EL ANÁLISIS
¿A cambio de qué aparecio Felipe Gonzalez en la corte de los ayatolás?
Miguel Ángel Orellana
El ex presidente ha encontrado en Irán el lugar idóneo para seguir ejerciendo de estadista; o de lobbysta, como se sugiere en algunos círculos. Algo bueno tiene, y es que no engaña a nadie.4 de septiembre de 2006. De pronto, como por arte del maestro Tamariz, el ex presidente Felipe González se hizo carne y habitó de nuevo entre los titulares de la prensa. Y pasó a ocupar el lugar de la gloriosa fotografía de portada, departiendo –con intérprete– con el iraní Mahmud Ahmadineyad. Seguro que ya estarán ustedes al cabo de la calle pero, por si aún lo ignoran, sepan que no fue enviado por el Presidente José Luis Rodríguez Zapatero, pero sí con su aval. No fue portador de ningún mensaje de Rodríguez Zapatero, pero sí le transmitió el apoyo de España a su programa nuclear, el mismo que la ONU quiere paralizar. ¿Un lío? A no ser que González hablase primero de pelotazos financieros con Ahmadineyad, y, luego, de política, pero en la tertulia. González, un consultor de lujo…Cuentan a Elsemanaldigital.com que ha sido su segunda andanza por tierras persas, pero la primera vez que el otrora presidente se sentaba cara a cara con Ahmadineyad, y no tuvo confirmación de que el encuentro iba a producirse hasta el último momento. "El impacto mediático fue mayor porque medio planeta tenía el ojo puesto en Teherán y su respuesta al Consejo de Seguridad", mantienen en su entorno. ¡Échale guindas al pavo! Fiel al motto de una vela a Dios y otra al diablo, "Felipe González no para y vuelve en unos días –a mediados de mes- a los Estados Unidos, donde tiene abiertas las puertas de la Administración Bush", insisten.Y juran que ni una palabra de negocios, de verdad, ni una. Palabrita del niño Jesús. El ex presidente se habría empeñado, por tanto, en significarse adoptando la postura de los ayatolás contra la de todos nuestros anteriores aliados. Pero resulta significativo que, en su campaña de imagen pública, los iraníes sólo hayan logrado convocar al venezolano Hugo Chávez y a Felipe González. Y ocurre que González es una especie de consultor de lujo, un McKinsey que no ha tenido necesidad de penar por los Harvard, Stanford y demás universidades en que se educa la elite yanqui de los negocios para conocer al dedillo, por ejemplo, el aparato del poder al sur del Río Grande, los más variopintos presidentes de Gobiernos incluidos, y cuyos servicios valen su peso en oro.…y un tonto útil en manos de IránDe ahí que las empresas de capital español con intereses en Iberoamérica no se asusten al encontrarse, al otro lado de una mesa de negociaciones, con el mandatario socialista. A nadie extraña la liaison de grandes fortunas del mundo con el sevillano. La cosa no parece tener vuelta de hoja. Es fácil imaginar que González no se dedica a hacer obras de caridad al lado de Ahmadineyad. "Felipe no hace viajes en balde y, si puede, mata varios pájaros de un tiro", destaca un antiguo colaborador suyo. El pobre tiene razón: ¡cuántas langostas hay que comer, cuántas manos hay que estrechar, para llevar un negocio a casa...! Porque el ex presidente, en cuestiones de cabotaje financiero, es de un elemental que espanta.Que González, reconvertido en un intermediario de lujo para millonarios sin escrúpulos dispuestos a forrarse a toda costa, debe algo importante al régimen iraní, algo que va más allá de la condición de ex presidente con una valiosa experiencia al servicio del Estado en misiones diplomáticas, ha quedado en evidencia con esta visita. Un hombre que durante muchos años ha representado a España, a mi país y al suyo, al de todos, debería ser consciente de que sus incursiones de bruces en oficios con mucho beneficio pero poco o nada recomendables, cuando se realizan respecto a países que necesitan con urgencia un lavado de imagen, como es Irán, pueden ser utilizadas en forma contraria a los intereses de España. En el peor momento, atendiendo a una contrapartida exigida por el propio régimen, Felipe González aparece como supuesto mediador, no se sabe entre quién, y como propagandista.Y Zapatero, encantadoUn ex mandatario no debe actuar de esta manera. Un Gobierno consciente debería poner mayor empeño en desvincularse de los efectos de una manipulación semejante. Uno puede decidir jugar actuando de tonto útil, pero no puede condenar a todo un país a ese papel. Pero cuando toda la política exterior es errática, plagada de errores y meteduras de pata, las miradas se giran hacia lo más alto, hacia el presidente José Luis Rodríguez Zapatero, entregado en cuerpo y alma a la defensa de una ideología mortalmente enemiga del modo de vida occidental como es el islamismo radical. Ignoro si el jefe del Ejecutivo es consciente de a quiénes y qué está defendiendo cuando aplaude los pasos de Felipe González.La única explicación que encuentro para comprender este alineamiento sin precedente, la única, es que este Gobierno, o mejor, su presidente, transpira un resentimiento hacia aquello que tenga que ver con Estados Unidos, Israel, el Cristianismo y la Democracia. Tiene que ser así, porque no puede haber otra explicación sensata al gesto de acercarse a un régimen fanático y terrorista. El apoyo de Rodríguez Zapatero al viaje de González puede tener consecuencias incalculables para nuestro país. En términos generales, en la diplomacia internacional se nos ha hecho el vacío, se nos ha ignorado, pero la nueva actitud manifiestamente pro iraní puede acarrear no sólo la ignorancia, sino el desprecio de la comunidad internacional.Un país como España, que siempre ha servido de puente de diálogo y entendimiento entre el mundo árabe y la cultura judía, por propia reflexión histórica, se convierte ahora en un obstáculo en la tarea no solamente de buscar la paz en Oriente Próximo, sino de asegurar el futuro de Occidente frente a una ideología que busca nuestra aniquilación. Lo que se dilucida en el suelo de Líbano es, probablemente, el nuevo marco geopolítico de la zona y, por extensión, de las relaciones internacionales en la zona. Porque Israel es el muro que frena el avance del fanatismo islamista, y eso es lo que busca el régimen de Irán. De ahí que resulte absolutamente inexplicable que José Luis Rodríguez Zapatero ampare esa mortal amenaza.
Gentileza de LD
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