viernes 15 de septiembre de 2006
11-M, nosotros no olvidamos
Ernesto Ladrón de Guevara
E L “nosotros” del título es plural mayestático. Tenemos un país (y me refiero a sus gentes, no a entelequias territoriales) en estado de hibernación. No sé si por estar abrumados con tanta noticia decepcionante -¿hay algo que funcione en esta España de Zapatero?- o por la narcosis provocada por el football, el Gran Hermano y los “pescaditos en la playa”. El caso es que la “religión como opio del pueblo” de la teoría marxista ha sido sustituida por la imbecilidad cañera progre que es capaz de bloquear la percepción de la realidad. La cuestión es que resulta sorprendente que el pueblo español -¿existe?- no se subleve. Y es también indignante que tras lo que está apareciendo de las revelaciones de Lavandera y Trashorras en “El Mundo”, regurgitando con bilis la versión oficial del once eme, así como tras los espléndidos resultados de investigación de los “peones negros” encabezados por ese periodista (Luis del Pino) al que la democracia española, si queda algo de ella en el futuro, nunca agradecerá bastante, todo siga igual, como si fueran sucesos de “El Caso”, anecdóticos. Y que no se activen los mecanismos judiciales para aclarar y sentenciar sobre si la instrucción del caso del once eme de Del Olmo tenía defectos y errores procesales de bulto obligándose a su corrección, o para abrir un nuevo sumario que dilucide y depure sobre las responsabilidades de ciertos elementos de los aparatos del Estado y de quienes estaban detrás de la trama publicada. En caso contrario, si las declaraciones y revelaciones aparecidas, de enorme significado y gravedad, son falsas, lo lógico es que la fiscalía del Estado, en protección de la dignidad de las estructuras de seguridad del Estado, llevara a los declarantes o a los inductores de esas informaciones a los tribunales, por difamación y calumnias. Pero si no lo hacen es porque saben que lo que está apareciendo a la luz es cierto, o cuando menos bastante verídico, y que, en todo caso, subvierte lo que se nos ha dicho tanto desde la Comisión de Investigación del Congreso de los Diputados como desde las instancias oficiales zapateriles. Lo que no es de recibo es que nadie haga nada y quede la terrible sospecha en el aire, pues la imagen bananera de eso que llamamos Estado –que ya no sé bien qué es- dinamita aquellos valores y principios de convivencia común que justifican un sistema democrático. Tiene que hacerse la luz de forma oficial. Los ciudadanos no podemos hacer la función que pertenece al Estado por legitimidad propia. Lo que no se entiende tampoco, es la indigencia y la pusilanimidad de un partido de la oposición como el Partido Popular con sus casi diez millones de votos. ¿A qué están esperando para liderar y forzar una investigación en toda regla y que la Justicia actúe en consecuencia? ¿Por qué no lideran una movilización ciudadana para que se aclaren los perturbadores escándalos que se esconden tras las vicisitudes que vienen apareciendo en la prensa y que son denunciadas por algunos de sus protagonistas directos con grave riesgo para sus propias vidas? ¿Qué es lo que tiene que esconder el Partido Popular, salvo la ineficacia y la ingenuidad de alguno de sus líderes en el control de lo que pasaba, supuestamente, en algunos subterráneos oscuros de los aparatos del Estado cuando el 11-M? ¿Y por qué no se promueve una investigación oficial para vislumbrar lo que hay de realidad en las hipótesis que relacionan a ETA con lo que ocurrió el once eme. Por cierto, siempre me he preguntado quién es el “señor X” que está detrás de eso que conocemos por ETA. Un verdadero enigma que hasta ahora nadie se ha preguntado. Caiga quien caiga, el once eme debe ser aclarado, pues nuestros hijos merecen vivir en un país donde primen la libertad, la verdad y el sentido de la justicia, por encima de sentidos bananeros de la política.
jueves, septiembre 14, 2006
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