sus orígenes a este centro universitario le cumple una tradición de heterodoxia y de liberalidad que no tuvieron por ejemplo Salamanca de inclinaciones más conservadores. Las aulas complutenses dieron acogida a los disidentes y a los conversos – Ignacio de Loyola, Quevedo, Cervantes el príncipe Carlos – y a los cachondos mentales como fueron Pablillos y Guzmán de Alfarache. El Lazarillo no. El lazarillo –no hay regla sin excepción- perteneció a la salmanticense. De Alcalá por contera era Manuel Azaña. Yo no se si esto es para la ciudad un orgullo un titulo o un baldón a secas pero habla de la tradición liberal de esa plaza que desde los romanos pues allá abrevaba la Legio VII cuando no estaba operativa en el norte y de su carácter castrense conservó nombradía de lugar de paso y de una gran hospitalidad para el forastero. Trajano la convirtió en un vivaque o campamentos de invierno para su orden ecuestre. Contó hasta hace poco con varios regimientos de caballería. “Tengo un hermano en el tercio y otro en regulares y al mas chiquillo de ellos lo metieron en Alcalá de Henares”, cantaba una copla castellana, muy triste como todas las coplas. También tuvo penal. La vieja institución erigida por Cisneros es cosa venida a menos ya lo sé y algo devaluada por este batiburrillo de los premios Cervantes. Tener un tío en Alcalá. Por hay va la cosa. Pero allí nació por ejemplo en 1485 la desgraciada Catalina de Aragón de la cual les hable en algunos de mis otros articulos con motivo de mis visitas a Peterborough en el Yorkshire ingles. Sin embargo los graduados en la complutense solemos ir de humildes por la vida. Aquí el saber nunca ocupa lugar y miramos en nuestro diploma de licenciatura hacia el cerquillo de este fraile que aparece coronando en camafeo con su sayal y su humilde cordoncillo la larga nariz que fue testimonio de la curiosidad intelectual del “galgo en pieles” con un cierto orgullo. También con mucho afecto pues allí esta nuestro nombre estampado en la fachada plateresca con sus ajimeces y botareles del colegio de San Ildefonso de marras con paramento de Tomajón y joya del plateresco que completa Gil de Hontañon. Como estos dos maestros citados, el intelecto y el perfil cisnerianos son muy plásticos y arquitectónicos; todo como cortado a plomada. De ahí la personalidad de este fraile que oculto tanta grandeza debajo de su cogulla monacal. Sus orígenes humildes no descartaron su ascenso al cargo de heredero de la monarquía de Isabel y Fernando cuyos reinos administró en el oficio de regente y como reza el emblema de su sepulcro – la frase se me quedó grabada pues es la de un hombre para la eternidad – “en luteam olim, marmoream nunc” ( he aquí el rostro de un hombre que fue de barro y ahora pertenece al mármol) Hizo de España un gran país como artífice de un imperio que hoy pretenden negar y zaherir personajes tan histriónicos, desalmados o canallas como Evo Morales el del Poncho o Chávez el bolivariano. Odio del indio que devuelve con moneda de ingratitud la defensa de ellos que hiciera el P. Las Casas. Todo el derecho de gentes. Ese inmenso orden escolástico que habla de la dignidad y respeto de todo ser humano hecho a imagen y semejanza de su Criador habla la filosofía de estas aulas. Por mucho que quieran no lo podrán mover. No lo conseguirán levantar. -Guadeamus igitur -En realidad ese era un canto de estudiantes foráneo. Ese gaudeamus en verdad era un jocoso cantar ruin de borrachos y de giróvagos flamencos. La tonada no puede ser más burlesca y extemporánea a nuestra idiosincrasia complutense donde escribimos mucho mejor latín que parisinos y oxonianos. Lo entonaban en la Sorbona y en Paris pero bajo los techos de los salones de grados de Alcalá otros resonaron. Sin embargo si, en efecto, regocijémonos. En virtud de la Concordia de Salamanca y de la muerte de Felipe el Hermoso, Cisneros es nombrado regente. Había sido confesor de la reina Isabel la Católica y en la corte tuvo fama de disciplinado y entero porque este madrileño nacido en Torrelaguna debió de ser de armas tomar del todo diferente a Hernando de Talavera al que Isabel de Castilla le consideraba un “santo”. Sin embargo, aquel santito no fue capaz de solucionar la rebelión de las Alpujarras. Cisneros de mucha más mano dura por el contrario sí lo hizo aunque tuviera que emplearse a fondo con medidas drásticas como por ejemplo la quema del alcorán en la Alambra de Granada. Nadie, por lo demás, se lo eche en cara. A fray Hernando que era más bondadoso y tolerante los moros le toreaban. El prestigio intelectual de Cisneros es enorme: la traducción de la Biblia políglota tarea que acomete en 1502. Fue uno de los primeros impresores de categoría y una de las primeras estrellas de la galaxia de Guttemberg. Publica el “Misal mozárabe”, “Las epístolas de Santa Catalina de Siena” y la “Vida de Cristo” del Cartujano que precisamente iba a ser determinante de la conversión al catolicismo del capitán vasco Iñigo de Loyola. Asimismo, y para que los catalanes no se nos pongan a mal dio a la estampa las obras completas y tratados místicos de Ramón Llull. Estamos, insisto, ante un prelado renacentista que movía con igual acierto el calamo de versado en escrituras como la mitra de obispo o el “galerus” o casco de prelado romano. Recuerdo una emoción suprema que me embargo un domingo cuando fui a misa y en una capilla del citado colegio me tope de manos a boca con el monumento funerario a Cisneros. Su tumba es una maravilla de estatuaria yacente en mármol de carrara y figuras de alabastro, obra de Fancelli que también tallo el sepulcro – completado por Bartolomé Ordóñez- del infante don Juan y el de los Reyes católicos en Granada. De estas obras de arte dijo Unamuno que en ellas esta enterrada España. La tumba fue profanada por las turbas marxistas en 1936 y reconstruida durante el franquismo. El orden universitario español con sus luces y sombras sus grandezas y miserias se cuadratura en Cisneros. En una mezcla de pileo académico garante de libertad y de casco castrense. La tolerancia y espartaquismo. Colegios mayores y menores. Se llegaron a contar hasta treinta y cinco. En siglos anteriores y hasta mediados de 1745 cuando Alcalá deja de emitir títulos las grandes familias españolas mandan a Alcalá a estudiar a sus hijos pero permiten que estos se acompañen de criados o chofistas pues se alimentaban con las sobras de las mesas de sus amos quienes a su vez consiguen graduarse y acceder en muchos casos a ordenes eclesiásticos como Sorbona, Oxford, Cambridge o las universidades italianas pero allí la jerarquía aristocrática es mas rigurosa. Alcalá que siempre fue porcionista y algo medio pensionista en contraposición conserva un carácter de llaneza comunera desde el principio y esta humildad con que nació la sapiencia se la deba al carácter de este fraile de Torrelaguna que perteneció a la cogulla y al cordón de los Mínimos reformista y reformador como buen franciscano. Quienes han conocido los rigores de esta hermosa tradición medieval y hemos llevado la beca roja o azul según los colegios y el manto pardo que se convirtió en esclavina no podemos mirar para la efigie de fray Francisco que resplandece en todos los títulos complutenses con una nota de simpatía, agradecimiento y veneración. ¿A que ese afán de tirar por tierra lo nuestro? Nos consta que la Universidad de Madrid ha tenido una de las mejores facultades de Medicina, Jurisprudencia y Lingüística (Latín, Griego, Hebreo) del mundo pero los egresados según dicen los sudacas en estos claustros apenas lo damos importante. Somos humildes como nuestro fraile fundador. Es ya medio milenio bajo las aulas. Si entrásemos en coloquio con las paredes de esos claustros, cuantas cosas nos podrían contar. Buenas y malas. Algunas tristes otras tiernas y las más picantes .De fiestas como la del obispillo, las de los soplillos de Pascua o los aguinaldos por Navidad. Los enfrentamientos y reyertas y hasta algún estacazo entre los mozos del pueblo y los estudiantes. En una ocasión por una mora mató un teatino del Colegio Menor de los Vizcaínos al sobrino de un obispo y hubo desmanes entre los treinta y cinco colegios por discrepancias regionales. Aun no se había inventado la España de las autonomías ni Cartagena era nación. Todos los primeros de curso se daban sonoros y novatadas y por san Juan había enramadas y rondas de galanes por las mozas del lugar y algunas veces también palos. En el Colegio del Rey estaba media servidumbre de palacio y allá por el mes de julio se veía abandonar la ciudad a verdaderas comitivas de mulas reverendas con las artolas cargadas de libros y los recién graduados con sus sotanas y sus birretes conseguidos con la orla triunfal y la lectura de la “disertatio” en el paraninfo. Eran los licenciados que acababan. Iban camino de su pueblo soltando latinajos muy pagados con su tonsura y su aspiración a una sinecura como beneficiados o prebendados en la iglesia de su lugar. “Sint ut sunt, aut non sint”. He ahí el gran dilema. La purga de Benito. Ser o no ser. Que las cosas se queden como están o no sean más. La fórmula había que recordarse al señor ZP en este centenario de Cisneros que contemplará don José Luis como quien oye llover y que no sé si ha tenido un tío en Alcalá pero con el de presidente no tenemos tío ni chá. Todos vamos de curritos. Esto es: de fámulos, según prescribía nuestra rancia tradición escolástica.

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