viernes, agosto 13, 2010

Villacañas, Apuntaciones sobre el Rey y la Monarquia

viernes 13 de agosto de 2010

Apuntaciones sobre el Rey y la Monarquía

Antonio Castro Villacañas

L OS dos grandes partidos nacionales, que juntos suman el 90% de los diputados del Congreso, apoyan en líneas generales la función del Rey y la Monarquía. Los partidos minoritarios tienen, también en términos amplios, una posición distinta. Para el PSOE y el PP la institución monárquica goza de buena salud, es eficaz, útil y ha sabido adoptarse a las exigencias de estos tiempos. Ambos califican a don Juan Carlos como ejemplo de persona que ha sabido evolucionar. Los socialistas señalan el papel del Monarca: servir al interés general de los españoles. Para los populares se debe acabar cuanto antes con la preferencia del varón en la línea sucesoria. Izquierda Unida recuerda la raíz republicana de su formación y asegura que no es descabellado pensar en un Estado de ese tipo. El PNV desea que la monarquía se comprometa claramente con los usos, costumbres e intereses propios del País Vasco. CiU valora sobre todo la aportación que la
institución puede dar a la estabilidad de su Estatuto. Coalición Canaria señala que antes o después habrá que resolver el problema de la sucesión. Esquerra Republicana, por último, denuncia directamente que la Monarquía es algo sin sentido en la Europa que se está construyendo.

En los últimos tiempos del franquismo, conviene recordar ahora, la frase tópica en los círculos de la oposición democrática o "democrática" y en
muchos núcleos del franquismo era la de calificar al entonces Príncipe de España, sucesor y heredero de Franco, como Juan Carlos "El Breve", ya que se consideraba prácticamente imposible la consolidación de su reinado pocos años después de que subiera al trono tras la muerte del Generalísimo. Treinta y cinco años después, el rey Juan Carlos, lejos de la pronosticada fugacidad, es una de las figuras públicas más valorada y respetada por los españoles, según nos informan de vez en cuando las encuestas que se dedican a esta clase de temas. Juan Carlos, una vez convertido en Rey, superó muy pronto los tiempos de adulación y afecto que había dedicado a Franco, y supo ganarse un amplio crédito personal democrático y moderno, que logró superar, ampliar y consolidar sobre el de los que le consideraban sucesor del Caudillo, y ese crédito supo extenderlo sobre la familia y la institución que encabeza. Apoyándose en franquistas caudillistas
como Torcuato Fernández Miranda, Adolfo Suárez,
Rodolfo Martín Villa y Manuel Fraga Iribarne consiguió que no fuera la institución monárquica la que confiriera legitimidad al Rey, sino que fuera el Rey franquista quien dotara de crédito y legitimidad social a la Corona instaurada por Franco mediante el sencillo procedimiento consistente en dar la vuelta a sus principios y sustituirlos por otros totalmente contrarios.

En el momento actual casi nadie se define en España como ferviente monárquico, pero también casi nadie cuestiona la actual Monarquía. Ocho de cada diez españoles consideran que sin la presencia y la actuación de Juan Carlos la implantación en España de la actual democracia no hubiera sido posible, y también de forma mayoritaria opinan que el Rey ha sabido mostrar que la Monarquía no es una institución obsoleta, sino que está suficientemente arraigada y aporta estabilidad y serenidad a la vida política. Ello no impide que uno de cada dos españoles considere al mismo tiempo que la Monarquía irá teniendo cada vez menos sentido a medida que los problemas suscitados por la ilusa Constitución que le sirve de base vaya demostrando cómo sirve y ha servido para desintegrar la Patria. No se da por garantizada su estabilidad y mucho menos el que vaya a perdurar mucho tiempo.

En todo caso, y al menos por el momento, el 69 por 100 de los españoles dice preferir una Monarquía parlamentaria reformada a una República semejante a ella, pero sin la estabilidad que le dan a aquella la Corona y la Dinastía. Esta preferencia es casi unánime entre los votantes del PP, pero también es ampliamente mayoritaria entre los votantes del PSOE, y la expresan en mayor medida que el resto las personas de mayor edad, sea cual sea su ideología, y las de clase social mediana y baja. Las minorías ilustradas piensan de otra forma.

Todo cuanto antecede se ha extraído de las recientes consultas populares efectuadas a encargo de tirios y troyanos, interesados en el gobierno de esta España. Someto a la consideración de mis lectores lo expuesto, y les pregunto: ¿puede considerarse válida, absolutamente verdadera y eficaz, una descripción del pueblo español que defina a éste como del todo desligado del pasado y el futuro?


http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5804

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