martes 30 de mayo de 2006
Operación “Tormenta Complaciente”
Federico Jiménez Losantos
¿Y cómo puede apoyar Rajoy ese “proceso de paz”? Pues hablando poco de él en el Parlamento. Cuanto menos, mejor. Todo menos convertirlo en el eje de la política de oposición, precisamente porque debería serlo
Negros nubarrones se ciernen sobre la alternativa democrática de España, que, aunque no muy eficaz, es el PP. Con la ETA como aliado y el llamado “proceso de paz” como estrategia electoral, Zapatero ha vuelto a señalar el papel asignado a la Derecha en su nuevo régimen, que es el del Partido Campesino de Polonia: coartada de la dictadura y, eso sí, oficina de colocación de los logreros y arribistas de distinta cuerda, tradición o “sensibilidad” política. ¿Pero acaso hay algo a lo que el político sea más sensible que al Poder? No. Por eso Zapatero se juega su futuro en el Poder a la carta de la ETA y por eso una parte del PP se juega el suyo a la carta de Zapatero, que incluye a la ETA.
En el debate sobre el Estado de la Nación, hay poco que debatir: Zapatero se ha cargado la Nación y el Estado, puesto que ha apuñalado por la espalda la Constitución y no ha dejado que los españoles pudieran siquiera opinar sobre la liquidación de su soberanía. No estamos, pues, en el momento de los grandes discursos, aunque nunca sobren, sino en el de las estrategias prácticas para frenar ese proceso de envilecimiento nacional y liquidación de la democracia. ¿Y cuál es la estrategia del PP? Yo no sé cuál es, pero veo, como todos los españoles preocupados por su presente y su futuro, que el PP parece respaldar a Zapatero en sus tratos con la ETA aunque esperando que fracase. Si no fracasa a corto plazo, por más que el proceso ya suponga el fracaso de la libertad y de España, Rajoy compartiría con ZP los halagos de una opinión pública narcotizada y ovina, que, según dicen las encuestas, se embaula toda esa palabrería soviéticozapateril de la “paz” como una tortilla de Lexatin, para amodorrarse a gusto ante la televisión a la hora de la siesta, que son todas. ¿Y cómo puede apoyar Rajoy ese “proceso de paz”? Pues hablando poco de él en el Parlamento. Cuanto menos, mejor. Todo menos convertirlo en el eje de la política de oposición, precisamente porque debería serlo.
Lo malo es que este PP de Aznar y de Rajoy se ha rendido ante Polanco aunque no ante la ETA, ha resistido al PSOE pero ha supeditado siempre su estrategia de Oposición a las encuestas. Y las encuestas dicen que la teleplebe vería con gusto que Rajoy se entendiera con ZP en eso tan bonito de la Paz y se dejaran de políticas. Arriola, el que encuestaba y encuesta para el PP, no es sólo el agente más eficaz del PSOE en Génova 13 sino que representa también el alma eslava, gemebunda y doliente de los líderes de la derecha española, siempre pendientes del qué dirán. Principios, los justos; siempre que no vayan contra las encuestas. Y es muy de temer –el Gobierno ya lo da por hecho- que hoy Rajoy hable de todo menos de la gran traición zapateril a España y a la libertad sentándose a negociar con ETA. O que hable tan poco que será como si no hablase, en vez de sacar la caja de los truenos y tirársela a la cabeza a Zapatero.
El futuro diseñado por ZP para el PP podría denominarse, a la americana, "Operación Tormenta Complaciente": gran aparato eléctrico pero apenas unas gotas de agua para engañar el páramo. O sea, mucho ruido verbal y pocas nueces. La Derecha, la entrañable y desesperante Maricomplejines, ha buscado siempre la seguridad. Hoy, para su desgracia y la nuestra, podría encontrarla. Y convertirse definitivamente en Doña Complejos.
Gentileza de LD
lunes, mayo 29, 2006
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