jueves 3 de junio de 2008
Más que una nueva estatua de la Libertad
Miguel Ángel García Brera
V IENDO a Ingrid Betancourt gozosamente recuperada para la libertad, el monumento imponente que surge casi del mar, en Nueva York, parece ser menos representativo que el vídeo de esta mujer decidida, perdida en la infamia del secuestro durante mas de seis años, ahora reunida con su familia y de vuelta a sus quehaceres y a la vida normal. “No he sabido lo que es la luz eléctrica, ni el agua caliente durante todo este tiempo”, ha dicho, y uno se pregunta por qué el hombre tiene tanta dificultad para valorar lo que tiene cuando disfruta de libertad. Seguramente a ninguno de esos personajes a quienes se inquiere sobre qué llevarían a una isla solitaria, se les habría ocurrido citar la luz o el agua caliente, y, contemplando a ciertos transeúntes pegados al “móvil”, mientras recorren las calles, creo que, de ser preguntados, probablemente se habrían quejado más de no tener en la selva teléfono que de no ver la luz eléctrica ni disponer de agua caliente. Pero cada persona es un mundo y el mundo de cada persona es la libertad.
No hace mucho escribía sobre alguna posible connivencia entre algún congresista colombiano y las FARC, y aproveché el texto para recordar a Ingrid, sumida en el horror de un vídeo que dio la vuelta al mundo, mostrándola enflaquecida, abatida y aparentemente enferma. La apariencia de la que fue candidata a la presidencia de su país es ahora muy diferente, o tal vez el vídeo se emitió, con alguna intención, un tanto difuminado. Recuerdo que por aquellos días – tal vez hace un par de meses – hasta un hijo de Ingrid manifestó que, de no ser liberada, su mamá moriría en un par de días. Y llama la atención que, después de muchos más sin que llegara la liberación, haya salido ahora en tan magnífica apariencia. ¿Estuvo la secuestrada a las puertas de la muerte y se ha recuperado en la selva? ¿Fue liberada días atrás, demorando la noticia para atenderla médicamente y devolverle un estado saludable? ¿O se quiso dar con el video una idea desesperada de la situación para así mover más los ánimos internacionales, aunque siempre estuvieron muy volcados en intentar un desenlace como el que se ha producido?
Sobre las interrogantes anteriores, me decanto por la tercera opción. No recuerdo que haya habido otro secuestro en el mundo cuya publicidad haya sido manejada con tan gran maestría; ni siquiera el secuestro del nieto del multimillonario Paúl Getty. El propio Sarkozy llegó a afirmar, muy seguro de lo que dice y puede -y tan rotundamente como asegura Zapatero que no hay crisis económica en España- que liberaría a la ciudadana colombiano-francesa. Y Sarkozy ha cumplido su difícil promesa. Hoy mismo en el mundo quedan muchos secuestrados de toda clase social, hombre y mujeres, y tampoco una candidata en unas elecciones tiene más rango, dinero o influencia que algunos empresarios internacionales y otras personalidades políticas. Sin embargo, el caso de Ingrid Betancourt ha sido un prodigio de comunicación, seguramente dirigida por Francia en colaboración con muy bragado el presidente Uribe. Tal vez en esa tarea de permanente comunicación, dedicada a remover conciencias y crear estados de ánimo en los propios secuestradores, esté gran parte del éxito de una misión policial y militar que, de no haber sido por el eco mediático de la situación de Ingrid, tal vez habría llegado tarde. Y no me extrañaría que, como ella misma ha dicho, Ingrid Betancourt se encuentre bien, y nunca haya estado tan terminalmente enferma como el vídeo famoso hizo parecer. De lo que, me alegro infinitamente.
Lo importante es que la secuestrada haya salido de su Calvario en compañía de otro grupo de personas y que, en todos, se reafirme la esperanza de que las FARC acepten salir de su tenebrosa faena, liberen a quien injustamente hacen padecer, y busquen una reinserción que el presidente Uribe ya prometió varias veces a quienes entreguen las armas. De ese modo, la libertad volverá a reinar en Colombia y, por contagio, irá ganando fuerza en todo el mundo. Una vez, Francia regaló a Norteamérica su Estatua de la Libertad; ahora Colombia, luchando por conseguir, y consiguiendo, la de una ciudadana también francesa, envía a Francia, desde Suramérica, a Ingrid Betancourt. mucho más que una estatua, una mujer, nuevo icono de la libertad.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4719
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