miércoles, agosto 25, 2010

Jose Maria Carrascal, Fin bueno, ejemplo malo

Fin bueno, ejemplo malo

Da la impresión de que los ciudadanos del primer mundo hemos perdido el sentido del riesgo físico

JOSÉ MARÍA CARRASCAL

Día 25/08/2010

QUE Albert Villalta y Roque Pascual estén de nuevo en casa sanos y salvos es un alivio para todos. Pero es lo único bueno del episodio. Solucionar un secuestro pagando el rescate exigido y poniendo en libertad al jefe de los secuestradores es rendirse ante el chantaje, lo que, según los expertos, lo promueve, al mostrarles que somos chantajeables. Claro que intentar el rescate por la fuerza puede ser peor, y costar la vida de los secuestrados, como ha ocurrido con el rehén francés. Lo que se recomienda es aguantar, ya que a los secuestradores tampoco les interesa perder su mejor y única baza: el rehén. Pero es más fácil pagar. No ha sido por tanto un éxito, sino una capitulación ante los terroristas. La renuencia de Mauritania a dejar en libertad a su jefe detenido y condenado deja muy claro cuáles son las consecuencias: mayor prestigio en el Magreb de Al Qaeda, que si destina el rescate recibido —estimado en varios millones de euros— a procurarse material más sofisticado, podrá ampliar su radio de acción, con lo que la seguridad y estabilidad de aquellos gobiernos se hará aún más precaria. Así que, repito, alivio. Pero de tirar cohetes o enhorabuenas, nada de nada.
Una lección, sin embargo, podemos sacar del episodio y es que la mejor forma de evitarlos es no propiciarlos. Pero da la impresión de que los ciudadanos del primer mundo, cuyo mayor peligro es quedarnos sin empleo, hemos perdido el sentido del riesgo físico. E igual nos tiramos del balcón del hotel a la piscina que nos marchamos a los lugares más remotos a hacer senderismo u obras de caridad. Sin enterarnos antes de los riesgos, e incluso enterándonos, como son las lluvias torrenciales en el subcontinente asiático o la situación explosiva en el África subsahariana. No ya los periódicos, la televisión nos muestra a diario escenas dramáticas de lo que allí ocurre. Pero el blanco, europeo, desde su alto nivel de vida, parece pensar que aquello no va con él. Y cuando esos riesgos le atrapan, se queda tan sorprendido como impotente. Entonces, sí, entonces todo son llamadas al gobierno, a los gobiernos mejor dicho, movilización de la diplomacia, marchas de solidaridad, vigilias emotivas y gastos cuantiosos para procurar el rescate. Todo porque a unos ciudadanos hechos y derechos les ha dado por ir adonde no se recomienda ir.
Ya sabemos que la vida en el mundo desarrollado es aburrida y escasa de emociones fuertes. Pero conviene no pasarse con ellas. Lo que intento decir es que si alguien quiere hacer senderismo u obras de caridad, tiene abundantes oportunidades de hacerlo en su propio país sin ponernos en vilo a todos, empezando por sus familias y, desde luego, sin salir en el telediario.

http://www.abc.es/20100825/opinion-colaboraciones/bueno-ejemplo-malo-20100825.html

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