jueves 22 de mayo de 2008
San Gil se va, Soraya aprieta
Pablo Sebastián
Dos mujeres del PP han marcado la actualidad política. María San Gil con el anuncio de su renuncia a la presidencia del PP vasco —alentada por José María Aznar—, lo que reabrirá las heridas de la imparable crisis del PP, y Soraya Sáenz de Santamaría, que ha lucido excelentes maneras políticas en el último debate del Congreso de los Diputados.
Allí, la portavoz del PP tuvo ayer una afortunada y contundente actuación durante la sesión parlamentaria de control al Gobierno, en la que puso en dificultad a la vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega, cuando la interrogó por las políticas que evidencia un trato desigual del Ejecutivo a los ciudadanos y gobernantes autonómicos de España, en tres cuestiones esenciales de la política nacional, como son la financiación autonómica, la crisis del agua y la enseñanza y el uso del castellano en todo el territorio nacional.
Tres asuntos fundamentales que De la Vega no quiso, porque podía, responder, refugiándose en gracias y propaganda feminista, con aires de una pretendida superioridad —aires “machistas”, dirían en su bancada— que sólo probaban que la intervención de la portavoz del PP había tocado de lleno tres cuestiones esenciales. Las que, además de afectar a todos los ciudadanos, preocupan a muchos votantes, militantes y dirigentes del PP, enfrentados entre ellos, como se ha visto en el caso del agua del Ebro y de los debates de la financiación autonómica, mientras muchos de ellos guardan un ruidoso silencio sobre todo lo que se refiere a la marginación creciente del idioma español en Cataluña, País Vasco, Galicia y Baleares.
La buena actuación de Sáenz de Santamaría en el Parlamento se vio, por la tarde, empañada por el estallido final de la crisis planteada por la dirigente del PP en el País Vasco, María San Gil, que comunicó a Mariano Rajoy su decisión de abandonar la presidencia del PP vasco y, por tanto, de no ser primera candidata del partido en las próximas elecciones autonómicas.
Una decisión, aunque era esperada, que, al confirmarse, provocará una nueva oleada de ataques —políticos y mediáticos— del ala más conservadora del PP contra Rajoy y el sector más centrista del partido. Y todo ello, cómo no, en vísperas del congreso de junio, y envuelto en la seria discrepancia ideológica que esta crisis encierra en el seno del PP según lo denuncian los conservadores, con José María Aznar a la cabeza, apoyados en las primeras denuncias de San Gil en las que acusaba a Rajoy de traicionar los principios del partido y, en consecuencia, de provocar su falta de confianza en el líder. Y todo ello marcado por el carisma personal, de militante valiente, del que merecidamente goza María San Gil, lo que provocará un deterioro mayor de Rajoy por las reacciones de corte emocional que arrastrará esta crisis en el venidero congreso del PP en junio.
En todo caso, las opiniones políticas, sin duda subjetivas, de San Gil que ya veremos si también las comparten la mayoría de los militantes que estarán representados en el congreso del mes de junio, incluyen segundas lecturas que revelan lo siguiente: que San Gil ha buscado el escándalo y el público enfrentamiento, en vez de aclarar los problemas internos en privado, lo que anuncia que ha sido inducida —por Mayor Oreja— o se ha prestado voluntaria a dar la batalla contra Rajoy del lado conservador, a sabiendas de que esta espantada suya crearía graves problemas políticos y emocionales al PP; que la operación de ruptura pública planteada por San Gil, al margen de todos sus compañeros del PP vasco, ha provocado la notoria pérdida de confianza de una mayoría de miembros de la Ejecutiva vasca en la propia San Gil, tal y como se vio en la última votación para la convocatoria del congreso del PP en Euskadi para el mes de julio, donde la dirigente no consiguió contar con una mayoría de apoyos.
De manera que a San Gil los suyos le han retirado la confianza cuando era ella la que le retiraba la confianza a Rajoy. Y puede que estas dos causas, y no sólo sus discrepancias con el presidente del PP, estén en el origen de su dimisión. Y queda por ver si Aguirre se decide lanzar su candidatura en el congreso del PP, si San Gil se sube al carro conservador, lo que probaría una estrategia premeditada en todo lo que ha ocurrido en el proceso de su abandono de la presidencia del PP vasco, donde se incluye el temor de San Gil a seguir perdiendo votos en las elecciones vascas.
Y a no perder de vista en toda esa crisis de San Gil la agresiva intervención de Aznar, quien, lejos de mediar para solucionar el conflicto, se posicionó del lado de la dirigente vasca lanzando, como hizo el pasado lunes, serios ataques y advertencias a Rajoy. Los mismos a los que ahora se sumarán Aguirre, Mayor Oreja y demás confabulados del sector conservador en pos de su estrategia de acoso y derribo de Rajoy. El dirigente del PP que, puede que teniendo razón sobre el fondo ideológico de la discusión, gestionó peor que mal el desafío de San Gil, sin percatarse de la trampa y de la estrategia oculta que encerraba su sonora espantada en plena etapa precongresual.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=22/05/2008&name=manantial
miércoles, mayo 21, 2008
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