domingo, mayo 28, 2006

Entre Séneca, Ghandi, Miterrand y Elorriaga

lunes 29 de mayo de 2006
PP
Entre Séneca, Ghandi, Mitterrand y Elorriaga
José García Domínguez

Cuando a uno lo agreden, le asaltan las sedes y se las embadurnan de estiércol, antes de encerrarlo en una comisaría por motivos políticos, al tiempo que no cesan de llamarle asesino, golpista, fascista y paralítico mental, lo menos eficaz es responder.

Sostiene Gabriel Elorriaga que "no es eficaz" responder a los insultos, bajezas, mentiras y calumnias que, un día sí y otro también, lanzan los intelectuales orgánicos del PSOE –Blanco, Boris Izaguirre, Almodóvar, Bardem & cia. – contra el Partido Popular. Y no ha de ser uno quien lleve la contraria en eso al postulante de Comunicación de los vejados y ofendidos. Pues, ni uno ni nadie avisado habrá de encontrar el menor motivo para enmendar tan prudente cogitación de Elorriaga. Aunque, pensándolo bien, sí se me ocurre un hipotético discrepante, que siempre hay gente pa to, como decía aquél. Pienso en el finado François Mitterrand, alguien que quizás se hubiera sentido personalmente descalificado con el aserto. Aunque, para el caso, tanto daría, que como el pobre muerto yace difunto, tampoco iba a servirle de nada abjurar ahora de su máxima favorita: "Sin duda, la derecha más lerda del mundo es la francesa".
Y es que Elorriaga lleva más razón en lo suyo que un santo de palo. Así, cuando a uno lo agreden, le asaltan las sedes y se las embadurnan de estiércol, antes de encerrarlo en una comisaría por motivos políticos, al tiempo que no cesan de llamarle asesino, golpista, fascista y paralítico mental, lo menos eficaz es responder. Al contrario, como nadie ignora, lo único eficaz en esos casos es encender el televisor, encargar una pizza por teléfono, hacer unas risas con "Los Simpson" y olvidarse del asunto. Que ante un poder audaz, decidido a eclipsar a los disidentes saltándose todas las reglas escritas y no escritas de un orden civilizado, sólo el más genuinamente monacal de los mutismos absolutos, el cartujo, ofrece garantías eficaces para seguir acumulando trienios en una vida tranquilita y sin sobresaltos.
Eso, mejor que nadie, mejor incluso que Elorriaga, lo sabe Boris Izaguirre, que continuará enseñándole eficazmente el culo al PP en todas las televisiones de Zapatero, aunque se guardaría muy mucho de moverlo contra los Círculos Bolivarianos en la Venezuela de Chávez. Igual que hicieran durante la dictadura nuestras artistillas comprometidas, que ya entonces poseían un concepto sublime de lo eficaz; al extremo de que, cada año, andaban siempre a punto de derrocar a besos a Franco, al final de aquellos saraos benéficos que montaban ellas mismas en honor de doña Carmen. Por lo demás, también intuyen con claridad qué es eficaz y qué no los diez millones de votantes del Partido Popular en toda España; en especial, los que sobreviven en Cataluña y en el País Vasco.
Sin embargo, esos, a pesar de comprender la idea, se empeñan en ser ineficaces a conciencia. Y a cientos de kilómetros de los cómodos despachos de Génova 13, contra el más elemental sentido de lo práctico, siguen obstinándose en defender sus ineficaces principios, sus valores y su dignidad personal y política todos los días del año. Mas no será uno quien venga a darles la razón a ellos, contra el genio de la comunicación. Ni uno, ni tampoco el pobre Mitterrand, claro.

Gentileza de LD

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