martes 27 de mayo de 2008
PP: candidaturas alternativas
Germán Yanke
En el esperpento interminable del PP —cada día hay un susto, aunque algunos serían hasta risibles si no estuviera la derecha española en esta situación de crisis— se van perfilando tres grupos de adversarios de Rajoy. Hay un grupo de integristas que, sencillamente, se enfrentan a los demócratas del partido. Otro son los negociantes, que hicieron de su capa un sayo durante la anterior legislatura, financiaron y se apoyaron en los integristas y, ahora, al ver que termina el ciclo, se cabrean. La nefasta gestión de la oposición al presidente Rodríguez Zapatero durante su primer mandado es fruto de la simbiosis de unos y otros. El tercer grupo es de los que, por motivos distintos y con propósitos diversos, dudan de que Rajoy sea la persona para ganar las elecciones del 2012.
Todo ello se mezcla en la batalla y no sólo ante la opinión pública (que ve enemigos de Rajoy en general), sino en sus propias estrategias que, por el momento, son rabietas —muchas— o enfados más serios —los menos— que no terminan de concretarse para que no se pierda el efecto de que los críticos son más de los que se piensa. Como hasta ahora la respuesta de los fieles al actual presidente ha sido mantenerse en sus posiciones y decir que los críticos, de uno en uno, son personas maravillosas e íntegras, todos ellos grandes aportaciones al partido, la marabunta se sostiene confusa, como si sus contradicciones no tuvieran mayor importancia.
Lo que falta para que la sublevación deje de ser gomosa y estrafalaria es que los críticos presenten sus candidaturas para el próximo congreso del PP. Amagó Esperanza Aguirre pero insiste ahora en que no lo va a hacer. Es improbable —y hasta un poco ridículo— que la presidenta madrileña vaya de seguidora de Juan Costa, impulsado por El Mundo, y que, por el momento, se dice que le retiene el sistema de avales del congreso. Pero, si desea ser una alternativa a Rajoy, debería plantearlo abiertamente y reclamar los avales o el cambio de los mismos después. Algún malvado dice que Gustavo de Arístegui tenía ya asesores para ser candidato y hasta cartelería. Pues que se anime. A Elorriaga, caído del caballo, ya no le parece un líder adecuado Rajoy, pero, tras anunciarlo de modo tan pasmoso, debería decirnos qué alternativa encuentra.
¿Costa? Pero Costa, mientras preparaba el programa, era el maldito para los integristas y los negociantes que le reprochaban que hablara del cambio climático cuando había que hablar de la nación. Y ahora, perdida la confianza en Rajoy porque no habla de la nación, ¿quiénes apoyarían a Costa para hablar del cambio climático? Quizá Elorriaga, pero no otros, le darían su respaldo, y, seguramente, el protegido diputado que se envalentona ahora no se lo daría a Arístegui, como tampoco le respaldaron muchos de los que se han colocado ahora junto a María San Gil. Hay que ver, por ejemplo, si Zaplana se suma a los que defienden el humanismo cristiano como base del pensamiento político del PP. O si Jaime Mayor Oreja se coloca del lado de los que piensan que el partido reaccionó, cuando menos, de modo muy antiguo en la oposición a la ley de matrimonios homosexuales. Y así hasta el infinito.
Están enfadados, es evidente. Pero a los políticos es conveniente pedirles soluciones o, al menos, planteamientos claros. Por eso es urgente que se presente una candidatura alternativa a Rajoy. O varias. Clarificaría la situación mucho más que saber el quipo del que todavía es el único candidato.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=27/05/2008&name=german
martes, mayo 27, 2008
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