22-IX-2006
Sí, se falsificó un informe
EDITORIAL
Como en otras ocasiones, los medios menos afines al periodismo se centrarán en el ácido bórico cuando lo importante es que hubo alguien que se preocupó tanto incluso de una cosa tan nimia que decidió ocultársela al juez.
Como siempre que se les pilla en un renuncio, los socialistas han comenzado su campaña de desinformación sobre el 11-M bajo un único argumento: "se está dañando a las instituciones". Así lo declararon los diputados que acudieron en comandita a una rueda de prensa en la que expresaron en voz alta su más firme intención de evitar que se sepa nada sobre los atentados. Así lo escribieron los desinteresados periodistas que, cabe suponer, jamás trabajan por dinero o no acusarían a los demás de tener "intereses económicos" a la hora de ejercer su profesión.
Sin embargo, encontrar fallos o incluso delincuentes dentro de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado no es poner en riesgo ninguna institución: es fortalecerla limpiándola de los peores elementos que habitan en ella. Destapar la trama de los GAL no puso en riesgo a la Policía o a la Guardia Civil; quienes fallaron a ambas instituciones fueron los funcionarios y políticos que la organizaron. Del mismo modo, denunciar la falsificación de un informe que debía remitirse al juez Del Olmo es hacer un servicio a la democracia y el Estado de Derecho.
¿Es importante el informe en sí, es decir, que el ácido bórico fuera utilizado antes por ETA? Evidentemente, no. Como en otras ocasiones, los medios menos afines al periodismo se centrarán en el ácido bórico, cuando lo importante es que hubo alguien a quien preocupaba tanto que se pudiera relacionar a ETA con el 11-M que incluso decidió ocultar al juez una cosa tan insignificante. Así, hemos visto patochadas del género de enviar a una redactora a comprarlo en una droguería. Precisamente porque el ácido bórico no puede ser tomado él solo en serio como prueba de nada es por lo que la manipulación del informe es tan preocupante. Si se hace esto con algo tan nimio e intrascendente, ¿qué no se habrá hecho con pruebas mucho más importantes?
La otra línea de defensa, que sería aún más ridícula si no fuera porque se ha impreso con sello oficial, consiste en afirmar que el informe original era "un borrador". Santano, el comisario que preparó su comparecencia en la Comisión del 11-M en Gobelas mano a mano con Telesforo, ha afirmado que esto se hace rutinariamente como un mero "control de calidad". Es de esperar que, a partir de hoy, los falsificadores de moneda se defiendan argumentando que lo que tenían entre manos no era un billete falso sino el borrador de un billete de verdad. Pero analicemos con detenimiento este argumento. El informe original lo firmaron tres personas y ocupaba tres páginas. El de "calidad" lo firmaba un sólo funcionario y tenía dos.
A partir de ahí, hay que indicar que ya resulta risible que un control de calidad deje como producto un informe en el que se indica que hay "firmantes" cuando sólo hay uno y hable de "las dos primeras" páginas cuando tras la modificación ya sólo quedaron dos. Claro que siempre podría explicarse como mera incompetencia "de calidad". Pero lo que no puede explicarse de ningún modo es que un supuesto "borrador" indicara explícitamente que de las muestras recogidas "se hicieron cargo" tres policías licenciados en Químicas, que se encargaron de los análisis, y en el informe final, de repente, de las muestras "se hizo cargo" un cuarto policía, distinto de los anteriores, que fue quien realizó los análisis. ¿Por qué se hizo ese cambio? Evidentemente porque, de haber indicado que fueron los tres policías que firmaron el primer documento quienes hicieron los análisis, éstos hubieran tenido que firmar también el segundo, y se hubieran dado cuenta de las modificaciones.
Sólo cabe, por tanto, llegar a una conclusión. Los policías ascendidos por el Gobierno del PSOE y que prepararon sus comparecencias en una de las sedes del Partido han hecho lo posible y lo imposible porque ETA no apareciera en ningún momento de la investigación. Que es la principal causa por la que, tras conocerse sus desmanes, muchos ciudadanos piensen que quizá sí que tuvo algo que ver. Esos cargos nombrados a dedo han ocultado la labor de otros policías que intentaron e intentan realizar su labor honesta y eficazmente. Son ellos y quienes los protegen los que ponen en peligro las instituciones, como sucedió antaño, y no las pesquisas periodísticas cuya única razón de ser es saber la verdad.
Gentileza de LD
jueves, septiembre 21, 2006
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