miercoles 28 de mayo de 2008
Enmiendas retroactivas
LA polémica interna del Partido Popular sobre su orientación a partir del próximo congreso nacional se ha avivado con la presentación de algunas enmiendas propuestas por destacados ex dirigentes, para quienes, visto lo que defienden, el debate en su partido debería acabar en una refundación ideológica. Los borradores de las ponencias política y de estatutos son claramente continuistas respecto de los documentos aprobados en los congresos de Sevilla de 1990 y de Madrid en 2004. Cuando Aznar asumió la presidencia del PP -con Álvarez-Cascos como secretario general-, este partido se orientó hacia posiciones de centro derecha que conjugaban los planteamientos de las formaciones democristianas, liberales y conservadores de Europa. La intención estratégica que animaba esta definición se hizo bien visible en el lema del congreso de Sevilla: «Centrados con la libertad». Desde entonces, el PP ha mantenido siempre un patrimonio ideológico integrador de las tendencias que han compuesto la alternativa al socialismo en los países europeos.
El gran acierto de Aznar fue culminar una organización política única -el PP, modelo para la UMP de Sarkozy- que acogiera a esas familias que, hasta entonces, habían transitado separadamente, desde Alianza Popular a Unión de Centro Democrático, pasando por pequeñas formaciones con más cuadros que militancia. En los estatutos aprobados en el Congreso de 2004, el PP se ratificó como una «formación política de centro reformista», que se inspira en «los valores de la libertad, democracia, tolerancia y el humanismo cristiano de tradición occidental». Estos estatutos no fueron ninguna imposición. Es más, los compromisarios asistentes al congreso de 2004 presentaron más de mil quinientas enmiendas a las ponencias presentadas. El PP se definió de centro reformista porque lo quisieron sus militantes, quienes nunca han tenido problemas graves de identificación ideológica con su partido. Es totalmente legítimo que las enmiendas propuestas para el congreso de junio busquen también una nueva orientación ideológica del PP, que no sólo se basaría en la supresión de la referencia al «centro», sino en una reforma constitucional mucho más amplia que la defendida en el programa con el que concurrió a las pasadas elecciones generales. Lo que sucede es que algunos aspectos de estas enmiendas no irían dirigidos a cambiar los planteamientos de Rajoy -quien empezó a definirlos en la entrevista concedida a ABC-, sino el ideario del PP formado desde 1990. Proponer la eliminación de la referencia al centro en los estatutos del PP o la supresión del término «nacionalidades» en la Constitución revela la intención de refundar ideológicamente este partido con posiciones previas a las que marcaron el despegue electoral de la derecha en la pasada década de los noventa. Es legítimo, por supuesto, pero es muy arriesgado y dudosamente necesario en esos términos.
Es cierto que el PP no puede encerrarse en su vitola de buen gestor económico y caer en el error de relegar la defensa de principios, ideas y valores, porque se estaría negando a sí mismo y demostraría no conocer a su electorado. Con la ponencia política que se presenta en junio, este riesgo tendría que estar conjurado. Sin embargo, estas enmiendas de fondo están abriendo un frente imprevisto, que nada tiene que ver con el liderazgo de Rajoy o con una nueva estrategia de comunicación o de oposición, que eran los asuntos litigiosos de este proceso de renovación. Proponen una discusión sobre una identidad ideológica del PP que no tiene que ver con Rajoy y sí con el legado de Aznar. La situación del PP puede complicarse así sobremanera porque a falta de candidatura alternativa que agrupe a los diversos sectores críticos -cada vez más diferenciados unos de otros- y que permita una confrontación a las claras, pública y democrática, la oposición a Rajoy se despliega con forma de artículos de prensa o de enmiendas que, en alguno de sus postulados, retrotraen el debate ideológico a casi dos décadas y fuerzan una discusión que no parece ser la que necesite el PP si quiere ganar en 2012.
http://www.abc.es/20080528/opinion-editorial/enmiendas-retroactivas_200805280308.html
miércoles, mayo 28, 2008
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