jueves, septiembre 28, 2006

El juez Garzon avala la "paz sucia" de ZpM

28-IX-2006
El juez Garzón avala la "paz sucia" de ZP
EDITORIAL

En lugar de arremeter contra la política exterior de Aznar, más nos valdría que Garzón nos esclareciera, de una vez, si los policías del "chivatazo" a ETA perpetraron ese delito de colaboración con banda armada por cuenta propia o cumpliendo órdenes

Mientras Zapatero tranquiliza desde el Congreso a sus chantajistas compañeros de viaje manteniendo sus planes de negociación con la organización terrorista, el juez Garzón –principal instructor de los sumarios relacionados con ETA-, ha avalado en una entrevista los trapicheos del Gobierno al margen del Estado de Derecho, con la excusa de que “hay que dialogar hasta con el diablo”.

Habría que recordarle a este juez que el gobierno del 14M con quienes quiere oficialmente sentarse a "dialogar" –después de haberlo hecho clandestinamente durante los preparativos de la tregua-, no son, ni siquiera, con presos etarras rindiendo penas por sus delitos, sino con criminales fugitivos de la justicia a los que la Ley exige, en todo momento, detener. Y ese es un imperativo del Estado de Derecho que afecta, tanto a los jueces, como a los gobernantes, como a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado.

El chivatazo policial a miembros de ETA –valga el ejemplo-, alertándoles de que estaban siendo vigilados y de que podían ser detenidos en cualquier momento por orden del juez Marlaska, sería acorde y lógico, ciertamente, con esa aberración jurídica que se esconde bajo el manipulador pabellón del "diálogo" y del "proceso de paz"; lo que no es compatible, en absoluto, es con la observancia de la Ley.

No estaría de más, por otra parte, que las entrevistas que Garzón concede a los medios para criticar el pretérito apoyo español a la intervención militar aliada en el conflicto bélico de Irak, permitieran al juez un hueco en su agenda para que nos esclarezca, ya de una vez por todas, quienes fueron los policías que perpetraron aquel delito de colaboración con banda armada y si, con aquel chivatazo, los agentes actuaban por cuenta propia o cumpliendo ordenes de sus superiores.

Téngase en cuenta, además, que de Garzón dependen, no solo el caso del chivatazo, sino los principales sumarios de Batasuna-ETA, por lo que no estaría de más que el juez les dedicara mayores energías. ¿O es que, acaso, su dilación en estos casos, así como su acreditada lenidad ante la violación de los batasunos de la ley de partidos, pretenden ser su personal contribución a ese "proceso de paz" y a ese "diálogo" que el juez avala "hasta con el diablo"?

Finalmente, y con respecto a la persistente condescendencia de Zapatero hacia ETA, esta no obedece a una supuesta insensibilidad del presidente ante la persistencia e intensificación del terrorismo callejero, o ante los tiros al aire, o ante los amenazantes recordatorios de ETA de que su tregua, no sólo tiene como objetivo la impunidad de sus miembros, sino la consecución de la "autodeterminación de Euskal Herria". Todo lo contrario: Precisamente porque el presidente es sensible a todas estas presiones de sus chantajistas compañeros de viaje; precisamente porque se da cuenta de que sus vergonzosas cesiones a Batasuna/ETA podrían no alcanzarle para llegar en "paz" a las próximas elecciones, es por lo que no puede desdecirse, ni de "los compromisos adquiridos" en pro de la tregua, ni de su pública garantía de que con ella "todo tendría cabida, tenga el alcance que tenga".

Si la política de firmeza de Aznar marchitó las esperanzas de ETA, Zapatero, en lugar de darles la puntilla, no ha hecho otra cosa que reavivarlas poniéndole un precio a una engañosa "paz". Ahora Zapatero o logra convencer a los etarras de que va a seguir cediendo o se arriesga a que esas recuperadas e insaciables esperanzas de sus compañeros de viaje le estallen, incluso antes de las elecciones.

Gentileza de LD

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