viernes, julio 25, 2008

Ismael Medina, España esta sumida en los sinsentidos

viernes 25 de julio de 2008
España está sumida en los sinsentidos

Ismael Medina

J ULIO está cargado de efemérides relacionadas con momentos críticos para la supervivencia de España como ser histórico y cultural incuestionable. Y precisamente por serlo no parece que convenga recordarlos, menos aún enaltecerlos, al actual totalitarismo partitocrático.

CUANDO HOY SE FAVORECE LA EXPANSIÓN ISLÁMICA QUE AYER SE COMBATÍA

EL 15 de julio de 1212 se libró épica batalla de las Navas de Tolosa, al pie meridional del hoy denominado Despeñaperros. La gran batalla en que las huestes cristianas derrotaron al poderoso ejército almohade, cerraron definitivamente la expansión musulmana hacia el norte peninsular y hacia Europa, al tiempo que abrían de par en par las puertas hacia la total reconquista que se consumaría en 1492. Creo innecesario recordar que los almohades, como antes almorávides y luego los berimerines, pueblos bereberes, eran el equivalente en radicalismo coránico, al actual fundamentalismo islámico.

El 15 de julio de 2008 no entrañaba una de esas conmemoraciones centenarias en que se despliega la parafernalia rememorativa, aunque sí merecedora de simbólico respeto oficial. Pero ese día, y por eso traigo el recordatorio a colación, el titulado Rey de España participó junto al monarca de Arabia Saudita en la inauguración de la Conferencia Mundial para el Diálogo, organizada por el gobierno saudí y celebrada en Madrid. No acudió por “problemas de agenda el jeque Salamán Ouda, personaje próximo al superterrorista Ben Laden, uno de los invitados de relieve.

Creo innecesario recordar que Arabia Saudita aplica con máximo rigor la ley coránica en su territorio y financia con sus petrodólares o petroeuros la construcción de mezquitas y la expansión del islamismo en Europa, amén de sostener con mayor o menor descaro a movimientos terroristas musulmanes. Y asimismo, que compra las voluntades de destacados políticos europeos atribuyéndoles un porcentaje de en torno al 5% del valor de los contratos obtenidos por empresas de sus respectivos países, no sólo los relacionados con el petróleo, y origen de muy grandes fortunas de las que apenas si se escribe o habla.

La memoria histórica del islamismo es más consistente en la actualidad que en europeos y especialmente en España. Todavía duele, pese a los siglos transcurridos, la decisiva y aplastante derrota musulmana en la batalla de las Navas de Tolosa, amén de su alcance histórico y político. De ahí mi convencimiento que no fue gratuita ni ocasional la elección por el monarca saudí de la fecha del 15 de julio para la inauguración de la Conferencia Mundial para el Diálogo, precisamente en Madrid, donde habita el inventor de la desdichada, estúpida y falaz Alianza de Civilizaciones, su equivalente.

Rodríguez y su gobierno se avinieron con gozo a la afrenda que para España y la cristiandad implicaba la inauguración de la componenda en fecha tan señalada. ¿Y el Rey? Aunque se lo impusiera el Ejecutivo, pudo exigir un cambio en el calendario, aunque fuera mínimo, usando de su potestad de arbitrio y moderación que le reconoce el texto constitucional. Pero no lo hizo. ¿Por dejadez, por subordinación, por causa de una memoria histórica embotada o por un mayor aprecio de la benefactora amistad que le dispensa la monarquía saudí?

CUANDO MOLESTA LA VICTORIA DE ESPAÑA SOBRE NAPOLEÓN

LA conmemoración el 19 de julio de la batalla de la batalla de Bailén Sí era un aniversario redondo al encuadrarse en los múltiples actos del doscientos aniversario del alzamiento del pueblo español contra el invasor napoleónico. Fue la de Bailén, como de sobra es conocido, la primera derrota militar en campo abierto infligida a las divisiones de las águilas imperiales. Coinciden los historiadores en que la batalla de Bailén supuso el comienzo del ocaso napoleónico. El campo de batalla de Bailén, por cierto, queda cerca de aquel otro de la batalla de las Navas de Tolosa. Parece como si el destino hubiera querido reunir en un pañuelo de tierra dos grandes hitos de la historia de España como símbolo de liberación.

Carlos IV y Fernando VII, padre e hijo, dos Borbones de la peor ralea, se entregaron a Napoleón, cedieron la corona a su hermano José y se dieron a un dulce y vergonzoso exilio en Bayona. Traicionaron a su pueblo, haciendo bueno aquello que a mediados del siglo XX sentenció un historiador galo: los Borbones siempre han atendido más a sus intereses personales que a los de sus reinos. Bueno es recordar también que la mayoría de los aristócratas, ilustrados, banqueros, terratenientes, altos mandos militares y no pocos dignatarios de la Iglesia también se amancebaron con el invasor y bastantes de ellos siguieron al final a las columnas napoleónicas en la final retirada a Francia, añadiendo sus propios tesoros a los enormes de la rapiña que llevaban consigo las columnas gabachas. Armando Rubén Puente describe con brillante lenguaje aquella abigarrada, kilométrica y deshonrosa columna en “Alejandro Aguado. Militar Banquero, Mecenas” (Edibesa, 2007), uno de los mejores libros que he leído sobre la sociedad española de aquel tiempo y al que me referí en dos de mis crónicas.

La batalla de Bailén figura como victoria gala en el Arco de Triunfo que se alza majestuoso en París para gloria del emperador Napoleón Bonaparte. Una cínica mentira histórica labrada en piedra y muy propia del sempiterno chauvinismo galo que lleva su orgullo nacional a convertir las derrotas en victorias. Al contrario de nosotros, empecinados en trastocar las victorias en derrotas y en negar nuestras glorias pasadas. Pero algo de cierto encierra ese falseamiento inscrito en el Arco de Triunfo.

CUANDO LAS VICTORIAS SE TRASTOCAN EN DERROTAS

EL pueblo español ganó la guerra. Pero casi de inmediato perdió los frutos de la victoria. Retornó el gran felón Fernando VII, regresaron los que con él se fueron y se impusieron las ideas que trajeron las divisiones napoleónicas en delirante confusión con las reaccionarias de los absolutistas. También los ingleses, cuya ayuda fue sin duda muy valiosa, sacaron tajada en América, asentaron una perdurable influencia en Portugal, se infiltraron en la economía española y dejaron tras de sí una penetrante red masónica, fiel a la política de la Corona británica y a las ideas del liberalismo relativista. Unas gachas explosivas que conducirían a sangrientos bandazos, traducidos en de guerras civiles, golpes de Estado, pronunciamientos, algaradas, revoluciones, desfondamientos y confusiones en que de nuevo nos vemos atrapados dos siglos después.

El Ayuntamiento de Bailén había dispuesto unos razonables y emotivos actos conmemorativos de aquella gran victoria nacional sobre el invasor extranjero. Y como es lógico cursó invitaciones al Rey, al presidente del Gobierno y al presidente de la taifa andaluza. Ninguno de los tres se personó en Bailén, sembrando un razonable malestar entre las gentes y las autoridades. Rodríguez y Chaves no lo consideraron pertinente. No era políticamente correcto participar en un acto de inequívoca exaltación nacional cuando tan afanados están en desjarretar la unidad de España y enterrar sus fundamentos históricos.

¿Y el heredero dinástico de aquéllos Borbones? El monarca tomó aquel mismo día el avión hacia Palma de Mallorca para solearse y exhibir sus aficiones marineras a bordo del “Bribón” (¡Dios, qué nombre para la nave de un Borbón!) a la espera de recibir al gorila Chávez, amparador de cualesquiera terrorismos, sin desdeñar al etarra, y algo más que amigo de Rodríguez. ¿Sumisión también de la Jefatura del Estado a los dictados de un indeseable presidente del Gobierno aquejado de una paranoia política extrema? Me gustaría conocer si todavía sigue vigente, aunque escondido, el famoso acuerdo cuadrangular del petróleo que Adolfo Suárez suscribió con Venezuela, Cuba y la URSS y a cuya sombra florecieron consistentes fortunas.

Y aunque sea anecdótica viene a cuento, por expresiva de una mentalidad generalizada en la izquierda, la propuesta de un concejal socialista, años atrás, de que se suprimieran las conmoraciones del 19 de julio por considerarlas de exaltación franquista. ¿Era ya consciente, como, ahora Rodríguez y compaña, de que es contraria al socialismo cualquier manifestación patriótica? ¿O su analfabetismo histórico le hacía confundir los fastos del 19 y el 18 de julio? Nada me sorprendería que un día cualquiera decidieran los socialistas desmontar en Jaén, por franquista, el monumento conocido como de Las Batallas, por las de Navas de Tolosa y Bailén, que servía de referencia a mi maestro a la hora de avivar en nuestros corazones el orgullo de ser españoles.

CUANDO TAMBIÉN REPUGNA QUE ESPAÑA VENCIERA AL COMUNISMO

ESTÁ proscrito recordar hoy el Alzamiento Nacional del 18 de julio de 1936. La izquierda revanchista y la derecha vergonzante insisten en que se trató de un levantamiento militar contra la democracia. Es la consecuencia de una “memoria histórica” tan tramposa y alucinante como la inscripción de la batalla de Bailén en el parisino Arco de Triunfo.

La historiografía independiente confirma de manera irrebatible que la legitimidad republicana fue reiteradamente desfondada por las subversiones revolucionarias de una izquierda marxista subordinada al expansionismo soviético. No me refiero tan sólo a la sangrienta revolución de octubre del 34, a alimón con el secesionismo catalanista. Está demostrado, asimismo, que las elecciones de febrero de 1936 dieron el triunfo al Frente Popular, y no por amplia mayoría, merced a la falsificación de multitud de actas a punta de pistola y otros métodos coercitivos. Y que la izquierda coaligada se dio de inmediato a un radical proceso revolucionario al que no eran ajenos los asesores soviéticos ni los secesionismos catalán y vascongado, pese a la presunción conservadora de este último.

Los escritos de declaración del estado de guerra por los mandos militares implicados justificaban la iniciativa en la necesidad imperativa de restablecer la legalidad violada de la II República. Periodo republicano durante el que estuvieron casi todo el tiempo suspendidas las garantías constitucionales. Y en el que se promulgaron la Ley de Orden Público y la Ley de Vagos y Maleantes en el intento de atajar los desmanes revolucionarios y un alarmante estado de inseguridad pública.. También estuvo vigente una estricta censura previa. El naciente régimen nacido el 18 de julio de 1936 hizo suya aquella normativa republicana con ligeros retoques. No necesitó inventarla. Tampoco en materia de Justicia Militar, ya que la II República asumió la vigente durante la Monarquía con arreglo a la cual fueron condenados a muerte algunos de los responsables de la revolución de octubre del 34, Companys entre ellos.

El asesinato de Calvo Sotelo fue provocado desde el ministerio de Gobernación. Se encubrió con la especie de una venganza personal por el asesinato del teniente Castillo. Pero el objetivo era acelerar, como así sucedió, el levantamiento militar y cívico en preparación. Casares Quiroga conocía los pormenores día. Y también, por ende, el gobierno frentepopulista. Los preparativos para la revolución roja estaban casi a punto y pululaban los consejeros soviéticos en las esferas de decisión. Se presumió que forzar el adelantamiento de la insurgencia militar permitiría aplastarla en sus mismas fuentes. No fue así y el enfrentamiento se convirtió en una prolongada y letal guerra civil internacionalizada.

Considero oportuno recordar, aunque alguna vez lo he explicado, que las grandes potencias de entonces eran consciente de la inevitabilidad de una próxima guerra de alcance mundial y se preparaban para afrontarla. A la URSS, en línea con el diseño estratégico de expansión revolucionaria trazado por Lenín, convenía una España subordinada a espaldas del III Reich y vinculada al socialismo francés. Al III Reich interesaba una España aliada que cerrara el acceso británico al Mediterráneo y le permitiera consolidar su posición en una Francia dominada. A Gran Bretaña y su respaldo norteamericano les incomodaban ambas posibilidades. Fue la causa del apoyo financiero y de suministro de carburante que prestaron a Franco, harto más decisivo para el curso de la contienda que el prestado por Alemania e Italia. La ayuda alemana a una parte y la soviética a la otra fluctuó a tenor de las negociaciones entre Ribbentrop y Molotov para repartirse Polonia, amén de otras zonas de influencia.

La victoria sobre el internacionalismo socialistacomunista fue la primera gran derrota infligida a la Unión Soviética que ahora, a imitación del chauvinismo gabacho, pretenden convertir sus descendientes rodriguezcos en victoria. Supuso asimismo el comienzo de un gigantesco esfuerzo colectivo del pueblo español que, a despecho de un protervo cerco internacional y de otras asechanzas, protagonizó un extraordinario desarrollo económico que convirtió a España en la séptima potencia industrial, desarrolló la política social más avanzada de su tiempo y permitió la creación de una extensa clase media que serviría de colchón amortiguador para el pacífico tránsito previsto hacia la democracia occidentalizada de partidos. Es la verdadera memoria histórica de lo acontecido entre 1936 y 1975.

A izquierda y derecha abundan los apellidos con resonancias franquistas y no basta falsear la historia para convertir la derrota en victoria y el cambio de ropaje ideológico de quienes crecieron y medraron al amparo del régimen ahora fementido. Es necesario borrar referencias formales. Al igual que sucedió tras la proclamación de la II República respecto de la Dictadura de Primo de Rivera, la rodriguezca Ley de Memoria Histórica ha desatado una frenético empeño para desmontar esculturas, cambiar nombres de calles, arrancar lápidas, desatornillar las placas de que dan testimonio de la ingente tarea realizada por la Obra Sindical del Hogar o el Instituto Nacional de la Vivienda y tantas otras necedades.

Cierro el tema con el comentario de un pequeño comerciante que ya ha puesto el rótulo de “Liquidación” en el escaparate de su negocio: “¿Y por qué no destruyen también todo aquello que recuerdan esos monumentos o inscripciones: embalses, hospitales, edificios, fábricas y tantos otros testimonios reales que subrayan el gigantesco salto adelante que dio España bajo el régimen de Franco, incluido todo lo que se hizo en Cataluña y el País Vasco? Sería lo correcto si tanto les joden los logros del franquismo”.

CUANDO LA JUSTICIA SE CONVIERTE EN INSTRUMENTO DEL PODER POLÍTICO

EL Tribunal Supremo dictó sentencia sobre los recursos de casación que se le habían planteado. La casación, como se sabe, establece estrechos márgenes de actuación y limita la capacidad del Tribunal para la apertura de nuevas investigaciones. Pero aún así ha demostrado la sentencia que el caso se cerró en falso. Queda sin conocerse la identidad del cerebro o los cerebros inductores de aquélla matanza horrenda que desembocó en consecuencias políticas de gran alcanza. ¿Buscadas por esos desconocidos inductores?

Las características de los atentados, la exculpación de algunos de los presuntos autores O la condición de delincuentes comunes de los “suicidados” en Leganés evidencian una estrategia sofisticada, muy propia de servicios secretos, capaz de montar una maraña de inculpaciones tras la que ocultar la verdadera autoría de los crímenes y sus objetivos. Tampoco pudo esclarecer el Tribunal Supremo la naturaleza de los explosivos utilizados. Y entre los palmetazos propinados al juez instructor, los cuales afectan también al tribunal de la Audiencia Nacional, acaso el más llamativo sea la extrañeza del Supremo por la prisa en destruir pruebas indispensable para la investigación como, por ejemplo, los restos de los trenes afectados por las explosiones. ¿Hasta tal punto era políticamente correcto impedir que prevaleciera la búsqueda rigurosa de la verdad? ¿Acaso por que de descubrirse asistiríamos a un terremoto político e institucional de superior envergadura al del 14 de marzo? Un cierre en falso que justifica y alienta cualesquiera suspicacias.

Y en éstas andábamos cuando el Tribunal Derechos Humanos sentencia que fue irregular y contraria a Derecho la sentencia de nuestro Tribunal Supremo, ratificada por el Tribunal Constitucional, en el caso contra el magistrado Gómez de Liaño promovida por el todopoderoso Jesús Polanco. En román paladino, que hubo prevaricación. ¿Sólo en aquella escandalosa sentencia trufada de parcialidad política que cabe deducir del dictamen de los jueces europeos?

El mal viene de lejos, sin que ninguno de los gobiernos “democráticos” haya demostrado interés por restablecer una verídica independencia de la Justicia, cuya politización partidista ha desembocado en su descrédito, según revelan los sondeos de opinión.

El plato fuerte del encuentro entre Rodríguez y Rajoy fue precisamente el de la Justicia. Y más en concreto, la renovación de los componentes del Tribunal Constitucional y del Consejo General del Poder Judicial. La mayoría de los españoles y de los miembros de la magistratura habrían deseado que ambos dirigentes se pusieran de acuerdo para alumbrar un cambio legislativo que restableciera la arruinada independencia de la Justicia. Pero sólo los ingenuos podían esperarlo.

Lo que realmente importaba, y ya lo habían preparado entre los portavoces parlamentarios de ambos partidos, era un reparto mitad por mitad en las elección de los miembros de cada uno de dichos órganos institucionales. A Rodríguez interesa sobremanera tener mayoría en el Tribunal Constitucional de cara al los recursos contra el infumable Estatuto de Cataluña, cuyo debate y sentencia se ha retrasado hasta que el gobierno sociata consiga la mayoría anhelada. E impedirlo a Rajoy, al menos en apariencia, pues tampoco está clara la actitud del PP frente a las atrocidades soberanistas del tripartito en Cataluña.

También persigue Rodríguez la mayoría de los afines magistrados “progresistas” en el Consejo General del Poder Judicial para dominar la Justicia y conformar los Tribunales, no sólo el Supremo, al servicio de sus conveniencias y arbitrariedades del corte del que condenó a Gómez de Liaño, pongo por caso. ¿O no es suficientemente expresivo que su candidato para presidir el CGPJ sea nada menos que Conde-Pumpido, dócil correa de transmisión de Rodríguez en asuntos tan vidriosos y de tanta trascendencia como el rocambolesco de la legalización de ANV?

Rodríguez quiere garzonismo a todo trapo. Hay dudas fundamentadas sobre si Rajoy ha caído en la trampa de una moderación entreguista mientras el crecido Pepino Blanco sigue arreándole estopa crispadora.

También durante el encuentro en la sede moncloaca Rodríguez y Rajoy han hablado de terrorismo. Y dicen que han llegado a un acuerdo en materia antiterrorista, mediante el retorno a los pactos que Rodríguez se ha pasado por el arco del triunfo desde que accedió al poder por el “accidente” terrorista del 11 de marzo de 2004. Mucha milonga, pero nada sustancial como sería, por ejemplo, la reforma del Código Penal para que los terroristas cumplan íntegras las penas en evitación de que esos criminales salgan retadores a la calle. También Rajoy abandonó el palacio moncloaca con promesas bajo el brazo. Pero sin acuerdos escritos y firmados como es correcto que se concreten este tipo de pactos. ¿Puede fiar alguien a estas alturas de las buenas palabras de un truhán político como Rodríguez? Sería estúpido.

CUANDO RODRÍGUEZ SE VALE DEL TERRORISMO SEGÚN LE CONVENGA

LA credibilidad de la novedosa voluntad antiterrorista de Rodríguez , desmentida por sus tratos de paz con el bandolerismo etarra y los manejos de su esbirrro López en Vascongadas, se la ha proporcionado su ministro de Interior con el desmantelamiento del enésimo “comando Vizcaya”, cuya capacidad para reproducirse evidencia que el bandolerismo etarra dispone de una inaudita disponibilidad de embriones.

Lo llamativo de jaleada operación de la Guardia Civil reside en la oportunidad política del apresamiento: en coincidencia con el jolgorio organizado para celebrar los 100 días de desgobierno de Rodríguez y en vísperas del encuentro con Rajoy, ante el que así podía pavonearse de una resuelta voluntad antiterrorista que ni siente ni está dispuesto a llevar hasta sus últimas consecuencias. No ha sido la primera vez de una tal balandronada, ni será la última.

La banda Vizcaya la tenía controlada la Guardia Civil y mantenía informado al ministro de Interior. Crece la sospecha de que Pérez Rubalcaba no dio orden intervenir hasta el momento en que convino para mayor gloria de Rodríguez y para tapar otros de sus múltiples agujeros. La Guardia Civil sobre todo, pero también la Policía Nacional y el CNI, disponen de muy valiosa y penetrante información sobre el bandolerismo etarra, su guerrilla urbana y sus protectores. Serían espectaculares las redadas si Rodríguez y Pérez Rubalcaba les dieran luz verde. Pero ahora, como durante la II República los piquetes asesinos de las JSU, los terroristas parecen constituir parte necesaria del proceso revolucionario en marcha para la ruptura de la unidad de España.

¿Y la recesión económica? No existe por mucho que se empeñe el PP denunciar su gravedad extrema. Unas pasajeras turbulencias para Rodríguez que el transcurrir del tiempo se encargará de encalmar. También los ciclones y tornados terminan por deshacerse. Lo de menos es que tras de sí dejen ruinas y cadáveres. Y eso es lo que, no sólo en materia económica, se nos viene encima.


http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4754

2 comentarios:

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

Hugo Chávez Frías recibido en Marivent el 25 de julio de 2008