viernes 15 de septiembre de 2006
El bueno de Luis
Javier del Valle
A Luis Aragonés todos le respetan porque casi siempre ha estado en el fútbol de elite. Los más veteranos le recuerdan de su época de jugador, cuando recibió el apodo del ‘Zapatones’. Los más jóvenes siempre le han visto en chándal, sentado en banquillos, respetado por sus jugadores, dirigiendo a casi todos los equipos de Primera División y su Atlético del alma varias ocasiones, una de ellas cuando el conjunto colchonero atravesaba su infierno particular en Segunda División. Por eso casi todos, aficionados y comentaristas deportivos, defendían su derecho a vivir los últimos años de su carrera dirigiendo a la selección española. El bueno de Luis está acentuando sus contradicciones desde que España fue eliminada en octavos de final del Campeonato del Mundo. Aragonés, socarrón como pocos, se ha convertido en una caricatura de sí mismo. Sus titubeos a la hora de dar el paso de marcharse definitivamente de los banquillos están siendo aprovechados por sátiros y humoristas hasta la saciedad. No es para menos, ya que da la impresión de que el “Sabio de Hortaleza” nos está tomando el pelo, situación enojosa, o bien de que ha perdido definitivamente los papeles, actitud triste para un personaje hasta ahora respetado por su experiencia profesional. Ya se sabe que todas las circunstancias son susceptibles de humor, sobre todo cuando rozan el esperpento. Primero dijo que se marchaba si no conseguía que España llegase a las semifinales del Mundial o caía en cuartos de final con decoro. A pesar de que España fue eliminada en octavos ofreciendo una pobre imagen en la eliminatoria decisiva, Luis aplicó el tópico de ‘Donde dije digo, digo Diego’ y se aferró a su cargo. Consintió comenzar la temporada sin contrato, únicamente con un compromiso verbal para prolongar su vinculación dos años más. Se trata de otra situación atípica, por mucho que la teoría jurídica nos repita que los compromisos verbales tienen la misma validez que los contratos redactados en papel. Tras una derrota bochornosa ante Irlanda del Norte, selección de tercera fila que ha puesto en peligro la clasificación para la próxima Eurocopa se avivaron los fantasmas que persiguen a la selección: malas relaciones con los jugadores, ausencia de compromiso de los futbolistas internacionales, falta de confianza de estos en su entrenador, malestar por las comparaciones del equipo de fútbol con el combinado de baloncesto recientemente proclamado campeón del Mundo. Luis vuelve a contradecirse. Dimite pero dice que puede dar marcha atrás a su renuncia si se dan una serie de “connotaciones”. Otra vuelta de tuerca. La dimisión es un acto demasiado serio como para dar marcha atrás. Si una persona quiere dejar un cargo lo deja. No hay “connotaciones” que valgan y si las hay no deben ser difundidas por los cuatro vientos pues los trapos sucios se lavan con la casa bien cerrada. El fuego se ha apagado ya que la actualidad futbolística es fugaz y, hoy por hoy, interesa más la Liga recién comenzada o los golpes de autoridad dados por el Barcelona y el Valencia en la jornada inaugural de la Liga de Campeones. Esa es la condena de la selección, mientras el prestigio lo acaparen los clubes, el equipo nacional siempre quedará en segundo plano. Y eso se nota en el juego del equipo y en la ilusión de nuestros jugadores.
jueves, septiembre 14, 2006
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario