viernes, junio 27, 2008

Felix Arbolí, Incomprensible actitud

viernes 27 de junio de 2008
Incomprensible actitud

Félix Arbolí

E L ser humano es lo más complejo y sorprendente de todo lo creado. Por mucho que se empeñen psicoanalistas y filósofos en conocerlo y profundizarlo, nunca llegan a descubrir su verdad, su intimidad y mucho menos sus reacciones a cualquier motivación que se le presente. Días pasados haciendo, zaping en las distintas cadenas, me encontré con un reportaje que me decepcionó y sorprendió. Era sobre Elvira Roda, la valenciana aquejada de Sensibilidad Química Múltiple. La reportera del programa entrevistaba y acompañaban en todas sus gestiones y preparativos a la madre de la enferma, con algunas intervenciones del padre y del hermano. El problema de esta joven es realmente angustioso y desesperante. Son desgracias que eligen a una familia y la machaca sin piedad, día tras día, mes a mes y sabe Dios cuantos años. Me figuro que para ella, padres y hermano debe ser insoportable esa cotidiana lucha contra un infierno que, aunque sin fuego, resulta igualmente horroroso y desesperante.

Durante el reportaje se comentaba e informaba al televidente de los severos y meticulosos cuidados que ha de tener Elvira en su diario acontecer y se indicaba su continuo sometimiento a una serie de extremadas precauciones, entre ellas, el no poder tolerar un simple olor a cualquier cosa, ni el contacto con personas y objetos que no hayan sido previa y escrupulosamente tratados. Para esta enfermedad, como otras muchas que no se dan con frecuencia, pero se dan, no existe tratamiento y medios sanitarios en España, aunque seamos pródigos y despilfarradores en problemas ajenos a nuestros ciudadanos. Regalamos millones, apenas abren la boca caciques, generales y reyezuelos de turno, para ayudas a industrias, construcción de viviendas y escuelas, mezquitas y hospitales en otros países que ni nos lo agradecen, y no somos capaces de emplear ese dinero en retener a nuestros científicos e investigadores y edificar y dotar con las técnicas más avanzadas a nuestros hospitales, residencias sanitarias y laboratorios. Como siempre representando el quijotismo que tanto nos va y tanto nos cuesta.

Así que ante la carencia de personal especializado y centros convenientemente dotados, la familia tuvo que trasladarla a Dallas donde sí existen esos medios y abundan los profesionales en todas las facetas. El coste del traslado, la hospitalización, la residencia de los padres y demás gastos, dejó a la familia en una crítica situación. La madre, a la que entrevistaban y seguían en todos sus pasos y procesos preparando el regreso de su hija, comentaba con la reportera los alimentos que debía adquirir, más caros y difíciles de conseguir, el estado y la limpieza especial (sin desprender el mínimo olor a nada), en que debería estar la casa donde residiera Elvira y las personas de su entorno y todos los sacrificios que había tenido que realizar y continuar haciendo la familia, dado el coste tan elevado de este tratamiento. Excesivo a todas luces para una familia de clase media, sin que el Estado, la Seguridad Social o cualquier otro organismo acudieran en su ayuda. Ningunos de los ricachones de nuestro país, esos que dilapidan una fortuna en el cumpleaños de la niña, su tercer casamiento con la joven de turno, o el yate que tienen varado durante todo el año para el disfrute de dos meses, se quisieron dar por enterados. El reportaje finalizaba con la llegada del avión y el recibimiento con toda clase de precauciones de padres y hermano en el aeropuerto de Manises. Durante toda la entrevista la madre se lamentaba del coste que estaban aguantando, sin medios económicos ya capaces de sostenerlo, y sin recibir ayuda de nadie. A base de la venta del piso, creo recordar, préstamos y algunas ayudas familiares.

Días pasados había escrito y publicado un artículo en estas páginas, Contraportada del pasado 31 de mayo, titulado “Los jueves milagro”, sobre este caso. En él comentaba la excepcional sensibilidad, solidaridad y ayuda del llamado “Pocero” hacia esta familia, facilitándole el avión para el regreso de Elvira, previos los arreglos, limpiezas y debido acondicionamiento a su entero cargo. Un detallazo que me sorprendió no se mencionara en el reportaje ni por parte de la reportera, ni más aún por el de la madre. Ninguna alusión a la importantísima ayuda recibida de Francisco Hernando, sin cuyo concurso y abnegación no hubiese podido venir esta joven a su Valencia natal. Más aún, ella insistía en los apuros que iban a pasar para continuar con el tratamiento y la comida especial que su hija requería, sin ayuda de nadie. Esperaba que en algún momento de tan emotiva e interesante entrevista, apareciera el agradecimiento al llamado “Pocero”, pero me quedé con las ganas. Llegó el avión, propiedad de éste y preparado con todo detalle a costa de éste, subió la familia, bajó la enferma, se vio la ambulancia que había ido a recogerla toda aislada y acondicionada, pero nadie pronunció el nombre de esa gran mecenas a cuya intercesión se debía tan sorprendente milagro. Yo en su caso, lo hubiese estado citando cada cinco minutos, pues no hay palabras que puedan compensar tan hermosa y cuantiosa solidaridad y desembolso, sin ser familia. Luego me entero por la prensa que no sólo ha hecho esto, sino que se ha comprometido a correr con todos los gastos que se originen por el tratamiento de esta enferma de (SQM) y que además le dará una asignación vitalicia para poder ayudarle con los grandes gastos que deberá afrontar. ¡Increíble, que aún haya personas capaces de hacer esto con una desconocida!.

Aun sigo sin entender como se pudo silenciar este “pozo sin fondo de generosidad”, que ha demostrado ser esta excepcional persona, a lo largo de la entrevista. Yo al menos no lo oí, aunque cuando me conecté se hallaba empezada. El poder haberlo hecho al principio brevemente, si así fuera, no justificaría su total omisión durante el resto del reportaje e incluso a la llegada del avión con la protagonista de esta historia. Ni cuando la madre se lamentaba de los gastos que habían tenido e iban a tener y la angustiosa situación por la que iban a pasar. Mi asombro llegó al límite, cuando al citar los préstamos y algunas ayudas recibidas de familiares, no mencionara para nada la ayuda recibida ¡y qué ayuda!, de ese filántropo que asumió el papel de ángel aunque los cimientos de su fortuna los tuviera que encontrar en el infierno de esos pozos.

No le debo nada, ni tengo el gusto de conocer a esta increíble persona, pero considero que se merece un reconocimiento general y unánime por su solidaridad y generosidad ante la adversidad del prójimo, aunque muchos de mis compañeros, informantes e interesados, se empeñen en ocultarlo. También fue él quien puso su avión previamente acondicionado para el regreso de Rocío Jurado, después de tratarse en una clínica de Houston del cáncer que meses más tarde acabó con su vida. ¡Suma y sigue, aunque algunos hayan olvidado esta simple operación aritmética!

Me admira que una persona surgida de la nada llegue a la cima de la fortuna, pero mucho más me sorprende que desde esa privilegiada atalaya, donde no se advierten las necesidades y desgracias ajenas, si no se pone excesiva atención, este benefactor, (y nunca mejor empleado este término), sea capaz de descender al valle de las lágrimas y compartir parte de esa fortuna entre los que la necesitan urgente, sin generar otros intereses que el de sentirse más cerca de Dios en esos instantes, sea o no creyente.

Le hace eso a un hijo mío, Dios quiera que nunca lo necesite, y estoy alabando el nombre de Francisco Hernando de la noche a la mañana en una jaculatoria constante y emocionada. Y como mínimo, reuniría a toda la prensa para contar al mundo que aún quedan ángeles donde el diablo parece ser único dueño y señor de haciendas y voluntades. Y que no me achaquen que su fortuna pudo tener orígenes oscuros o brillantes, pues si nos ponemos a examinar como la han hecho los grandes de nuestra sociedad, que gozan de todas las bendiciones y privilegios, el “pocero” pudiera parecer un corderillo entre lobos.

Ya estamos un poco hartos de que sean siempre los mismos quienes reciben las grandes cruces y homenajes oficiales, sin detenernos a pensar la forma como llegaron a reunir esas grandes fortunas y luego son incapaces de dejar que las migajas que se les desprenden involuntariamente puedan ir a parar a los que necesitan de su atención o no tiene de qué comer. Pero seguro que mueren con la Gran Cruz del Mérito Civil, de la Orden de la Beneficencia, la Medalla de Oro de la ciudad y los nombramientos de “Doctor Honoris Causa”, que cuelgan en sus despachos junto a los trofeos de caza y las copas ganadas al golf. Un equipaje excesivamente pesado cuando tienen que emprender el viaje más largo, indefinido, donde no sirven las recomendaciones e influencias, ni siquiera haber muerto bajo el manto de la Virgen del Pilar y con la bendición apostólica de Su Santidad y mucho menos el engañoso tratamiento de “excelentísimo”. ¡ Qué lección de humanidad y grandeza ha dado este “pocero” y cuanta incomprensible ingratitud domina nuestra entorno!


http://www.vistazoalaprensa.com/contraportada.asp?Id=1690

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