miercoles 18 de junio de 2008
España irreconocible
Miguel Ángel García Brera
A CABO de ver por televisión al presidente del Gobierno en medio del que lo es de la CEOE -la patronal- y de los secretarios generales de los dos sindicatos que se dicen más importantes. Y me ha parecido recordar al ministro Solís, el de la sonrisa profidén, flanqueado por el presidente del Consejo Nacional de Trabajadores y el presidente del Consejo Nacional de Empresarios. Idéntica era la estampa y semejante el papel de aquellos sindicatos verticales incrustados en la Administración del Estado y el de estos, recibiendo de esa Administración fondos cuantiosos, en parte como pretendida devolución, muy en exceso, de viejas confiscaciones y en parte “gratis et amore” ya que Comisiones Obreras no existía cuando las confiscaciones de guerra se realizaron. Fondos también, recibidos, de otra parte, como ayuda a la formación, que ya sabemos como se imparte, y en otro tipo de subvenciones. La diferencia está en que aquellos sindicatos verticales ahorraban dinero y realizaban obras sociales de primera magnitud, tales como los parques Sindicales, las Residencias de Educación y Descanso en las que veranearon por vez primera en su vida numerosos trabajadores o en sostener la Obra “ 18 de Julio” que tanto beneficio supuso para una clase social, todavía sin disponer de una Seguridad Social suficiente o en ofrecer los Letrados de los Servicios Jurídicos y de las Secciones Sociales para defender, gratuitamente, a todo trabajador que planteaba un conflicto con su empresario, obteniendo ante las Magistraturas de Trabajo cuantiosos éxitos, incluso contribuyendo a que los tribunales aceptara conceptos jurídicos innovadores como el accidente in itinere y otros. De la obra social de los actuales sindicatos no tengo mayor memoria que algunas operaciones innombrables en Cooperativas de Viviendas.
Diferencia importante es también que aquellos sindicatos eran una contradicción, al ser obligatorios, y estos son una inutilidad al no ser reivindicativos, sino pactistas en toda la línea. En los verticales, un ministro escuchaba la voz de empresarios y trabajadores, procuraban su acuerdo y lo “peleaba” en el Consejo de Ministros. En estos, las Centrales pactan, acuden a Moncloa, a donde también va el representante patronal y acuerdan con el presidente del Gobierno. Visto, a mi juicio, que nada han adelantado los trabajadores con el nuevo sistema no me extraña que la afiliación sea pequeña ni que sean muchos los que piensen que no merece la pena haber cambiado la estructura sindical prácticamente para nada. Eso sí, ya en democracia, habría que haber suprimido la obligatoriedad y poco más.
Pero, al fin y al cabo, que, con distinta apariencia subsistan instituciones de diálogo y consenso –al margen de que los sindicatos democráticos por esencia deben ser fundamentalmente reivindicativos, y que al día de hoy quizá puedan ser instituciones a eliminar por obsoletas- no perjudica a nadie. Otras cosas han de preocuparnos más en un día en que la prensa y los restantes medios han informado sobre asuntos que puedo coleccionar en el capítulo de barbaridades ocurridas en esta pobre España, en crisis mucho más allá de lo económico. Resulta que en Almonte ha permanecido secuestrado, y atado de pies y manos durante varios días, un empresario al que, gracias a Dios y a la pericia y valor de los Geos, se ha liberado cuando escribo este artículo. Peor le ha ido a una empresaria en Sabiñánigo – aquí los más crueles delitos se cometen indistintamente de Norte a Sur- que ha sido asesinada y lanzada a un canal; y a un directivo del BBV, encargado del cobro de morosos, con el que quizá uno de ellos ha decidido saldar su deuda a puñaladas o a tiros, pues no me he enterado bien del arma utilizada para eliminar a la víctima. Mientras tanto, también en estas fechas, se enjuicia a una presunta mataviejas, que, según la acusación, se ha llevado por delante al menos a tres ancianas, aunque ella inculpa a una fantasmal compañera de piso que no puede identificar. Y no tiene menos importancia el juicio que se sigue contra unos pederastas, uno de los cuales se anunciaba como canguro, porque, si el quitar a otro la vida es algo horrible, no deja de ser parecido el destruir la inocencia y desquiciar a un ser humano desde la niñez.
La mafia rusa haciendo de las suyas con más vigor que en ningún otro país –incluido el de su procedencia y la corrupción destapada en Estepona, donde se ha repetido el asunto malayo de Marbella, completan el panorama de este día que, desgraciadamente, no es excepción en el correr de los que componen los años desde hace ya unos cuantos. Ya dijo Guerra que a España no la iba a conocer ni la madre que la parió, pero se ha avanzado tanto en ese cambio que ya no la reconoce ni la Real Academia cuando una ministra habla de las miembras. ¡Qué ya es decir!
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4687
miércoles, junio 18, 2008
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