jueves 26 de agosto de 2010
Los musulmanes en Europa: algunos países comienzan a “defenderse”
Hay quienes aseguran que en breve, Amsterdam será la primera ciudad europea con mayoría musulmana.
En la actualidad, los musulmanes que viven en la capital holandesa alcanzan la friolera de 180.000 almas (24% de la población). Para el historiador Bernard Lewis, hasta finales de este siglo, la mayoría de Europa será musulmana. Parece exagerado. Las cifras actuales hablan de más de 20 millones de personas y las estimaciones para dentro de menos de diez años aseguran que los musulmanes en Europa llegarán a los 30 millones, 50 si se le suman los inmigrantes ilegales. Europa da señales de querer “despertarse” de su muy aguda confusión, comenzando a procesar los errores de su inocencia pasada. Hoy, carente de una política común, los países de la Unión se debaten entre “una apertura liberal” y “un combate para limitar la inmigración y aumentar la presión para lograr la integración de los musulmanes”.
Europa sufre a causa de sus contradicciones. Contradicciones tan evidentes y vergonzosas como su proceder frente a los actuales acontecimientos en Irán. De repente, la alianza progre-izquierdista-musulmana no riega las calles europeas para defender al sufrido pueblo iraní, al igual que lo hizo para defenestrar al estado judío. ¿Dónde están ahora el actor español Javier Bardem y su mamá Pilar, o los del Grupo Amaral, para firmar sendas declaraciones “intelectuales” para detener la “genocida agresión iraní” contra sus propios ciudadanos, que en este caso, y a diferencia del otro, son manifestantes que no disparan cohetes Kassam contra civiles inocentes? Resulta humillante, y merece un honesto examen de conciencia por parte de la izquierda humanista europea, que la voz cantante para criticar al régimen de los Mullahs la lleven los conservadores Nicolás Sarkozy y Angela Merkel. Europa sigue muy confundida, más aún cuando se enfrenta con su insipiente minoría musulmana. Se mueve torpemente entre sus directrices “liberales pluralistas” y su deseo por seguir siendo Europa.
Inmigración musulmana y la deficiente visión europea
La inmigración musulmana a Europa se reforzó radicalmente tras la Segunda Guerra Mundial por dos motivos. Ante todo, la descolonización de los imperios europeos de sus colonias africanas vino acompañada con la posibilidad que le dieron algunas potencias a los, hasta entonces dominados, para recibir la ciudadanía de sus países madres. El mejor ejemplo de esto lo vemos en la relación Francia- Argelia que llevó a muchos argelinos a vivir, bien documentos, en el continente.
La segunda razón es consecuencia del veloz proceso de urbanización que experimentó Europa y la creciente necesidad de mano de obra barata. De esta forma, Europa experimentó una fuerte ola de turcos que llegaron a Alemania, los musulmanes del Magreb emigraron a Suiza y a Francia, los de Marruecos a Italia y los libaneses fueron absorbidos por Dinamarca.
Las autoridades europeas consideraban que muchos de estos inmigrantes eran “Gatsarbeiterque”, trabajadores que se asentaban para cumplir con las necesidades inmediatas laborales pero que no se quedarían a vivir como ciudadanos permanentes.
Una inmigración que comenzó como un hecho un tanto aislado y que se transformó en todo un fenómeno social. Para impulsar la llegada de mano de obra barata, los países europeos impulsaron una política de unión familiar por la que el trabajador documentado podía traer a su núcleo familiar a acompañarlos en Europa. Una estrategia bastante abierta impuesta durante los años 70’. En la década siguiente, muchos países aceptaron refugiados sin demasiadas trabas. Dinamarca, por ejemplo, se transformó en un paraíso para el inmigrante que era recibido amablemente por los servicios sociales pagados por el estado. Además, muchos países otorgaban permisos de trabajo y permanencia sin demasiadas condiciones, incluyendo la concesión de ciudadanía para los hijos de los inmigrantes nacidos en suelo europeo.
Desde entonces, se vivió un aumento trepidante de la comunidad musulmana en Europa en comparación con los residentes antiguos. En la actualidad, se calcula que la tasa de natalidad entre los musulmanes es tres veces mayor que las familias tipos de Europa occidental. Más aún, la tasa de natalidad en algunos países del viejo continente llega a ser, a veces, negativa. Un buen ejemplo lo registramos en Gran Bretaña, donde entre el año 2004 al 2008, la tasa de natalidad entre las familias musulmanes llegó a ser diez veces mayor que la de los no musulmanes. Durante esos años, la población antigua bajo en dos millones de habitantes.
La población musulmana de Europa es el 4.5% del total del viejo continente. Sin embargo, algunos observadores como Amikam Najmani aseguran que los musulmanes participan en las actividades religiosas de sus ciudades de manera mucho más intensa que sus pares cristianos, el nombre “Muhamad” (Mahoma) es el más popular entre los recién nacidos varones en varias ciudades de Europa y no hace falta ser un gran especialista para constatar la enorme cantidad de mezquitas que se construyen y se habilitan en las ciudades europeas. Desde el punto numérico, los porcentajes de musulmanes en algunas ciudades europeas son simplemente impresionantes. En Ámsterdam los musulmanes son 180.000 (un 24% de la ciudad), en Bradford 75.000 (16%), Birmingham 143.000 (14.3%), Bruselas 160.000 (17%), Ile de France 1.7 millones (10-15%), Londres 625.000 (8.5%), Marsella 350.000 (20%), Rotterdam 80.000 (13%) y en Viena 120.000 (8%).
Integración y aislacionismo de los musulmanes en Europa
Los analistas concuerdan en que el patrón de conducta dominante y mayoritaria muestra que las comunidades musulmanes en Europa no se han asimilado a la mayoría y siguen dirigiendo sus vidas de acuerdo a las reglas internas de su sector y a las directrices de sus líderes. Valga esta comparación: en el mundo judío se rige bajo la premisa de Shmuel “Dina de-Maljuta dina”, o sea, “la ley del lugar en donde vives es tu ley y la debes respetar”. Una premisa muy importante que sirve para explicar la integración veloz y constante de los judíos en las sociedades del mundo. Entre los musulmanes, la definición personal pasa por su “religión” en vez de por la nueva “nacionalidad” adquirida siendo que para muchos, la premisa es llegar a Europa para seguir siendo musulmanes.
Hay quienes argumentan, no sin razones, que la falta de integración de los musulmanes se debe a una decisión filosófica, ideológica y hasta estratégica. Para otros, que también cuentan con no pocas pruebas que confirman sus argumentos, la explicación para esta falta de integración reside en la xenofobia de la mayoría que no se esfuerza por comprender e integrar a la minoría islámica. El “Instituto Pew” encontró, en su estudio del año 2006, que los musulmanes creían que los europeos eran egoístas, soberbios y violentos y en cambio, los europeos pensaban que los musulmanes eran “fanáticos, violentos y poco abiertos”. Los europeos originarios y los musulmanes pensaban que las relaciones entre ellos eran “malas”. En Alemania, los que pensaban así eran el 70% de los encuestados mientras que en Francia eran un 66%. La integración… evidentemente no ha tenido mucho éxito.
Otros estudios muestran que incluso en la tercera generación de inmigrantes se mantiene el uso cotidiano de la lengua extranjera, que muchas comunidades musulmanas viven en zonas periféricas, con un promedio de presos en las cárceles mucho mayor a los porcentajes en la sociedad, con una situación laboral inestable, trabajos mal pagos o desempleo. Desde el punto de vista socioeconómico tampoco se puede de hablar de una integración exitosa aunque, evidentemente, se debe analizar país o ciudad por ciudad.
Europa fue cambiando de percepción hacia la minoría musulmana en los últimos años. Existieron ciertos hitos que vale la pena señalar. Ante todo los atentados terroristas de la Torres Gemelas en el 2001, los Atentados de Atocha en Madrid en marzo del 2004 y los de Londres en el 2005. En Gran Bretaña, por ejemplo, se impuso una política de mano muy dura contra la delincuencia y el terrorismo siendo que incluso las agencias de inteligencia comenzaron a movilizar agentes en los rezos de las mezquitas. Los musulmanes, al conocer que eran espiados, “se declararon perseguidos”. Para las agencias europeas, las cifras sobre células dormidas en sus ciudades y la enorme cantidad de atentados planificados por sus conciudadanos encendió muchas luces de alarma mientras que antes, estas mismas personas desconocían de plano la existencia de dicha realidad.
El segundo hecho muy importante fue el asesinato del director de cine holandés Theo Van Gogh; pariente del pintor Vincent; en noviembre del 2004. El asesino fue un holandés de origen marrocano, detuvieron a ocho extremistas musulmanas, quienes justificaron el asesinato por la película “ofensiva” que hizo Van Gogh sobre el Islám, su trato hacia las mujeres y el Corán. En su propia página ‘web’, el director holandés solía calificar a los musulmanes de “folladores de cabras” y llegó a denunciar el “sentimentalismo exagerado” de un miembro de la comunidad judía de Países Bajos en una discusión sobre el Holocausto, lo que le valió una reputación de antisemita. Al conocerse la identidad del asesino, la política conservadora holandesa Rita Wardnok dijo: “Durante mucho tiempo dijimos que teníamos mucha multiculturidad, fuimos inocentes”.
El tercer caso-shock, quizás el más duro de asumir tras la política especialmente abierta y liberal impulsada por este país, se vivió en Dinamarca. En el año 2005, los daneses “se sorprenden” por las consecuencias de las famosas caricaturas de Mahoma publicadas en una revista. Los árabes acusan a los daneses de “despreciar y humillar” a Mahoma, las banderas del país son quemadas a lo largo del mundo, varias embajadas danesas son incendiadas en el mundo árabe y se declara un boicot contra los productos de esta pacífica nación… que se destaca por sus posturas progresistas.
Un último ejemplo: en el año 2005 comenzaron los disturbios en Francia. Dos jóvenes musulmanes que escapaban de la policía en un barrio pobre de Paris se electrocutan y mueren. Los musulmanes acusan al gobierno y comienza una ola de violencia sin precedentes. La izquierda social dice que se trataban de manifestaciones contra “la pobreza, la desigualdad y la xenofobia” que sienten en carne propia los musulmanes. Otro muchos ven en estos actos el desprecio de los musulmanes hacia la república.
Reacciones defensivas y otras estrategias integradoras
Citemos tres políticas o proyectos que pretenden integrar a la minoría musulmana y comprender (o soportar a una cultura diferente).
En un suburbio de Bruselas, a pocos kilómetros de la sede de la UE, en Molenbeek, una circular de las autoridades les recordaba a los habitantes musulmanes que no debían matar animales en el interior de sus casas. Mientras comenzaban a encenderse las luces de Navidad, los musulmanes (en general de Marruecos) de Molenbeek cumplían la tradición de Eid Al-Adja (8 de diciembre), tradición que ordena el sacrificio de un cordero para ser compartido por los miembros de la familia y los pobres. Las autoridades invitaban a sacrificar al cordero en un “matadero de carácter temporal” que funcionaría durante 48 horas en un garaje. El matadero improvisado tenía una capacidad para al menos 500 corderos. En la práctica, resultó muy difícil detener la matanza en las casas privadas, a pesar de las amenazas no cumplidas de las autoridades sanitarias de la ciudad que aseguraban que se perseguiría a los delincuentes. En Molenbeek, se optó por la paciencia y la comprensión.
Otro ejemplo fue publicado ayer. En Suiza, la mutilación genital femenina “podrá ser legal” en mujeres mayores de 18 años. De hecho, el país tiene una ley que castiga a los autores de la mutilación de menores, pero no entre los adultos. En este caso, también se optó por una comprensión parcial.
Un último ejemplo lo observamos en la actualidad, también en Bélgica. El caso es el de una diputada musulmana recién elegida al parlamento regional de Bruselas, que juró el 23 de junio su cargo cubierta con un velo, y que ha reabierto el debate sobre el uso de esta prenda en las instituciones y la administración en Bélgica. Mahinur Özdemir, diputada de origen turco por el partido humanista francófono CDH (ex democristianos), es la primera política belga en llevar hiyab, pañuelo que cubre el pelo pero no el rostro, un hecho que ha dado pie a la controversia entre partidos, organizaciones cívicas y comentaristas. El Movimiento contra el Racismo, el Antisemitismo y la Xenofobia (MRAX) afirmó que se “estigmatiza una vez más como un problema a la mujer musulmana que lleva el velo”. En la misma línea, el Centro belga para la Igualdad de Oportunidades y Lucha contra el Racismo (CECLR) mantiene que el parlamento “es el lugar de neutralidad por excelencia, donde los diputados tienen derecho a expresar sus convicciones”.
Ciudades europeas que planifican y permiten un menú especial y diferenciado para respetar las leyes alimentarias musulmanas, calles cerradas para permitir el libre circular durante los rezos en las mezquitas, apoyos estatales y regionales a los centros sociales musulmanes… sería posible citar miles de situaciones en donde las ciudades y los estados europeos actúan bajo la premisa que se “puede” y se “debe” integrar a la minoría musulmana respetando sus costumbres y valores.
Por contrapartida, y aunque a muchos gobiernos europeos no les gusta hablar de este tema (es mediáticamente incorrecto), se gestan y se imponen políticas restrictivas. Ante todo, lo vemos en las limitaciones para aceptar inmigrantes y para otorgarles ciudadanía. En Holanda y en Dinamarca se multiplicaron las condiciones legales para permitir las uniones familiares. En Holanda se sopesa prohibir la entrada a personas con más de una mujer e incluso apresar a los que ejercen la poligamia. Las medidas tomadas por Italia para limitar la inmigración y la llegada de los refugiados han sido muy criticadas. Italia ha firmado con Libia un acuerdo para que este país ayude a Silvio Berlusconi a detener la inmigración ilegal. Bélgica y Holanda pide exámenes de dominio del idioma, una prueba de historia y tradiciones locales. Gran Bretaña toma la prueba “Britishness Test” (idioma, cultura, historia), Dinamarca les toma un test de historia, sobre los valores liberales del país y una prueba en donde el candidato debe demostrar que tiene más ligazón con el país (Dinamarca) que con su país de origen. La ley alemana presenta una situación especial: Se les toma un examen tan difícil que sería complicado incluso para los nacidos en Alemania. Pruebas de dominio del idioma, historia alemana y un documento de buena conducta de su país de origen. Hay muchos que aseguran que el examen germano es simplemente una excusa para prohibir la entrada de inmigrantes.
Un ejemplo especialmente claro lo observamos en la Ley del Velo de Francia del año 2004. En Alemania se impone esta ley, parcialmente, a nivel estatal. En Holanda el tema está en la agenda desde hace tiempo. En Gran Bretaña se trato el tema varias veces. Los musulmanes calificaron esta ley como una medida anti liberal que dañaba la libertad de culto. La ley del Velo prohíbe el uso de elementos ostentosos en lugares públicos y en especial, en las escuelas.
En abierto enfrentamiento con las palabras de Barack Obama, el Presidente francés Nicolás Sarkozy no solamente defendía la ley del Velo vigente en su país sino que arremetía contra el “burka”. Sarkozy dice que el burka no es un signo religioso, sino “de servidumbre”. Sarkozy aseguraba el 22 de junio en Versalles que burka es un “signo de servidumbre”, contrario a la “idea de la República francesa sobre la dignidad de la mujer”. “No es un signo religioso, sino de servidumbre”, afirmó Sarkozy, quien subrayó que “el burka no es bienvenido en el territorio de la República” francesa. Dos días antes, un grupo de unos sesenta diputados de diferentes partidos pidió que se abriera una comisión de investigación sobre la proliferación de esa prenda, utilizada por miles de mujeres en Francia, según diversos estudios.
Incertidumbre y xenofobia
Europa no posee una política común para tratar con el evidente problema de la minoría musulmana y su integración. Aunque muchos países prefieren declararse acólitos de la Alianza de civilizaciones, comienzan a verificarse que muchos aceptan ciertas premisas de Samuel Huntington y su “choque de civilizaciones”.
Mientras que los grupos humanistas se esfuerzan por explicar que implementando políticas correctas y asumiendo la xenofobia europea se podría integrar y lograr una convivencia en paz respetando cada uno las diferencias culturales del vecino, otras fuerzas conservadoras asumen que no hay solución y ha llegado el momento de defender la identidad nacional y europea. Partidos como el FPO en Austria o el Frente Nacional en Francia declaran que “Europa responde a la guerra de la Jihad Islámica”.
Una parte de Europa sigue observando con preocupación la islamización del continente. Otra parte, no ve peligro alguno en el horizonte. Y mientras tanto, los porcentajes, los índices de natalidad, las encuestas de opinión… hablan por si solas.
http://www.e-libertad.es/libertad/2010/08/25/los-musulmanes-en-europa-algunos-paises-comienzan-a-%e2%80%9cdefenderse%e2%80%9d/
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