miercoles 16 de enero de 2008
Rajoy excluye a Gallardón de la lista de Madrid, y el alcalde anuncia que dejará la política el 9 de marzo
Pablo Sebastián
Rajoy tomó la decisión tras la amenaza de Aguirre de abandonar la Comunidad de Madrid para entrar también a la lista de Madrid
El presidente del PP consultó con Aznar, Cascos y Rato la crisis de las listas electorales
El líder del PP, Mariano Rajoy, ha decidido que Gallardón no vaya en la lista del PP por Madrid al Congreso de los Diputados, tras recibir por parte de Esperanza Aguirre un ultimátum en el que le anunciaba su dimisión de la presidencia de la Comunidad de Madrid si el alcalde, finalmente, entraba en las listas del Congreso, advirtiendo Aguirre al líder del partido que, en ese caso, ella también será candidata a diputada por Madrid apoyada por las bases del PP madrileño, que preside y controla.
Ante esta situación, de franco enfrentamiento en la cúpula del PP, Rajoy decidió que Gallardón quedara fuera de la lista, lo que evitaba que Aguirre mantuviera su pretensión de dimitir en la Comunidad y de aspirar a otro escaño del Congreso. Una decisión la de Rajoy contra el alcalde que le ha dado un claro triunfo a Aguirre en su pulso con el Gallardón y que provocó el posterior anuncio del alcalde de “abandonar la política” después de las elecciones generales del próximo 9 de marzo.
Días antes de tomar esta decisión de excluir al alcalde, Rajoy había tenido varias reuniones secretas con destacados dirigentes del PP para conocer su opinión sobre el momento político y sobre si incluir o no a los alcaldes del PP en las listas electorales. En esas conversaciones participaron, uno a uno, Aznar, Álvarez Cascos y Rato, entre otros. Aunque, al final, fue el órdago de Aguirre el que motivó su decisión de excluir a Gallardón.
Una amenaza clara y directa que Aguirre, y sus más íntimos colaboradores, habían preparado en los últimos meses y tenían decidido poner en marcha en el momento crucial de todo este proceso. El que se desató cuando Rajoy pidió a las organizaciones regionales del PP que le enviaran sólo el nombre del cabeza de lista, para tener las manos libres sobre el caso Gallardón. Y fue, a partir de eso momento y tras filtrarse la decisión de Manuel Pizarro de aceptar ir de número dos en la lista de Madrid, cuando la presidenta de la Comunidad madrileña destapó sus cartas y lanzó su ultimátum final, que fue determinante.
Además y, ante la publicación en la tarde del martes por Estrella Digital de la amenaza de Aguirre, Rajoy convocó una reunión de urgencia en la sede central de la calle Génova a la que fueron invitados Acebes, Gallardón y Aguirre. En dicho encuentro Gallardón y Aguirre insistieron, los dos, en que querían ir en las listas, y Rajoy les dijo a los dos que no iría ninguno, dándole, finalmente la razón a Aguirre en presencia de Gallardón.
El que, poco después, comunicó a sus colaboradores más cercanos que dejaría la política a partir del 9 de marzo, con lo que, presumiblemente, la alcaldía de Madrid caerá en manos de Ana Botella. Al tiempo que este anuncio, como el ultimátum de Aguirre, abren una crisis descarnada en la cúpula del PP que puede tener consecuencias nefastas para las expectativas electorales de Rajoy. De manera que si el PP pierde las elecciones muchos en este partido y sobre todo en los medios de comunicación y en la opinión pública dirán que la culpa de la derrota la tuvieron Aguirre y Rajoy por dejar fuera de las listas a Gallardón, el máximo exponente del sector más moderado y centrado del PP, y el político de este partido mejor valorado en España según todos los sondeos electorales.
De manera que, Rajoy ha dejado que se pudriera este crisis entre Aguirre y Gallardón durante cuatro años para que, al final, cuando pensó arreglarla a su manera, en la víspera misma de las elecciones para evitar escándalos y rebeliones en el PP, la crisis le ha estallado en las manos, a las pocas horas de pedir ayuda y consejo a varios dirigentes históricos del PP como Aznar, Cascos y Rato, a los que ha ninguneado en los últimos años, con el intento de cubrirse las espaldas en su decisión final. Charlas en las que se habló de las listas y de la conveniencia o no de incluir a varios alcaldes, pero que, cuando se celebraron, no contaban con el plan secreto de Aguirre de lanzar el ultimátum final. Convencida la presidenta de la Comunidad de Madrid que, como hizo Aznar en Castilla León, para ser la líder nacional del PP debía renunciar a la presidencia madrileña o, al menos, amenazar con ello que es lo que ha hecho.
El órdago de Aguirre ha surtido efecto y ha frenado en seco a Gallardón, con lo que el PP pierde una baza decisiva frente a los votantes del centro, y con lo que Aguirre entiende que, si se estrella Rajoy en las elecciones, ella tendrá una oportunidad de ser la presidenta del partido sin que el alcalde de Madrid ocupe un sillón en el Congreso de los Diputados, donde quedarían –en caso de derrota de Rajoy- como hombres fuertes de los populares, otra vez Acebes y Zaplana. Los dos próximos a la presidenta madrileña y a su clan mediático de El Mundo y la COPE, que han hecho lo imposible para destruir la candidatura de Gallardón. Y que veían a Zaplana en franca inferioridad, una vez que había sido desplazado de Valencia –de donde han desaparecido también como posibles diputados toda su guardia pretoriana- y que podía quedar sumergido en la lista de Madrid, en el quinto o el sexto lugar.
El futuro de Gallardón
En la trastienda de la batalla de las listas electorales figuraba la ambición de los dos máximos dirigentes madrileños del PP, Aguirre y Gallardón, de estar sentados en el Congreso de los Diputados en el caso de derrota de Rajoy. Algo que podía hacer Gallardón por no tener incompatibilidad con la alcaldía, pero no Aguirre que debía dimitir para ello por lo que decía estar en inferioridad de condiciones frente al alcalde, aunque ella tenía la ventaja del control del PP madrileño para un futuro congreso del partido que debatiera la sucesión de Rajoy en caso de derrota del PP.
Naturalmente, el “gambito de Reina” que ha hecho Aguirre sobre el tablero la presenta como mejor posicionada en la partida, pero aún falta por ver que hará a partir de este momento Gallardón. Porque el alcalde, tras dos victorias por mayoría absoluta en la Comunidad de Madrid y otras dos recientes en el Ayuntamiento capitalino, se consideraba con todo derecho a acudir en la lista del Madrid al Congreso, como pasa en otras ciudades con distintos alcaldes del PP. De momento el primer edil de Madrid anunció que dejará la política el próximo 9 de marzo, después de las elecciones, una decisión que ya tenía pensada desde hace meses si Rajoy le rechazaba su petición de entrar en el Congreso de los Diputados.
Y si este abandono de la política, y del PP se entiende, de Gallardón se lleva a cabo, nadie descarta que más adelante el alcalde intente formar un nuevo partido de centro, liderando un nuevo proyecto político en el que podrían participar, muchos ciudadanos y otros dirigentes políticos, tanto del PSOE como del PP. Los casos de Ciudadanos o del partido de Rosa Díez solo han sido, hasta ahora, ensayos sin consolidar pero han mostrado que ese espacio político existe, aunque sus posibles votantes se encuentra al día de hoy resignados en los grandes partidos o refugiados en la abstención.
En todo caso, Gallardón ha perdido el pulso frente a Aguirre porque esta ha sido más audaz y ha amenazado, en serio con su dimisión, pero con un as en la manga: con la seguridad de que las bases de Madrid la meterían a la fuerza en la lista al Congreso. Mientras que Rajoy no ha sido de jugar hasta el final la partida, poniendo también encima de la mesa de Rajoy su propia dimisión, lo que habría obligado a Rajoy, por lo menos, a incluir a los dos en las listas del PP por Madrid.
Ahora, Gallardón ha dicho que se irá a partir del 9 de marzo, lo que puede ser un error porque, una vez anunciada su partida, todo ello provocará en el cuerpo electoral el mismo efecto político que si lo hubiera hecho ya. Con lo que el aparato mediático de Aguirre se pondrá desde ahora en marcha para acusarle de deserción en plena campaña electoral, cuando lo cierto es que no ha sido Gallardón el que se va sino Rajoy y Aguirre los que lo echaron, y desbancaron de su razonable ambición de entrar en el Congreso de los Diputados, después de más de doce años en la política de Madrid.
Euforia en la Comunidad y en el PSOE
Mientras tanto, en el campo de Aguirre reina la euforia porque se considera que la presidenta ganó la batalla y el pulso a dos bandas que lanzó a Rajoy y Gallardón, decidida a que nadie se interpusiera en su camino en pos de la presidencia del PP para el caso en el que Rajoy pierda las elecciones. En el equipo de Aguirre se ha confirmado que la presidenta estaba decidida a dejar el mando de la Comunidad en manos de su vicepresidente, Ignacio González, en el caso de que Rajoy hubiera aceptado la presencia de ella y Gallardón en las listas del PP por Madrid.
Aunque para euforia la que ahora tienen en el PSOE por causa de esta seria crisis abierta en la cúpula del PP, que le dará un respiro muy importante a Zapatero y que eclipsa el lanzamiento de la candidatura de Pizarro como la estrella de la política económica del PP.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=16/01/2008&name=manantial2
miércoles, enero 16, 2008
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