viernes 2 de mayo de 2008
Gravedad inusitada
Ernesto Ladrón de Guevara
P ERDONEN ustedes mis arrebatos obsesivo-compulsivos. Confieso que de forma recurrente acuden a mi hipotálamo ciertos impulsos emocionales difícilmente refrenables, que sólo controlo por una educación espartana que me dieron de niño gracias a la cual la parte volitiva de mi personalidad domina a la componente impulsiva influida por ese lado subconsciente que todos tenemos. Los adolescentes de hoy tienen la tendencia contraria: es la vertiente impulsiva, la emocional, la que domina sobre la racional. Tanto el entorno socio-familiar como el formativo –observen que eludo de forma intencionada utilizar el término “educativo” pues ese plano ha desaparecido de nuestras instituciones escolares- han abandonado cualquier atisbo de disciplina de la voluntad como parte sustancial de la naturaleza humana. Y, por otra parte, el adiestramiento de la memoria sólo tiene que ver con la evocación de la persecución a uno de los bandos que se enfrentaron en la última guerra española. Con lo cual, la inteligencia queda afectada por el mal del raquitismo. Disculpen ustedes esta digresión previa que habrá inducido en muchos de los que aún tienen la paciencia de leer mis artículos al pensamiento de que alguna aflicción más o menos patológica afecta a mi psique, cuestión que no sería de extrañar después de tantos avatares propios o ajenos padecidos por este humilde articulista. El motivo de estas zarandajas es algo sobre lo que suelo escribir con bastante frecuencia y que me quita el sueño, pues me parece una cuestión de una vileza que merecería el fusilamiento del dos de mayo en versión actualizada. Entro en materia: Como todos ustedes saben los nacionalistas, a cuyo campo u orilla han saltado unos socialistas de nuevo cuño que sólo mantienen el nombre de tales, pues el fondo filosófico que guiaba tan nobles ideas ha quedado para el recuerdo, nos engañan como a pardillos. Sí, como a pardillos, esos pájaros inocentes que se dejan atrapar con cierta facilidad. No crean que los nacionalistas quieren realmente la independencia. ¿Para qué independizarse si ya controlan a sus anchas y largas los respectivos ámbitos territoriales, que, como todos ustedes conocen ya funcionan como estados en casi todos los aspectos del funcionamiento de las sociedades que están bajo sus dominios? La independencia significaría tener que gestionar la seguridad social, las pensiones y todas esas cargas que no suponen otra cosa que un enorme lastre presupuestario que impediría destinar el dinero a objetivos más efectistas, y a instrumentos de socialización cultural, es decir a adoctrinamiento puro y duro, a conformar la conciencia nacional, o sea nacionalista. ¿Se ha dado cuenta, estimado lector, de que ya no hablan de construcción nacional en su argot comunicativo característico? Pues bien, solamente la asunción del sistema de pensiones por parte de esas comunidades regidas bajo patrones nacionalistas supondría o la quiebra presupuestaria o la supresión de las pensiones. Por eso, los nacionalistas huyen de cualquier pretensión de transferencia del sistema de pensiones. ¿Han oído alguna vez a un nacionalista pedir esa competencia? Viven de maravilla con los diferentes sistemas de clientelismo, de subordinación del voto, de adoctrinamiento cultural a través de eso que llaman de forma inapropiada “sistema educativo”, en definitiva, de las bases de la perpetuación en el poder o de su usufructo. O para esa pléyade de seguidores exacerbados de las ideas antiespañolas que viven del cuento; es decir, a cuenta del catalán, del vascuence y del gallego, por no decir del valenciano..., con esa excusa de las bondades sin fin que tiene el ser bilingües y que el aprender no ocupa lugar –cosa falsa para todo aquel que tenga pensamiento autónomo y lo ejerza sin dependencias políticamente correctas- Por eso, es indignante que este Estado que deja a sus ciudadanos a merced de los nuevos sistemas feudales permita que padres que toman de forma consecuente y consciente la decisión de que sus hijos aprendan en la lengua materna de la mayor parte de los vascos, que es la misma que la del resto de los españoles, no puedan. Y no lo pueden porque unos tiranos disfrazados de demócratas han tomado la decisión inapelable de liquidar el castellano en los diferentes sistemas educativos de las “Comunidades históricas”. Miren: como alavés yo soy vasco, al igual que muchos padres que están luchando contra los elementos políticos para que sus hijos aprendan en la lengua de sus antepasados (el español). Los alaveses hicimos la gran bobada de integrarnos en un sistema autonómico cuyo paradigma-eje es el nacionalista que ha monopolizado la vida pública, que ha impuesto los símbolos, el euskera-batua, leyes centralizadoras que han suprimido los diferentes “hechos” diferenciales de cada provincia foral, etc. Y el pago que hemos recibido es la imposición “manu militari” de una lengua, y el que nuestros hijos estén en inferioridad de condiciones debido a la criba política que están haciendo desde hace treinta años en el acceso al empleo público, etc. Y ahora, en un nuevo giro de tuerca cuya finalidad es únicamente el control político y social hasta grado asfixiante, siguiendo la más auténtica pauta batasuna con métodos estalinistas, obligan al monolingüismo diglósico euskaldún y se impone, por la fuerza del talonario con el que se compra a los centros concertados, a todo hijo de padre y de madre a escolarizarse en euskera. Pese a que sólo el cuatro por ciento de la sociedad alavesa es vascohablante activa, según los propios datos del Gobierno Vasco. Caro, que no son los únicos. Los socialistas, sometidos al mandato masónico, también tienen como objetivo el control de las mentes de nuestros muchachos. Ahí está como botón de muestra la asignatura de Educación para la Ciudadanía, que tiene como objetivo hacerse con el filtro ideológico de la cosmovisión de las nuevas generaciones. Esto es un atentado contra la línea de flotación del Estado Constitucional, aprovechando que el Tribunal de ídem se encuentra indisponible. Y se hace sin rubor ni pudor, y sin que nadie se sienta concernido en el común sistema institucional español que ya no sabemos para qué existe puesto que para proteger a los ciudadanos no es. Claro, existen problemas de mayor índole. Por ejemplo la subvención a la piratería internacional hasta el extremo de que pronto será la actividad económica más lucrativa. O el aumento del paro producto de un sistema económico en quiebra gracias al desmadre autonómico, entre otros. O la crisis del aceite con cortinas de humo de falsas partidas de soja presuntamente contaminadas para esconder la debacle del superávit presupuestario, o la proliferación de cargos de libre designación que contribuye al aumento del déficit. Etc. O las mociones de censura como pompas de jabón contra ANV para seguir narcotizando al personal con falsas proclamas. Pero, por su gravedad, pues estamos jugando con la infancia que es sagrada, yo elijo como problema público número uno el del adoctrinamiento sistematizado y a machamartillo en las escuelas vascas, catalanas y gallegas, todo para preservar los intereses nacionalistas sean de color azul, verde o rojo.. Mientras los demócratas de este país sigamos consintiendo el desaguisado seremos culpables ante la historia, y el pueblo español tendrá lo que merezca; y nadie se apiadará de él.
http://www.vistazoalaprensa.com/firmas_art.asp?id=4587
jueves, mayo 01, 2008
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