martes 30 de mayo de 2006
Breves apuntaciones sobre nuestro desarrollo social
Antonio Castro Villacañas
M AX WEBER nos enseñó que el enemigo mortal del político es la vanidad. Víctimas de ella, nuestros gobernantes proclaman -con cualquier motivo, a todos los vientos- que España va bien. Mejor que nadie en Europa, desafían. Incluso hay ministros que, cuando toca presentar cualquier clase de estadísticas, se atribuyen mediante un mayestático, pontifical y bobalicón "nosotros" el mérito de que España haya crecido en número de habitantes y, como lógica consecuencia, de trabajadores, de cartillas de ahorro y demás etcéteras. Los datos, sin embargo, son testarudos. España es, junto con Portugal, el país que tiene el gasto público por habitante más bajo de la Europa de 15 miembros, y ello en todas las vertientes del Estado de bienestar: educación, sanidad, pensiones, guarderías infantiles, residencias de ancianos, asistencia domiciliaria, ayuda familiar... Es cierto que el PIB "per capita", medida del nivel de desarrollo económico de cada país, es ya el 90% del PIB del promedio de esa Europa. Ello quiere decir que España ha crecido económicamente mucho en los últimos 30 años. Pero eso, en vez de agrandar la vanidad de los políticos, debería humillarla, porque subraya más el raquitismo de esta Monarquía democrática y parlamentaria que venimos disfrutando, ya que gasta menos en bienestar social de lo que le corresponde por el nivel de riqueza que tiene. ¿Por qué los gobiernos de turno ponen tapaojos y orejeras a esta situación, y sus políticos -sean de la ideología que sean- insisten uno tras otro, desde sus diferentes puestos, tribunas y prebendas, en que esta "España va bien"? ¿Por qué hurgan, como resultado de su vocación marxista, o de su ignorancia, o de su clara cobardía, en que las causas históricas de este bajo o este malo subdesarrollo son consecuencia del totalitarismo franquista, tergiversando así con plena desvergüenza el pasado, cuando de sobra saben que las auténticas causas de la creciente separación entre ricos y pobres se encuentran en la notable ambición capitalista imperante en la mayoría de nuestros dirigentes políticos y económicos y en todos los campos de influencia -con especial intensidad en el de los medios de comunicación-, y en las fatales consecuencias de la interpretación zapateril del socialismo, que prácticamente ha suprimido a la clase trabajadora de su discurso porque considera que ya no es progresista ni moderno tenerla en cuenta? España va bien, en efecto. Va muy deprisa por el camino de la "desconvergencia social". Por eso puede presumir nuestro vicepresidente económico de tener superávit presupuestario. Por no atender como se debe las exigentes necesidades de nuestro pueblo.
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