viernes 22 de septiembre de 2006
Un país deportivo
Javier del Valle
L A saturación de información futbolística en los espacios de comunicación dedicados al deporte nos obliga a adoptar posturas pesimistas porque nos fijamos en los malos resultados de la selección española de balompié, el árbol que no nos deja ver un bosque formado por distintos éxitos en disciplinas diferentes. El pasado fin de semana Álvaro Bautista se coronó campeón del mundo de motociclismo en la cilindrada de 125 c.c., lo que desmonta el tópico de la falta de competitividad del temperamento español, pues los éxitos en disciplinas individuales están siendo habituales en los últimos años. Piensen en Fernando Alonso, que ha hecho historia en la Fórmula 1 y que tiene potencial para batir récords, o en la garra y descaro de Nadal, que se codea con los más grandes en las pistas de tenis superando sus problemas crónicos en las rodillas. El motor y el tenis nos ha dado bastantes alegrías en los últimos tiempos pero también los deportes de equipo, algunos de ellos con un gran nivel a pesar de ser despreciados por la televisión, motor del desarrollo económico de los clubes y federaciones. Acabamos de celebrar una medalla de bronce en el Mundial de hockey sobre hierba, apenas semanas después de festejar uno de los mayores éxitos del deporte español, nuestro primer Campeonato del Mundo de baloncesto, una disciplina hasta ahora dominada por los estadounidenses, ex yugoslavos y deportistas de Europa del Este. No es despreciable recordar, aunque parezca obvio, que España también ha ganado recientemente mundiales en balonmano, fútbol sala y waterpolo y, como anécdota, cabe reseñar el digno papel realizado por las chicas en el Mundial de baloncesto femenino, que está evolucionando en los últimos años a pasos agigantados. Aunque parezca un tópico, el deporte refleja el estado de la sociedad y el avance de nuestro país desde que vivimos en democracia. Eso es mérito de todos, de una sociedad cuyos individuos se preocupan cada vez más por la formación deportiva. No hay nada más que ver los polideportivos llenos de niños y jóvenes por las tardes o los fines de semana. Más allá de partidismos y del derrotismo constante, sobre todo cuando los menos afines a nuestra forma de pensar ostentan el Gobierno, España se ha modernizado y eso se nota en el rendimiento de los deportistas de elite. Pero volvamos al caso que nos ocupa, el fútbol (algunos me acusarán con razón de contradecirme al centrar mis comentarios en el llamado deporte rey). No todo es negativo, ya que el Sevilla y el Barcelona fueron los dominadores en Europa a nivel de clubes durante la temporada pasada, si bien es cierto que los equipos dependen de sus grandes estrellas internacionales, pero dentro de ellos hay jugadores de la talla de Palop, David, Navas, Víctor Valdés, Pujol, Xavi o Iniesta. Establecer un diagnóstico claro de los males de la selección española de fútbol es bastante complicado, aunque no es difícil dar pinceladas que nos ayuden a comprender la situación, como la falta de un líder en el equipo al estilo de Paul Gasol en el equipo de baloncesto. La imagen que dan los integrantes de la selección no es gratificante, sin humildad y sin encajar con elegancia las críticas, además de mostrándose poco elegantes cuando surgían las comparaciones con sus compañeros en baloncesto. Mientras nuestra liga se llena de extranjeros, muchos de los cuales ocupan el protagonismo en sus clubes a los futbolistas españoles les cuesta mucho adaptarse a competiciones extranjeras, aunque últimamente muchos de ellos empujados por razones económicas o por falta de oportunidades en sus clubes de origen se han animado a emigrar. El último caso es el de Reyes, que no ha tenido paciencia para fraguar su carrera en el Arsenal y ha aceptado regresar a España casi a ciegas. Me explico: el Real Madrid renunció a su fichaje al principio del verano porque no era prioridad del entrenador Fabio Capello. Ahora, como solución de urgencia ante la imposibilidad de cumplir las promesas electorales de su presidente, el club blanco ha aceptado la cesión del sevillano, jugador de renombre, con el fin de dar salida a otro futbolista que no entraba en los planes del entrenador italiano.
jueves, septiembre 21, 2006
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