viernes 30 de mayo de 2008
Los errores del PP
Germán Yanke
A Mariano Rajoy le pasa algo parecido a lo que cuenta Caireles del picador Fuentes, que, en un mal lance, fue volteado con violencia por el toro. Yacía ensangrentado y su amigo Paco Gaztambide se lanzó al ruedo y, mientras le palpaba preguntando dónde había sido herido, Fuentes le respondió: “Don Francisco, ha sido ¡en general!”.
La oposición interna con la que se está encontrando en estos meses previos al congreso del partido es también en general. Quiero decir que, aunque algunos gestos hayan y sigan siendo llamativos, no ha recibido cornada alguna que sea definitiva para apartarlo de la lidia. En la situación del PP, y a pesar de haber perdido las elecciones y tener coyunturales datos negativos (como la encuesta que hizo pública ayer el CIS), los golpes son en general, sin que haya entre los críticos un planteamiento más o menos unitario y coherente y sin que éstos consigan por el momento formalizar una candidatura alternativa. En el aspecto ideológico le combaten tanto desde el dogmatismo como desde el pragmatismo sin atisbo de ideología (incluso diría, en algunos casos, sin ápice de pensamiento). En el del liderazgo resulta que tiene, aunque algunos lo vean como el menor mal de los que aparecen en el escenario, más apoyos que cualquier otro.
Por eso la batalla del PP tiene un cierto aire patético, ya que no se trata de ganar, sino de desgastar. Y por eso también, porque es “en general”, hasta las pulgas, en el fragor de los focos que iluminan el espectáculo, se convierten en seres aparentemente peligrosos. Si no se hubieran acumulado tantas deslealtades, tantas traiciones y tanto ruido (y tantos fracasos ante los electores), la aparición en escena de algunos personajes menores movería a Rajoy, como mueve fuera del partido, a risa.
Sin embargo, en los últimos días se está visualizando que el punto de encuentro de los heterogéneos críticos —que resulta ser estar en contra del actual presidente por variados y contradictorios motivos— se está convirtiendo en otra cosa, ya sea de modo organizado o espontáneo. A Mariano Rajoy, a un lado las referencias a la moderación y el empeño de aglutinar a los diferentes, le falta todavía, a mi juicio, estructurar de modo serio y eficiente el proyecto político que pueda ser alternativa al PSOE. Pero lo que sabemos, tanto por sus palabras como por los nombres que se citan a su alrededor, es que no quiere hacer la oposición que el PP ha hecho durante estos últimos cuatro años aunque quiera mantener los “principios” que, en realidad, son las líneas que no se pretende rebasar en este cambio fundamental. Lo apunto porque algunos hablan de principios no como fronteras, sino como dogmas.
Sin duda, él mismo es responsable de una oposición bastante lamentable en el tono y en el préstamo, adecuadamente apoyado por los prestadores de la voz del partido a medios, colectivos e instituciones ajenas. El caso del 11-M fue, en este sentido, paradigmático, como lo fue, por no detallar ahora todos los desmanes, el empeño de presentarse ante la opinión pública, no como una opción que compite con otras, sino como una suma de certidumbres, a veces absolutas, que convierte al discrepante en un mistificador o propietario de una falsa conciencia. Sin duda, Rajoy, además, ha gestionado mal la situación desde el 9 de marzo. Pero se diría que, ahora, con unos y otros perfiles, unos por apego a los dogmas, otros por autodefensa y otros arrastrados por los acontecimientos, los críticos parecen oponerse a reconocer los errores de tan nefasta legislatura, como si un atisbo de sentido común fuese, como dicen algunos, una muestra de relativismo moral.
http://www.estrelladigital.es/diario/articulo.asp?sec=opi&fech=30/05/2008&name=german
viernes, mayo 30, 2008
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