jueves 22 de noviembre de 2007
La crisis de Mas
Germán Yanke
Cuando las cosas van mal se puede tratar de resolverlas o de levantar la voz, aunque sea para no decir nada serio, y disimular así la crisis. Algo de esto último parece que le ha ocurrido a Artur Mas que, en plena crisis de identidad política y con resultados tan malos que van dilapidando la herencia que recibió en CiU, sale ahora con lo de la “refundación del catalanismo” y la mandanga del “derecho a decidir”. El asunto es tan patético que, viendo como con cosas tan similares como atrabiliarias se va yendo abajo Ibarretxe, llega Mas y nos dice que quiere seguir la misma senda.
El personaje lanza su piedra y luego se pasa el día siguiente explicando aquí y allá que su “paso adelante” no es “radical”. Más que no asustar a nadie, lo que busca, y eso es la demostración de su debilidad política (y la de CiU) es un pequeño y pasajero ratito en radios y televisiones.
Se podría tomar el texto de la conferencia de Mas y hacer una serie de humor negro. Sólo quisiera ahora, como prólogo, subrayar que en el programa ideológico del candidato nacionalista no existe el más mínimo respeto al principio de legalidad, que es no sólo fundamental sino consustancial a la democracia. Las alusiones despectivas al Tribunal Constitucional como instancia que comete el desafuero de analizar lo que “el pueblo catalán” ha aprobado y que incluso pueda dictaminar que esto o aquello no se ajusta al texto constitucional suponen, se quiera o disimular, un atentado democrático. No es la defensa de la voluntad de la mayoría, sino la defensa de que la mayoría puede cargarse la ley vigente, los procedimientos democráticos y los derechos individuales o de las minorías. Todo ello, además, sin querer reparar en que ese texto aprobado en Cataluña por referéndum con los resultados lamentables que obtuvo puede sustentarse en una “mayoría” (¿qué demonios es eso del “pueblo catalán”?) porque se respeta el principio de legalidad y una minoría se convierte procedimentalmente en una mayoría.
Aún más, la referencia a que el “derecho a decidir” debe aplicarse progresivamente en función “de la propia evolución democrática de la sociedad” revela hasta que punto muchos responsables políticos, como Mas, han abandonado la idea de una democracia real. Se diría que la sociedad “evoluciona” democráticamente en función de si se aproxima o no a sus postulados y que el “derecho a decidir” —que ya tiene una formulación absurda— no es propiamente un derecho, sino un “destino”, al estilo en el que el falangismo concebía el destino.
Pero esto de las crisis políticas es un plano inclinado y todavía veremos caer más bajo a Mas y sus refundadores.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=22/11/2007&name=german
miércoles, noviembre 21, 2007
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