miércoles, junio 25, 2008

Serrano Oceja, El libro de mi amigo Jose Luis

jueves 26 de junio de 2008
DIARIO DE UN PONTIFICADO
El libro de mi amigo José Luis
Por José Francisco Serrano Oceja
Cuando escribo estas letras, acabo de regresar de la presentación del libro de mi querido amigo José Luís Restán, Diario de un Pontificado, editado por Encuentro. Escribiré a caballo entre la razón y la pasión, entre el logos y el pathos. El perspectivismo que nos enseñaron en clase de filosofía no sirve cuando de delinear los perfiles del corazón de quien te hace crecer y pensar que siempre hay alguien que es más grande que tú se trata.

Para no confundir a los lectores, prefiero no hablar del autor del libro, sino del libro, que lo es del autor. El siglo XX, y así se ha iniciado el siglo XXI, es el siglo de los Papas, testigos de que la fuerza del Espíritu de Dios, esa conjunción de los corazones de Dios y de los hombres, ha suscitado para la Iglesia, y para el mundo, gigantes de la historia. Los hombres nos habíamos empeñado, desde hace muchos años, en el progreso, que no es más que la forma secularizada de la Providencia de San Agustín y de la teología de la Historia. Y Dios, permítaseme la expresión, se ha empeñado en enviarnos a hombres que saben del tiempo, y que saben de la historia, porque conocen lo profundo del corazón del hombre, del corazón moderno y postmoderno.

José Luis ha escrito este libro tomando el pulso al tiempo de Dios y al discurrir de la vida de los hombres. Comienza con la elección del Pontífice, y es la experiencia de la insidia, de la mentir, de la calumnia, de la falsedad con que no pocos medios, y mediadores, han tratado a Joseph Ratzinger lo que hace que blandee la pluma y se lance a la aventura de hacer entender al hombre, al letrado y al que no ha estudiado, al líder social y al hombre de la calle, a la ama de casa y a la joven ejecutiva, al obrero del taller y al profesor universitario, lo que es y lo que significa Benedicto XVI para su vida.

Si de algo están llenas las páginas de este libro es de vida, de experiencia cristiana, de capacidad para empaparse del Evangelio más puro y rendirse a la sorpresa, y a la evidencia, de la novedad del Evangelio. Nuestro autor sabe que el Papa es un hombre de diálogo y de encuentros; conoce a la perfección, porque es un corredor de fondo del pensamiento de Benedicto XVI, que este Papa es el Papa de la razón; y se siente atraído, fascinado, por el ministerio de Pedro, por el primado de la caridad de Pedro, por la relación entre lo uno y lo múltiple, lo singular y lo plural, y la diversidad de la Iglesia y de las Iglesias.

El texto comienza con una anécdota harto reveladora. Volvía nuestro autor de regreso a casa, en el metro, la noche de la elección de Benedicto XVI. Me imagino que de su cabeza no se iba la imagen de ese humilde servidor de la viña del Señor asomado a la logia principal de San Pedro. Las primeras palabras de ese joven de muchos años se repetían machaconamente en su cabeza, como si de una letanía de esperanza se tratara. Mientras, la televisión del metro de Madrid ofrecía la noticia de la elección del nuevo Pontífice ilustrándola con el siguiente titular: "Se caracteriza por su conservadurismo y su rigidez doctrinal". Ahí está el libro. Ahí, y en las palabras que Joseph Ratzinger dirigiera a los cardenales en la Sala Clementina, nada más recibirles oficialmente, "¡Os lo ruego, jamás dejéis de prestarme vuestro apoyo!", está el libro.

Ese es José Luís, un escrutador de la realidad. Nunca ha dejado de prestar su apoyo al Papa, a la Iglesia; nunca ha dejado de servir a la Iglesia como la Iglesia quiere ser servida. ¿Qué le pasa a un cristiano si deja de prestar el apoyo al Papa? ¿Qué le pasa a la Iglesia, a los cristianos, a la Curia vaticana, a las Congregaciones e Institutos de Vida religiosa, a los obispos, si dejan de prestar su apoyo al Papa? Pues que rompen ese fino y delicado hilo que sostiene la comunicación de afanes y de esperanzas: el hilo de la comunión de la Iglesia.

No sé si en estos tiempos de blandiblú existen los defensores de la fe, que son proponedores de la fe, es decir, los apologetas. Más que de apologetas, nuestro tiempo es de testigos. Yo conozco a un testigo, se llama José Luís Restán, y es el autor de un libro que nos ayudará a conocer y a amar a la Iglesia y al Papa.

JOSÉ LUIS RESTÁN: DIARIO DE UN PONTIFICADO. Ediciones Encuentro (Madrid), 2008, 192 páginas.

http://iglesia.libertaddigital.com/articulo.php/1276234996

No hay comentarios: