miércoles, septiembre 20, 2006

Asignatura pendiente...

jueves 21 de septiembre de 2006
EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANÍA
Asignatura pendiente...
Por Alfonso García Nuño
En todos los países hay problemas, unos de mayor cuantía y otros de menor. Incluso los que se encuentran en una situación social mejor los tienen y no simplemente pequeños, también tienen alguno grande. España no puede ser a esto una excepción.
Nosotros tenemos también los nuestros: el terrorismo de ETA, la investigación del 11-M, la inmigración ilegal, la integración de los inmigrantes, los nacionalismos e independentismos, el paulatino difuminado de la familia, la violación de los derechos lingüísticos de miles de personas, la enseñanza, etc.
Aparte del tipo de problema que pueda aquejar a una sociedad, las diferencias entre unas y otras se puede establecer por la cantidad de los mismos. El que haya dificultades serias es normal, lo que diferencia a unos países de otros es la cantidad de los mismos. Cuando el número de los problemas graves empieza a ser excesivo, el país comienza a degradarse; un piloto de avión diría que entra en pérdida. En esta situación, como es tal el cúmulo de asuntos preocupantes y la atención solamente puede fijarse en unos pocos, algunos de ellos, que en otras circunstancias y en otros lugares merecerían un tratamiento prioritario, pasan a un segundo término, quedando en buena medida desapercibidos por la mayoría de las personas. Pero las consecuencias de los mismos tarde o temprano se hacen sentir, porque el no prestar atención a algo no hace que ese problema quede resuelto o pospuesto para resolverse en otro momento; solamente las avestruces piensan de otro modo.
Uno de los problemas más serios con el que contamos es la enseñanza. Para quien era incapaz de verlo o no quería, el informe PISA fue por sí solo bastante elocuente; ahora el informe de la OCDE, Panorama de la educación 2006, indica entre otras cosas que un 34% de alumnos no termina el Bachillerato y el 28% a los 15 años ha repetido ya curso. La media de alumnos con título de secundaria superior en los países de la OCDE es del 81%, mientras que en España es del 66%. En la secundaria obligatoria, frente al 12% de los otros países, en nuestro solar es un 30% de alumnos el que no alcanza los objetivos previstos. La situación es ciertamente preocupante, pero hay otros asuntos que se muestran más urgentes y que hacen que a la enseñanza no prestemos la dedicación que en otra situación de mayor holgura, en cuanto a los problemas, sí le daríamos.
Pues bien, dentro de este mayúsculo asunto, hay otros de buena envergadura que, en buena lógica, quedan aún más ocultos. Uno de ellos es la asignatura de Educación para la Ciudadanía que está pendiente de formar parte del panorama de los centros educativos el próximo curso, pero pendiente del techo como la espada de Damocles. ¿Por dónde saldrá el Gobierno? ¿Con qué contenidos contará? ¿Qué titulación deberán tener los profesores que la den? ¿Serán los contenidos contradictorios con los de la clase de religión?¿Tendrán que superar una oposición los docentes? ¿Nos encontraremos con un espacio para el adoctrinamiento del partido del Gobierno de turno?
Ya es llamativo que en los países de más solera democrática no haya nada por el estilo. Seguramente será porque allí se piense que sea de por sí suficiente educación vivir entre ciudadanos libres ejerciendo como tales, ver diariamente el juego político entre los independientes poderes judicial, legislativo y ejecutivo, tener realmente acceso a una prensa libre, enterarse en los noticiarios que los corruptos, prevaricadores y perjuros van a la cárcel, la vida misma de los centros educativos y el comportamiento de los profesores, etc. Porque la médula de lo que hace una sociedad no se trasmite doctrinariamente, sino por tradición, se trata de una ósmosis social por la que se aprende a ser ciudadano. Tal vez lo que necesitemos sea un saneamiento de nuestro enfermo sistema democrático, esa sí que sería una buena cátedra donde aprender.Mientras tanto, ¿qué hacer? Una serie de grupos han formado ya una plataforma para promover, en este caso, la Objeción de Conciencia. Es la mejor forma de educar en la ciudadanía, ejercerla sin remilgos los padres. Negarles este derecho tal vez fuera una forma de deseducar a los niños como ciudadanos y enseñarlos a ser sumisos siervos.

Gentileza de LD

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