jueves 26 de junio de 2008
Nanysex
Juan Urrutia
A L abordar ciertos temas, me pregunto si seré capaz de aportar algo interesante, pero, cuando mi propia naturaleza sólo me permite albergar horror ante los hechos sobre los que pretendo disertar, dudo si realmente seré capaz de hacer una reflexión serena.
Llamativo, por su crudeza, es el reciente caso de Nanysex. Más alarmante es, sin embargo, el que la pedofilia tenga tanta demanda. Se puede comprender la existencia de un monstruo, lo complicado es aceptar que miles de personas disfruten viendo las imágenes de los abusos que comete.
El ser humano tiene un temprano despertar sexual y las vivencias infantiles determinarán en un futuro que a un niño, una vez llegado a la edad adulta, le atraigan más las mujeres con el pelo moreno o rubio e incluso que tenga predilección por determinadas partes del cuerpo, no hablo de parafilias, sino de la normal excitación que puedan sentir un hombre o una mujer adultos ante la contemplación de las nalgas de un congénere, por poner un ejemplo. Esto es absolutamente normal, forma parte de la idiosincrasia de las personas tanto como reír o llorar. Aquí es donde me topo con un muro insalvable a la hora de comprender el porqué de la pedofilia. ¿Qué detonante convirtió a esas personas en agresores sexuales de niños? ¿De donde procede esa atracción por los infantes? Los violadores responden a patrones determinados y así sucede con otras variantes de agresores sexuales, pero los pedófilos no. Ya no son seres marginados que viven apartados del mundo, no se trata del clásico anciano rijoso que engaña a los niños con caramelos. Hablamos de redes organizadas en todo el mundo, de jóvenes inteligentes que dominan la informática, estudian una carrera y son considerados por sus vecinos como personas normales y educadas. No padecen trastornos psicopáticos, simplemente son adictos al sexo con niños. Abominable. Es evidente que deben tener algo en común y descubrir ese nexo de unión es fundamental para prevenir, desde cortas edades, un futuro comportamiento pedófilo. Se sabe que la exposición de una herida a gérmenes produce infección, por eso limpiamos nuestras lesiones. ¿A que ha de estar expuesto un niño o un joven para convertirse en Nanysex? ¿Abusos? En infinidad de casos no se han dado. ¿Familias desestructuradas, maltratos? Tres cuartos de lo mismo.
Como ven, mi ignorancia me lleva a quedar estancado, no puedo avanzar más en mi reflexión porque los conocimientos que tengo sobre este tema sólo me conducen a una absoluta incomprensión del fenómeno tratado. Sobra decir que quienes abusan de niños o causan tales agresiones al pagar por material videográfico son, independientemente de su enfermedad, individuos conscientes del daño que causan y, por tanto, absolutamente aborrecibles, no merecedores del calificativo de humanos. Resulta aterrador que, tras el desmantelamiento de una red pedófila, salga otra a la luz y después le sigan más, de tal forma que parecen inagotables. Las personas cometemos las mayores crueldades por dinero, eso lo entiendo, conozco lo suficiente a nuestra especie como para saber que, si un amplio colectivo está dispuesto a pagar mucho dinero por ver como una chica es despedazada con una motosierra, cosa que, aunque parezca irreal, existe, habrá siempre quien asesine y filme sus crímenes para sacar provecho. Lo que se aleja de mi entendimiento es la procedencia de esa inusitada cantidad de individuos a los que les excita contemplar como un bebe de pocos meses sufre atroces abusos.
Hasta la fecha los medios que tenemos para luchar contra esta lacra están llevando a prisión, gracias al excelente trabajo de diferentes cuerpos policiales, a muchos de estos especimenes. Esperemos que cumplan íntegras sus penas, que estas sean largas y que cada vez sean menos las víctimas de este tipo de delitos. En ocasiones se nos presenta la posibilidad de hacer algo. Si encuentran casualmente en la red contenidos de esta índole. No lo duden ni un instante: denúncienlos. ¿Dónde? Aquí:
delitos.tecnologicos@policia.es
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4697
miércoles, junio 25, 2008
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