jueves 26 de agosto de 2010
Montilla, la sensatez que vino del Sur
Wifredo Espina
C URIOSAMENTE, en Cataluña, ahora la sensatez nos llega del Sur, de Andalucía. El tan característico “seny” catalán, parece representarlo, en estos momentos agitados y de confusión, el cordobés José Montilla. El hombre de “los otros catalanes”, los inmigrantes, que se ha integrado tanto, y de forma silenciosa y efectiva, que, como muestra de la sociedad abierta catalana, ha llegado a President de la Generalitat.
No ganó en votos, pero sí supo pactar para ganar en soporte parlamentario. Sus socios de gobierno, que le dieron la presidencia, han constituido el lastre principal durante su mandato y, quizás, sean la causa de su descalabro en la próximas elecciones autonómicas, en que los vientos soplan a favor de la rentable ambigüedad de CiU y del liderazgo de Artur Mas, tras el enorme cansancio ciudadano del Tripartito.
No es que Cataluña haya perdido su tradicional “seny” sino que se está instalando en una fase demasiado larga de su cíclica “rauxa”, o de reacción sentimental y airada, como respuesta a decepciones y agravios, reales muchas veces y magnificados otras en las luchas partidistas. No es nada nuevo en su historia, pero está en fase aguda a raíz de la aventura del nuevo poco afortunado Estatut “Zapatero-Maragall” y de la no muy atinada sentencia del Constitucional, que se ha salido de su función de juzgar para ponerse a interpretar, lo que equivale a legislar.
En la confusión de reacciones partidistas poco razonadas y desproporcionadas, la actitud del President Montilla intenta, hábilmente, mantener la cabeza fria y el sentido del equilibrio. Descalificarlo es abundar en la crispación y destemplanza del país, precisamente cuando más necesita de sosiego e ideas claras para seguir adelante económicamente y en su autogobierno.
Montilla, pese a todos los reveses, apuesta claramente por el Estatut y por conseguir por las vías de la legalidad y de la negociación con el Estado todo lo posible de aquello que el Constitucional rechazó que figurara en el texto estatutario pero indicando, al mismo tiempo, otras vías para su recuperación legal. El President defiende quizás más que nadie el contenido del Estatut refrendado, pero con respeto al ordenamiento jurídico vigente. Y rechaza lo que llama “aventuras”, poco claras, muy personalistas y también inviables, por legítimas que puedan ser.
En estos momentos y circunstancias (contrariamente a Zapatero para España) José Montilla, con todas sus limitaciones e hipotecas, representa para Cataluña el “seny” (el buen sentido) que paradójicamente nos llega del Sur.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=5819
jueves, agosto 26, 2010
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