viernes 11 de enero de 2008
Que sea la de Bono
IRENE
LOZANO
MEJOR que no haya ninguna baja política a causa de la violenta detención del presunto etarra Igor Portu en Mondragón. Pero si tiene que haber alguna que sea la de José Bono, ese hombre tan dotado para conectar con las profundidades abisales de las vísceras humanas. Por ejemplo, pidiéndonos, como hizo el otro día, que imaginemos ser los padres de dos guardias civiles a punto de detener a dos canallas armados, y nos pongamos de parte de quien nos tenemos que poner, para concluir: si hay bajas «que no sean las nuestras».
Ése es exactamente el discurso que conviene a ETA: retórica bélica con maniqueísmo al fondo. Muy parecido, por cierto, a lo que oímos un día de septiembre de 2001 del inquilino de la Casa Blanca: «Están con nosotros o están con los terroristas». Luego pasó todo lo demás. A los terroristas les complace que se hable de actos de violencia y bajas, como si esto fuera una guerra. Pero no hay dos bandos en liza: hay unos criminales que cometen asesinatos. La respuesta del Derecho es por definición asimétrica, y en esa asimetría se funda la legitimidad del Estado, así como la respuesta al falso dilema de Bono: estamos de parte de la ley.
Parece mentira que estos días haya habido tan poca tortura y tanta justificación de la tortura. A la espera de que la investigación judicial aporte nuevos datos, según la Guardia Civil tuvo lugar una detención violenta, en la que un fornido agente se abalanzó sobre Portu para evitar que huyera. La costilla rota, el neumotórax y las lesiones son consecuencia de ese forcejeo. Su relato parece verosímil, a la vista de que el otro detenido, que no se resistió, ha negado haber sufrido maltrato. Pero como hay un parte médico escabroso y una denuncia, habrá que investigarlo.
Pedir una indagación no equivale a negar la presunción de inocencia de los agentes -hacerlo sería condenarlos directamente-, sino a la voluntad de aclarar cómo ocurrieron los hechos. Pero una cosa es presumir la inocencia y otra presumir la veracidad de la versión policial, que es de parte. Parece bastante razonable investigar los hechos, limpiar el nombre de los agentes y, si todo ocurrió como han dicho, condecorarlos por habernos librado de dos pájaros peligrosos.
Si yo fuera el guardia civil implicado, desearía más que nadie someter a escrutinio mi actuación: la integridad de un detenido bajo custodia es responsabilidad de las autoridades, y no querría yo cargar con la sospecha de un incumplimiento tan grave. Sin embargo, ha habido gente que ha acusado a Amnistía Internacional de hacerle el juego a ETA por pedir una investigación. A buen seguro, no leyeron la declaración de AI con motivo del último alto el fuego: «Sea cual sea el proceso que pueda dar comienzo, no puede haber impunidad para los graves abusos de derechos humanos cometidos por ETA». Sin duda, han olvidado que cuando Juan Ignacio de Juana Chaos pidió el estatuto de preso de conciencia a la organización, ésta se lo negó. Y probablemente tampoco han echado un ojo a sus informes anuales, en los que queda claro que los malos tratos más frecuentes en las comisarías no los padecen los presuntos terroristas, sino los extranjeros, en especial los irregulares. Por cierto, y ya metidos en harina, no estaría mal una comparecencia de Rubalcaba al respecto.
A los detenidos y presos de ETA se les trata hoy con mucho más escrúpulo que a otros: sobre ellos hay millones de ojos que hemos pasado por el trauma colectivo de los GAL. Me felicito de que la lucha antiterrorista esté en manos de las Fuerzas de Seguridad, por lo general atentas a la legalidad. Del penoso espectáculo que hemos visto estos días se deduce que, si los Grupos Antiterroristas Rurales estuvieran formados por tertulianos, columnistas y algún político, habrían reinstaurado la ley de fugas: una costilla rota les ha sabido a poco. Si el Estado liberal es la razón coagulada en instituciones, estamos rodeados de antiliberales: hablan desde la sinrazón coagulada en la boca de su estómago.
http://www.abc.es/20080111/opinion-firmas/bono_200801110247.html
jueves, enero 10, 2008
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