jueves 10 de enero de 2008
Pepiño, el cristiano
Ernesto Ladrón de Guevara
P EPIÑO BLANCO se declara cristiano. Y le dan ganas de darse de baja debido a la actitud de la Iglesia española y al apoyo del Papa a las expresiones de una buena parte de la sociedad española –pienso que la mayoría- que pide respeto a la principal institución que vertebra a los españoles: la familia. Don Pepe quiere hablar con el Vaticano. A don Pepe Blanco y a Mister X no les gusta que la jerarquía eclesiástica haga ejercicio de su apostolado predicando por la preserva de los baluartes que sostienen los valores tradicionales. A ZP y los suyos les parecería mejor tener amordazados y dejar sin voz a quienes creemos que hay cosas sagradas, imprescindibles para la salud psíquica colectiva y para la continuidad de nuestra civilización. A estos sociatas de campanario, sin principios, y con una sola vocación: la que empieza con la b de boca o con la b de bolsillo, sólo les interesa destruir los valores preexistentes y hacer tabla rasa; y también desprogramar las mentes y la cosmovisión de nuestros jóvenes, anular su capacidad crítica, convertirlos en zánganos mentales sin elementos de raciocinio, con una agnosia cultural que les haga pasto del primer predicador de la causa nihilista; para el INGSOC de “El gran hermano te vigila” siguiendo al pie de la letra el enfoque de “1984” de OrwelL.
Para don José Blanco el que la Iglesia española se manifieste con decenas de miles de cristianos auténticos, no como él que nos viene con esa hipócrita apelación a una condición inverosímil, no es de recibo, y nos dice que si quieren que concurran al ruedo político pues les niega legitimidad para pronunciarse a favor de la doctrina oficial de la Iglesia que coincide con el punto de vista de mucha más gente, como la del agnóstico que escribe esto. Sin embargo a don Pepiño no le importa nada que en Cataluña se imponga un fascismo de nuevo cuño con sus correligionarios, donde se niega el derecho de los padres a elegir el tipo de educación para sus hijos y se erradica cualquier presencia de la lengua de Cervantes, esa lengua que la Constitución obliga a conocer en toda la extensión del territorio nacional (de España). Ese fascismo que permite que a Albert Rivera, parlamentario catalán elevado a la representación de la sociedad catalana por voluntad de miles de votantes, se le amenace de forma impune con el mejor estilo filoetarra.
Así estamos... En España, se asesinan 100.000 niños al año en un aborto libre ilegal consentido. Uno de cada seis niños en desarrollo uterino es abortado con el consentimiento de las autoridades españolas, sobre todo en Cataluña donde gobiernan los socialistas –no olvidemos eso-. En España la idea del matrimonio ha sido volatilizada, y ahora es un cachondeo. A nadie se le ocurriría llamar matrimonio a la unión de dos homosexuales, igual que a nadie se le ocurriría decir “caballo” para nombrar a una gallina. Pero en España se hace, con todos los efectos negativos que tiene eso para el prestigio de una institución preservada desde tiempos de los romanos y que es el vértice de la familia y la da fortaleza como célula social. No me extrañaría mucho que en un futuro del INGSOC orwelliano que nos preparan los zapateristas de seguir gobernado, se llegara a la legalización de la asociación libre de personas para el fin sexual, y que la procreación se hiciera a la carta según el modelo de “Un mundo feliz” de Huxley; es decir, mediante la fabricación en serie de niños por encargo.
Si este enfoque nihilista es progre, yo prefiero ser un carca –más bien pienso que lo casposo es lo que ellos plantean-. Me quedo con los obispos.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4373
jueves, enero 10, 2008
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