jueves, mayo 01, 2008

Jose Melendez, Bisoñez ministerial

viernes 2 de mayo de 2008
Bisoñez ministerial
José Meléndez
N O han terminado de calentar sus poltronas los nuevos ministros y ministras del gobierno de Zapatero cuando dos hechos, de distinto cariz pero igualmente graves, han puesto de relieve la bisoñez y fragilidad política de un gabinete formado con criterios de guateque –chico-chica, chico-chica- pero con una total ineptitud para hacer frente a los avatares que se presenten. El secuestro del atunero español “Playa de Bakio” por piratas somalíes, ha sido el bautizo de fuego de la nueva ministra de Defensa, Carmen Chacón, cuyo nombramiento para el cargo todavía no se puede explicar casi nadie porque sus antecedentes políticos –no largos porque es muy joven- no avalan una aptitud idónea para el nuevo cometido que le han asignado. Carme, como se hace llamar ella por su catalanismo exacerbado, es mas nacionalista que socialista y cuenta en su pasado con algunos alardes de pacifista, rebelde al empleo de la fuerza en cualquier caso y no muy partidaria de la institución castrense. Su gestión como vicepresidenta del Congreso y como breve titular de un ministerio de la Vivienda vacío de competencias y de contenidos, no son suficientes para poner en sus manos nada menos que los Ejércitos españoles y la defensa de la nación. Lo que sí está demostrando es su capacidad para ser madre, porque hace falta temple y coraje para viajar a Afganistán, al Líbano y ha Sarajevo en un avanzado estado de gestación. Pero, aunque meritorio, eso no parece suficiente. El secuestro del “Playa de Bakio” tuvo un comienzo en consonancia con las antiguas películas de los piratas de los mares del sur. La fragata “Mendez Núñez”, dicen que la mejor de la Armada española, dejó unas maniobras en las que estaba envuelta y puso rumbo a las costas de Somalia, acompañada por un helicóptero y un equipo de asalto a bordo, mientras un grupo de geos se incorporaban por tierra desde Kenia. Pero ahí se terminó el ardor bélico. Durante varios días, las agencias de noticias anunciaban la llegada inminente de la fragata, que debió realizar una travesía interminable porque no llegó hasta que los marineros secuestrados habían sido liberados . Al final, todo ese aparato de guerra podía haberse ahorrado si la decisión era desde un principio, como parece, que la liberación la consiguiera el hombre del maletín lleno de dólares. El gobierno de Zapatero debe tener alguna Oficina de Símiles, donde se encuentra al momento una palabra sustituta para no llamar las cosas por su nombre, y la vicepresidenta. María Teresa Fernández de la Vega sentenció que el buen final se había debido “al éxito de la gestión diplomática”, soslayando así el hablar de rescate, de la cuantía del mismo, de donde había salido el dinero y de quien lo había puesto. Es de suponer que el rescate lo habrá sufragado el gobierno de esta España que, según Zapatero, tiene un gran superávit capaz de poder solventar cualquier contingencia. En su aparición televisiva del pasado lunes volvió a inyectarnos una ración de optimismo afirmando poco mas o menos, que la “desaceleración” de la economía está bajo control, porque su gobierno que ha creado casi tres millones de empleos (no dijo que esa cifra está absorbida por el actual número de parados) que ha puesto a España por delante de Italia en el PIB, que la inflación está comenzando a bajar y que el superavit es bastante para pagar la nómina de desempleo, las pensiones, los rescates de secuestros y los 400 euros a cada contribuyente regalados en el ardor electoral. Es lo mismo que viene diciendo desde que comenzó la larguísima precampaña electoral de las últimas elecciones. El hombre es incorregible. Bob Hope decía que el colmo del optimista es quien pide una docena de ostras esperando pagarlas con la perla que encuentre. Pero cuando el gran cómico norteamericano murió, todavía andaba Zapatero perdido entre los últimos escaños del Congreso.. Y ahora, después de haberse rascado el bolsillo plegándose a las exigencias de una piratería mafiosa, el inefable Moratinos ha llevado a la Unión Europea la necesidad de un acuerdo común, bajo los auspicios de la ONU sobre la piratería en alta mar. Será para que al gobierno que representa no le lluevan las críticas como ocurrió con la ley de Inmigración, puesto que el desenlace del “Playa de Bakio” habrá hecho a los piratas abrir el ojo destapado y mostrarles el camino. Y nos queda lo del aceite de girasol. Cuando a Bernat Soria lo hicieron ministro de Sanidad se llevó tal alegría –según he descrito alguna vez- que pidió el premio Nobel para Zapatero, se le quedó impresa una sonrisa que todavía no se ha quitado y decidió convidar a los jóvenes españoles a vino y preservativos. Bueno, pues ahora ha sumido a todos los españoles, jóvenes y viejos, en un estado de alarma al anunciar que se había distribuido en nuestro país una partida de aceite de girasol adulterado. La crisis estalló como una inesperada bomba y puso de relieve, a las primeras de cambio, la total incompetencia del risueño titular de Sanidad y Consumo, porque no se puede gestionar peor un asunto en el que está en juego la salud pública, los bolsillos de los consumidores, que recurren al aceite de girasol porque es mucho mas barato que el de oliva y los intereses de los productores y fabricantes del producto. El anuncio, falto de información, ayuno de detalles que pudieran poner el problema en sus justas dimensiones, fue seguido por otro todavía mas confuso y desquiciado, en el que el ministro, en una conferencia de prensa llena de balbuceos, dudas e incoherencias, anuncíó que el peligro estaba controlado y proporcionó una lista de sesenta y tantas marcas que podían consumirse sin reparos y para reforzar su peculiar llamada a la confianza, invitó a quien quiera a llevarle una botella de aceite de girasol para bebérsela mano a mano. Ni Fraga con su famoso meiba en la crisis nuclear de Palomares había llegado a tanto. Pero en el mercado existen cerca de ochocientas marcas de aceite de girasol, lo que induce a pensar que el noventa por ciento de ellas está bajo sospecha, a pesar de la decidida inclinación invitadora del ministro Los socialistas deben recordar la que le formaron cuando estaban en la oposición al gobierno de Adolfo Suárez en el caso del aceite de colza. Es cierto que el ministerio de Sanidad está casi vacío de competencias y ahora le han quitado una –la investigación clínica- de las pocas que le quedaban. Pero con un ministro tan incapaz como Bernat Soria, mejor que no las tenga porque ya ha demostrado que cualquier cosa le basta para provocar una gran alarma social. No ha podido debutar peor el nuevo gobierno de Zapatero. Veamos como afronta los problemas venideros, que son muchos e importantes.


http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4591

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