miercoles 2 de julio de 2008
Tres populares
Germán Yanke
En la elección de Alicia Sánchez Camacho para presidir el PP de Cataluña hay dos factores. En primer lugar, se trata de una decisión de la dirección nacional del partido cuando había tres candidatos (dos de ellos negociando ya una lista conjunta). Es un poco sorprendente, la verdad, que después de haber estado rogando que los “críticos” presentaran su candidatura en Valencia se argumente ahora la conveniencia de una lista “de consenso” (de consenso dictado en este caso) a la que, además, puede que no todos se plieguen. Al PP de Cataluña, ya que en la sede central (en los tiempos de Acebes también) se quejaban del “poco partido” que allí se había conseguido, le habría venido bien el debate y la confrontación de listas.
No debe olvidarse, de todos modos, que el actual presidente del PP de Cataluña (que tachó esta decisión de “broma”) es también un cargo impuesto en una maniobra (de los tiempos de Acebes también) bastante vergonzosa tras el acoso y derribo de Josep Piqué, que debe de estar ahora partiéndose de risa por las esquinas o por los cielos, ya que a los aviones de dedica. Sirera, el llamado desde Génova a sustituirle, ha cifrado la broma en que Alicia Sánchez Camacho encabezó en las últimas elecciones la única lista popular en las circunscripciones catalanas en la que no se obtuvo representación. La broma es decirlo, ya que fue llamada para tratar de conseguir lo imposible: un escaño en Gerona, que ya no lo tenía el PP, después del descalabro con la marcha de Piqué y las fórmulas provisionales y curiosísimas de Acebes y su equipo cuando Mariano Rajoy daba el beneplácito a todo.
Esta paradójica situación no obsta que la elección de Sánchez Camacho sea, si es ratificada por los compromisarios, una decisión inteligente. Ha demostrado en el Congreso su capacidad profesional y política, el perfil de una derecha moderna que ha defendido razonable y razonadamente, en materia tan sensible como las cuestiones de Interior, las posiciones y el programa del PP. El nuevo estilo, si ella está al frente, no responderá al abandono de unas ideas, ni a la modificación de un diagnóstico de lo que ocurre, sino a la búsqueda de un discurso eficaz.
Lo mismo ocurre, aunque en esta ocasión en consenso se haya producido de un modo más presentable, con Antonio Basagoiti en el País Vasco, que ya tiene garantizado, al parecer, el apoyo del 80% de los compromisarios. Es exactamente lo mismo: un nuevo discurso para un proyecto político que el actual concejal popular de Bilbao ha defendido siempre con tanta entrega como inteligencia. El absurdo de las protestas por el abandono de los principios ha quedado claro, por cierto, en la última carta de María San Gil, que no concreta sus quejas ni expone su alternativa más allá de su estado de ánimo o la inquebrantable voluntad de que nada cambie (incluida la derrota electoral del PP).
En una misma jornada se unen a esos dos nombres el de Manuel Pizarro, que será el portavoz del PP en la importantísima Comisión Constitucional del Congreso, después de no haber querido formar parte del Gobierno de Esperanza Aguirre. Si Pizarro, Basagoiti y Sánchez Camacho representan el abandono de los valores y principios, la transgresión de las esencias y el relativismo moral, pues nada, habrá que apuntarse al abandono, la transgresión y el relativismo…
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=02/07/2008&name=german
miércoles, julio 02, 2008
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