miercoles 16 de enero de 2008
A VUELTAS CON EL CLIMA
¡Brrr! ¿Dónde se ha metido el calentamiento global?
Por Jeff Jacoby
Hace un año, BBC News se marcó el siguiente titular: "2007 será el año más caluroso de que se tenga memoria". En el desarrollo de la noticia, y citando a expertos del Servicio Meteorológico británico, se decía que era probable que se batiera el récord registrado en 1998. Pero, lo que son las cosas, resulta que en 2007 hizo un frío de aquí te espero en buena parte del planeta.
Así, Sudamérica experimentó uno de los inicios de invierno más gélidos que se recuerdan en aquellas tierras. "Una brutal ola de frío trajo temperaturas mínimas nunca antes registradas, heladas durísimas, enormes nevadas y gravísimos problemas en el suministro eléctrico –ha relatado Eugenio Hackbart, jefe de Meteorología del centro Metsul (Brasil)–. La cifra de muertos que arrojó la ola de frío, de diez días de duración, fue superior a la de cualquier otro suceso de orden climático de la historia reciente de Argentina".
Buenos Aires vio nevar por primera vez en 89 años, mientras que en el Perú el frío alcanzó tal intensidad que se cobró la vida de centenares de personas y el Gobierno declaró el estado de emergencia en 14 de los 24 departamentos. Por lo que hace a Chile, el titular de Agricultura del Gabinete Bachelet lamentó las pérdidas provocadas en el campo (200 millones de dólares sólo en cosechas y cabezas de ganado) por el invierno "más duro de los últimos 50 años".
Los latinoamericanos no fueron los únicos que tiritaron de frío. El geofísico de la Universidad de Oklahoma David Deming, especialista en flujos de temperatura y calor, ha declarado al Washington Times que en 2007 todo el Hemisferio Sur sufrió el azote de un frío gélido e "inesperado". La nieve llevaba un cuarto de siglo sin caer significativamente en Johannesburgo. Australia batió su mínimo de temperaturas en julio. En Nueva Zelanda, el desplome de las temperaturas primaverales echó a perder buena parte de la cosecha de vino.
En el Norte también se las vieron con el frío. El pasado diciembre New Hamspshire llegó a tener un espesor de nieve de 1,13 metros, con lo que batió la marca registrada en 1876 (1,09). Y el Gobierno canadiense andaba en noviembre pronosticando el peor invierno en 15 años.
Efectivamente: una cosa es el tiempo y otra el clima. En teoría, podríamos estar hablando simplemente de anomalías climáticas anecdóticas, de un mero parón en la marcha hacia ese calentamiento global que Al Gore y toda la panda de alarmistas tienen como la más letal de las amenazas que penden sobre nuestras cabezas. Pero ¿y si el gélido invierno de 2007 fuera una señal de una inminente época de enfriamiento planetario?
Oleg Sorokhtin, miembro de la Academia de Ciencias Naturales de Rusia y del Instituto Oceanográfico Shirsov (Moscú), anda aconsejando al personal que haga "acopio de abrigos y botas de fieltro", pues –añade– "los datos más recientes muestran que la Tierra ya ha dejado atrás el punto culminante de su periodo cálido y pronto, para el año 2012, experimentaremos una gran ola de frío".
Sorokhtin no comparte la teoría, tan extendida, de que los gases de efecto invernadero, especialmente el CO2 de origen antropogénico, están provocando un calentamiento del planeta. Al igual que otros muchos científicos, Sorojtin sostiene que lo que más afecta al clima es la actividad registrada en el Sol. "El dióxido de carbono no tiene la culpa del cambio climático", ha escrito en Novosti. "La actividad solar es muchas veces más poderosa que toda la energía producida por la humanidad en su conjunto". Del mismo parecer son los físicos Henrik Svenskmark y Eigil Friis-Christensen, que han escrito en un paper del Centro Espacial de Dinamarca: "El Sol (...) parece ser la fuerza principal del cambio climático".
El año pasado no fue, ni mucho menos, "el más caluroso de que se tenga memoria". La temperatura global fue prácticamente la misma que la registrada en 2006, en 2005, en 2004, en 2003, en 2002, en 2001. La cota de 1998 no ha vuelto a ser alcanzada. Así pues, no ha habido calentamiento global alguno desde hace casi una década. La temperatura media se mantiene en los mismas marcas... a pesar de que los niveles de concentración atmosférica de CO2 siguen subiendo (un 4% desde 1998), lo cual plantea unas cuantas preguntas relacionadas con la teoría que atribuye al dióxido de carbono el cambio climático.
No obstante, se ha dado tanta cancha a los escenarios alarmistas, y se ha tratado con tanto desdén a las voces discordantes, que millones de personas creen que Gore ha de llevar razón cuando insiste en asegurar que el debate en el seno de la comunidad científica está "zanjado". Si el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, dice que el calentamiento global es cuando menos tan peligroso como una guerra nuclear, si Bill Clinton afirma que se trata de una amenaza "más grave" que la del terrorismo internacional, no es de extrañar que el ciudadano de a pie piense que el debate está "zanjado".
Pero no lo está. Sin ir más lejos, el mes pasado más de cien científicos firmaron una carta abierta a Ban Ki Moon en la que decían que el cambio climático es un fenómeno natural, y que adaptarse a él es mucho más sensato que tratar de evitar que se produzca. Dado que reducir drásticamente las emisiones de CO2 significa ralentizar el desarrollo económico, advierten los referidos científicos, es probable que el énfasis en la reducción de los niveles de CO2 contribuya a aumentar, y no a disminuir, el sufrimiento humano.
La ciencia del clima no es una religión, y quienes ponen en duda la teoría hoy predominante no son herejes. Queda mucho por saber acerca de cómo y por qué cambia el clima, así que lanzarse a una campaña sentimentalista contra el calentamiento global no es signo de virtud ni de sabiduría; especialmente si lo que se avecina, finalmente, es la era del Frío Formidable.
JEFF JACOBY, columnista del Boston Globe.
http://revista.libertaddigital.com/articulo.php/1276234190
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