lunes 25 de septiembre de 2006
Revolución centrista
LOS jóvenes del PP tienen las cosas muy claras. El XII Congreso de las Nuevas Generaciones Populares apuesta por el centro reformista y liberal, por el realismo político frente a los dogmas ya superados y, sobre todo, reclama una «revolución ideológica», en línea con los partidos homólogos de otros países europeos. En efecto, estos planteamientos están en sintonía con el programa de Nicolas Sarkozy en su camino hacia el Elíseo, así como con el documento titulado «Construir para durar», puesto en circulación por David Cameron, la gran esperanza de los conservadores británicos para acabar con una larga hegemonía laborista. Merece la pena leer con detalle el texto que, bajo el atractivo rótulo de «Pasión por la política», resume la posición de los miembros más jóvenes del principal partido de la oposición. Las alusiones de Mariano Rajoy en el discurso de clausura a estos objetivos de futuro reflejan la comprensión y el aliento que recibe el nuevo equipo dirigente de Nuevas Generaciones desde las más altas instancias del PP. En todo caso, el congreso de Toledo ha permitido comprobar que persiste la discrepancia interna -más o menos explícita- en cuanto a la estrategia a seguir, si bien cada vez son más las voces autorizadas que reclaman un reforzamiento de las raíces centristas.
Hace tiempo que la izquierda ha perdido el rumbo en la batalla de las ideas, anclada en viejos prejuicios, falsamente progresistas, que se remontan muchas veces a Mayo del 68 y a otros iconos de su educación sentimental. Estas antiguallas ya no significan nada para unos jóvenes nacidos en los años ochenta, en un mundo globalizado y ajeno a los esquemas bipolares de la Guerra Fría. El centro-derecha ha descuidado con frecuencia, en España y en otros países, el debate ideológico en nombre de una eficacia en la gestión económica que se cree liberada de la política de las ideas. De ahí que la izquierda haya conservado un predominio injustificado en este decisivo terreno, cuya influencia electoral es determinante en la conciencia de muchos miles de ciudadanos. La llamada de las juventudes del PP hacia la revolución ideológica centrista resulta por ello particularmente oportuna. Haría bien el Partido Popular en fomentar el trabajo de sus afiliados en el terreno de las ideas. Así se ganan las batallas políticas a medio plazo, sin desdeñar el efecto positivo que tiene ahora esta imagen de modernidad y sentido práctico.
domingo, septiembre 24, 2006
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